Sorprendente derrota

Candidato autoproclamado al Premio Nobel de la Paz, el presidente de Estados Unidos asegura una y otra vez que puso fin a ocho guerras en el mundo. La última, que todavía no se consolida, es la de Gaza. Sobre esta base y su arrolladora victoria en las elecciones del año pasado, parecía inevitable que este mes los candidatos republicanos mejorarían posiciones en las elecciones locales.

El motor debía ser el propio Donald Trump. Pero las elecciones del martes pasado en seis estados no resultaron como quería. Los demócratas mantuvieron o recuperaron posiciones estratégicas en las principales ciudades del país. En particular, el gran ganador fue el demócrata Zohran Mamdani, candidato a alcalde de Nueva York.

Para Trump era el blanco principal. En vísperas de las elecciones, escribió en su red social: “¡Cualquier judío que vote por Zohran Mamdani es una persona estúpida!”. Lo acusó de ser “un antisemita declarado”. Mamdani respondió denunciando una “campaña de odio antimusulmán” impulsada desde la Casa Blanca

La ofensiva de Trump comenzó luego de las primarias demócratas, en las que se impuso Mamdani, hijo de inmigrantes provenientes de Uganda, quien profesa la fe musulmana. En su plataforma Truth Social, lo calificó de “comunista lunático ciento por ciento”. Lo atacó por su aspecto físico y su voz y remató señalando que “no es muy inteligente”.

No concluyó ahí su arremetida. En una entrevista con Fox News lo llamó “un comunista puro” y advirtió que, si llegaba a la alcaldía, “no recibiría ningún dinero” del gobierno federal. Sostuvo que Mamdani “sería muy malo para Nueva York” y condicionó cualquier apoyo financiero a que el futuro alcalde “haga lo correcto”. Además, sumó en su diatriba a dos destacados demócratas: Alexandria Ocasio-Cortez y Bernie Sanders.

En respuesta, Mamdani negó ser comunista en una entrevista con NBC News, y lamentó que Trump “prefiera hablar de mi origen, mi voz o mi aspecto antes que de las verdaderas necesidades de los neoyorquinos”. El mensaje de su campaña estuvo centrado precisamente en los problemas de vivienda, transporte y justicia social.

Aunque el alcalde electo de Nueva York no fue el único triunfador, Trump no bajó el tono en su contra después de la votación. En Florida lo acusó falsamente de ser un “inmigrante ilegal” y lo amenazó con que sería arrestado si bloqueaba las detenciones de indocumentados en Nueva York.

“Sin querer queriendo”, como dice el Chavo del 8, Trump ha levantado de manera impensada la imagen de quien puede ser su mayor adversario en el futuro próximo.

El resultado más elocuente de la elección es que, tras la derrota del año pasado, los demócratas se han dado cuenta de que tienen que revisar su estrategia. Lo de Mamdani no puede entenderse como la línea que prevalecerá. Candidatos más moderados triunfaron en otros lugares.

Nada es definitivo por ahora. Lo importante es que el partido Demócrata reaccionó con vigor. Lo ayuda, por cierto, el alza del costo de la vida, atribuible a la voluble política de aranceles de Trump, y la prolongada paralización del gobierno federal, que implica el cese de pagos de miles de empleados públicos y, por estos días, la suspensión de vuelos por la ausencia de controladores aéreos.