Rapa Nui y Torres del Paine

Chile es prácticamente el único país que tiene la particularidad de ser tricontinental en el mundo, es decir, que tiene jurisdicción en tres continentes, es el caso de tener incidencia gubernamental en Antártica, Oceanía y América. Existen otros países en igual condición tales como Francia, Países Bajos y Portugal, pero ninguno de ellos lo materializa de manera tan intensa como la hace nuestro país. 

Esta condición sobrelleva una exigencia y responsabilidad de cubrir los territorios que finalmente el concepto de un “Chile largo y angosto” no es tan así porque muchas veces contamos sólo con el territorio que desde la escuela nos enseñan realmente el del Continente Sudamérica, adjudicándonos realmente el país más angosto del mundo, dándole la espalda a un patrimonio que baña nuestras costas como lo es el Océano Pacifico. Y en el y a cientos de kilómetros una población que pertenece a nuestro país, en el orbe oceánico en donde se encuentra la emblemática Isla de Pascua, ha impulsado la recuperación del nombre ancestral, por lo que el Senado de Chile aprobó una reforma en 2019 para reconocer oficialmente Rapa Nui y así reafirmar su importancia cultural y lingüística.

Por estos días nos visita una delegación Isleña y Oceánica, justamente desde la Isla de Pascua, pero de manera directa en su quehacer, estas actividades se concentrarán en la comuna de Torres del Paine la que justamente este miércoles cumple 40 años de vida comunitaria como localidad que cubre todo el extenso y maravilloso territorio de la Patagonia, con sus amplias expresiones culturales, turísticas, ganaderas y con miradas profundas al desarrollo científico en el mismo territorio.

Rapa Nui y Torres del Paine son dos destinos icónicos de Chile, muchas de las visitas que provienen de distintas partes del mundo y planifican venir a Chile, entre ellos las sugerencias más fuertes son Torres del Paine, Rapa Nui, como así también San Pedro de Atacama, con diferencias geográficas y culturales notables, pero que ahora están unidas por un convenio de colaboración para promover el turismo sustentable, la protección del patrimonio y el desarrollo de políticas de gestión compartidas. 

Si hacemos un recorrido histórico de ambos territorios, nos daremos cuenta de las grandes hazañas y acontecimientos de vida ancestral, con fuertes componentes del contacto con la naturaleza desde las maneras de enfrentar la vida en estos espacios tan remotos y mágicos y como el ser humano en una lucha constante supera las dificultades y se refuerzan de manera interna y espiritual en hacer resaltar sus valores de identidad con la Isla, con el Océano, con los volcanes y por sobre todo la presencia del magnetismo de sus Moais. 

El territorio de Torres del Paine tiene sus atractivos particulares igualmente y de manera transversal conjugando aspectos ancestrales de sus primeros habitantes, así también con todo el significado de su desarrollo cultural y patrimonial vinculado a la ganaderia que destaca en sus piños y lanares una actividad sacrificada y de mucho enfrentamiento con la ruda naturaleza de la Patagonia. Hoy la comuna de Torres del Paine se vincula sin dejar de lado las labores de campo, en el motor de la industria turística y con fuertes matices e intenciones de ser un aporte para el mundo científico, eso es cuando, no sólo vemos la superficialidad de sus paisajes sino en el profundo saber del alma de sus rocas, hielo y sus vestigios fosilizados de sus entrañas. Este intercambio será muy beneficioso en compartir conocimientos en el área ambiental, aunar fuerzas por un turismo sostenible a largo plazo y crear fraternos lazos para enfrentar los desafíos del turismo con destinos extremos.