“Los viejos se ríen mucho de su lentitud, de su estupidez, de no saber manejar la computadora y de la curiosa atención de los demás”
Todos los aplausos van dirigidos a él, aunque la obra tenga a otros dos protagonistas. Pero Milena Bastidas y Rodrigo Bastidas saben que Jaime Vadell es la figura central del elenco de “Aquí me bajo yo”, que cumplió dos funciones con sus entradas agotadas, en el Teatro Municipal “José Bohr”. Un reconocimiento justo para una trayectoria extensa, pero a la vez, vigente, que lo tiene actuando incluso a los 90 años, que celebró la semana pasada.
Es tal su vocación que atiende esta entrevista en pleno escenario, minutos antes de la segunda función, que se realizó el martes. Y los años de “carrete” los demuestra con amabilidad, aunque con firmeza, para decir lo justo, y no regalar frases que puedan prestarse para malos entendidos. El valor de la experiencia.
Justamente, la obra aborda la relación que vive alguien de la tercera edad con sus hijos, en la que se combinan el cariño con las mañas y los desencuentros, que al final, terminan en un abrazo o risas, en el mejor de los casos.
“Acá hay mucho tiempo”
“La última vez que estuve acá fue filmando ‘El Conde’. He estado hartas veces aquí, desde el tiempo que estaba en el teatro de la Universidad de Concepción. Años 60, por ahí, y desde entonces he venido varias veces, para filmar o en giras. Estuve en Tierra del Fuego, cuando estaban las oficinas de Enap; se trabajaba en un gimnasio, estaba el escenario, la cancha, y la galería allá, se sentía distante el público, tanto que uno decía un chiste y al poco rato se escuchaba la risa de vuelta”, partió recordando el actor.
El mismo calor, pero más directo, fue el que recibió en estas dos funciones recientes, las que valoró de “magníficas, un público sumamente receptivo e inteligente, muy refinado, culto, muy rápido”, definió Vadell. “Es gente muy amable, y tiene mucho tiempo. Nosotros todavía tenemos, estúpidamente, menos tiempo. Y aquí se dan su tiempo y eso es muy agradable. Andan de mejor humor, se tratan mejor, hay más consideración del uno por el otro. Nosotros estamos muy agresivos en Santiago, no sé por qué. Es que está un poco enredada la situación. Ustedes están un poco marginados. Es un privilegio estar aquí”, expresó.
Asume con tranquilidad su vida actual, consciente sí, que vive en tiempos en que las noticias vuelan. Su reciente Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2025 lo toma con sobrio agradecimiento. “Primero, es algo muy honorífico, y segundo, a uno lo colocan en una situación de responsabilidad y seriedad del trabajo. Y reconocimiento, también del país, y eso es muy agradable”, reflexionó.
El peso de los años
En cuanto a la obra, la definió como “problemas familiares, de la vida y la muerte. El tema de la eutanasia, que ahora se ha vuelto a poner en circulación, en el debate nacional. Y que es para analizarlo, discutirlo y ponerse de acuerdo, que no es fácil. En todo caso, hay que enfrentarlo, porque muchos viejos no quieren seguir ‘tostando’. Y por otro lado, están todos los argumentos religiosos, que la persona no es dueña de su vida. Es un tema peliagudo”, reconoce el actor, que al consultársele cuál es la motivación que tiene para continuar, interrumpe con humor “cuando ya debiera estar bajo tierra”.
Pero sí admite que es cansador, aunque apunta que no hace tantas giras. “Hemos estado en Viña y este es el viaje más largo, pero estamos más días, llegamos el domingo, trabajamos lunes y martes. Y regresamos el jueves. Es una gira muy tranquila y descansada”.
Pese a su experiencia, no se atreve a dar un consejo o recomendación a los adultos mayores. “En general, los viejos vemos la vida con humor, a menos que uno esté muy enfermo, eso ya es terrible, pero si no, los viejos se ríen mucho de su lentitud, de su estupidez, de no saber manejar la computadora y de la curiosa atención de los demás. Te gritan ‘¡¿le ayudo?!’ y qué si no estoy sordo jajaja. Es que es difícil, si los viejos andamos más lento, no hay caso”.
Proyectos nuevos y pasados
Esa actitud más reposada no significa que deje de lado nuevos proyectos. De hecho, revela que “me acaba de decir Rodrigo (Bastidas) que lo llamó el director Andrés Wood, que hizo ‘Machuca’, que quiere hacer la película de una obra que hicimos anteriormente, que se llama ‘No me dejen hablando solo’. Es la reflexión que hace un hombre ya viejo. Sobre la relación con su mujer, arrepintiéndose de muchas tonteras que hizo y que ya no puede disculparse”, explicó.
Eso a futuro, porque el pasado televisivo, que lo tuvo actuando en recordadas teleseries, ya está en los cofres de antaño y en los videos de Youtube.
“En todos los canales, salvo el 9, ya no hacen drama. Yo nunca dejé de hacer teatro, tenía una sala con Susana (Bomchil, su esposa, fallecida en mayo de este año) que eso sí que nos daba trabajo. Ahí estructuramos no sé, treinta obras, estuvimos casi treinta años en esa sala hasta que no dio más. Porque tener una sala es un lío. Terminas convirtiéndote en un empresario inmobiliario: a quién se le arrienda, que se quemaron las ampolletas, el papel confort…”. En todo caso, no extraña el mundo de la TV, “que es muy pesada, mucho más que en el teatro. Acá empezamos a las 7 y terminamos 8,20 y en la televisión no sabes a qué hora, y a la mitad, esperar”.
Ya pasó el tiempo de esperar. Ahora, Jaime Vadell aprovecha cada minuto para vivir con la misma energía que exhibe sobre el escenario. Más lento, pero más sabio.




