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Semiserio: la cazuela de Charly, el circo de Arturito y el barco pirata del gobierno regional

Domingo 19 de Octubre del 2025

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Tiempos de campaña. Nunca nuestros parlamentarios habían estado tantos días en Magallanes. ¡Jupi! A muchos les echábamos de menos, sobre todo a los que, ganado el apoyo popular, partieron con camas y petacas, cual Carmela de San Rosendo, a la capital.

Nunca más los vimos paseando por la Lorca, compartiendo milcaos -por supuesto no comprados por ellos- en los Hijos de Chiloé, o cantando algún bingo en un club de adultos mayores. ¡Grito y plata! Bastaba con aprenderse un par de nombres de pila, a veces llegar con algún embeleco y el voto estaba seguro.

Tiempos felices. Luego, llegó el olvido. Ir a la feria los domingos ya no fue lo mismo sin las figuras amadas -a ratos, idolatradas-. El curanto -con o sin milcaos- ya no supo igual. Los bingos comenzaron a ser deslucidos. La señora Juanita ya no contaba con la mano cariñosa sobre su hombro ni el zapatero de la esquina recibía el saludo desde la otra cuadra de algún honorable.

Como dirían en Juego de Tronos, se vino el invierno sobre nosotros, que somos el electorado fiel y crédulo de las palabras envolventes y las promesas que… se las lleva el viento. ¡Y en Magallanes sí que sopla el viento, señores!

Pero, cual primavera, llegó con todo su colorido el tiempo de campaña. Y, como si fuera una bandada de zarapitos trinadores, aparecieron ellos y ella: ¡nuestros diputados!

Diosito se apiadó de todos nosotros. Amén.

Cazuelita de cholgas y piure

“Pero, pequeña juglar, ¿por qué te has vuelto tan mentirosilla? ¿De qué campaña estás hablando?”, podría confrontar un atento lector. Ah, es que la cosa ha cambiado. Ya no están nuestras avenidas plagadas de “palomas” con los rostros de los candidatos. Ya los vecinos no prestan sus techos para instalar gigantografías y son escazos, por fútiles, los banderazos en la Bories. No. Los candidatos se mueven en otra esfera: las redes sociales, donde abundan los reels, las selfies y los videos cortos que interrumpen nuestras sesiones de YouTube. Así me enteré de cuál era la candidata de los Republicanos, porque el mismísimo José Antonio apareció abrazándola y pidiéndonos el voto para que sea electa.

También he estado interiorizándome de cómo nuestros verdaderos héroes nos han defendido tanto en el Congreso. ¡Toda una vida de sacrificios, renuncias y privaciones por su gente, las y los magallánicos! Estar en el Congreso es toda una hazaña. Ni el Piloto Pardo fue tan arrojado cuando marchose a la Antártica a rescatar a los 22 náufragos británicos de Schackleton.

Me enteré de cómo hasta los más grandes tienen una vida familiar. Así, me conmovió hasta las lágrimas ver a nuestro Charly alabar la cazuela de cholgas secas, piure y navajuelas con repollo que le sigue preparando su viejita. ¡Qué ternura! Pero, tanto producto de mar llevó a algunos a pensar que nuestro hombre de la voz estereofónica bien podría ser uno de los expositores de la Conferencia Mundial sobre Floraciones de Algas Nocivas, que desde hoy tiene a Puq como la capital de más de 350 científicos de 50 países.

Como en el circo…

De los sabores familiares, aquellos que nos trasladan a nuestra niñez, hablaremos otro día, porque todo no ha sido amor ni calor hogareño en Ciudad Gótica. Más densa que el smog santiaguino estuvo la sesión extraordinaria del Consejo Regional. Frases hirientes, acusaciones, denostaciones: “La tasación es trucha…”; “(Usted) no se merece estar en este espacio político…”; “Esto es un bochorno”; “Incluir a los adultos mayores como justificación del proyecto es una manipulación emocional”;  ¿Hasta cuándo vamos a denostar a la gente?”; “Discurso barato”…

Este duro intercambio llevó al “paladín de la honestidad” a lamentarse: “A veces me siento en un circo o zoológico”. El hombre no deja de tener razón y ahora andamos buscando quién es Tony Caluga, Pastelito, Tachuela Chico o Tony Chalupa. Pero la cosa está tan agria que algunos muchachines del Core se están pareciendo a los payasos diabólitos del cine, de películas como “It” o “Zombieland”. No seguiremos hurgando porque podríamos encontrarnos con… ¡la mujer barbuda!

Arrasaron con el whisky

Para pasar este mal rato y alejar la tensión, fui a la Zona Franca a comprar whisky para disfrutarlo con hielo milenario. ¡No encontré ninguna botella! Los malditos Otway habían arrasado con todo el stock. Debí suponerlo porque nuestro Calcetín con Rombos Man natalino había increpado a sus colegas: “Están regalando los recursos de los más pobres…”, al cuestionar que se destinaran $10 mil millones del erario regional para hacer una vaca y poder pagar la expropiación del Club Hípico. ¿Y qué tiene que ver esto con esta afamada y espirituosa bebida escocesa? Debí escuchar mejor lo que dijo nuestro core justiciero: “(Los recursos) se los regalan a los ricos… ¡Ellos están celebrando con whisky en la mano!”. Volví a la casa. Antes, pasé a Donde Palito y, a falta de whisky, me compré un pack de cervezas bien heladas.

Flies, nuestro
propio Jack Sparrow

Camino a casita, estuve pensando que es cueca esto de que, cual David Copperfield, el gobernador haga aparecer platita. ¿No habrá por ahí otros diez mil milloncitos que nadie esté usando? ¿Qué podríamos hacer? Hice mi propia lista de prioridades, comenzando por la pavimentación los caminos del periurbano y la construcción de la vía elevada en el cruce de la muerte (o, al menos, la instalación de los semáforos).

El listado sigue: terminar el camino a Cabo Froward; construir la bendita cancha de esquí de Tres Morros antes que el cambio climático haga totalmente inviable el proyecto; enchular la añosa “Torre”, otrora sede de la intendencia, que ya se cae a pedazos; reparar por fin la calle Waldo Seguel y dejarse de bacheos de poca duración; dar vida al rodoviario o la dársena; y/o tirarle unos morlacos al Cuerpo Militar del Trabajo para que apure el tranco en el camino Vicuña-Yendegaia.

Al menos, podríamos rescatar algunas de las buenas ideas de Claudito para Puq con motivo de los 500 años y que quedaron en una carpeta durmiendo el sueño de los justos. De allí sacaría, cual sombrero de mago, el trencito a la Mina Loreto.

Ya en casa, me arrellané en mi silloncito y me dispuse a ver una buena película. Recorrí Netflix, Disney Plus, Amazon Prime y, finalmente, en ITV encontré una movie de antaño: “Los piratas del… estrecho”, sí una versión más barata de su cuasi homóloga “Los piratas del Caribe”.

Es que tenía curiosidad por ver esta película después de escuchar vociferar a nuestro Héctor Barbossa, quien liderando un motín contra el capitán Jorge Jack Sparrow, espetó que con tanta danza de millones y supuestos manazos se sentía como “en un barco pirata”.

¿Se parece el gobernador al capitán Jack Sparrow? Al hombre le falta la barba, pero tiene el porte y la habilidad para navegar en aguas turbulentas, cual experimentado hombre de mar. Más de alguna vecina tembién lo encontrará tan encantador como el personaje de la saga de Walt Disney Pictures.

Sólo cabe esperar que nuestro capitán no corra la misma suerte y lo terminen abandonando en una isla… (bien podría ser la isla Magdalena ahora que comenzó la temporada de turismo) y le roben su barco, el Perla Negra.

El Consejo Regional, así como están los ánimos, bien podría ser el Kraken. Muero por preguntarle al Gober si mantiene lo que declaró en una entrevista hace un tiempo, que le gustaba este nuevo Core.

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