El Viel y la responsabilidad estratégica de Magallanes

La decisión del gobierno regional de Magallanes de evaluar un apoyo financiero a la operatividad del rompehielos Almirante Viel no es un simple gesto administrativo. Es una definición estratégica sobre el lugar que la región quiere ocupar en la Antártica y en el sistema científico nacional. Y, al mismo tiempo, es una señal clara de que Magallanes entiende que su liderazgo en el extremo sur no se sostiene solo con discursos, sino con inversión concreta.

Es evidente que, en un escenario ideal, el financiamiento operativo de un buque polar debería provenir en su totalidad del Ministerio de Defensa. Se trata, después de todo, de una plataforma naval cuyo costo y propósito trascienden a cualquier región. Pero la realidad es que el Viel, con base en Punta Arenas y presencia permanente en el continente blanco durante la temporada estival, es también una herramienta para el desarrollo regional, un activo cuya presencia fortalece la posición de Magallanes como puerta de entrada natural a la Antártica.

Por eso, más allá de los cuestionamientos que pudieran surgir por la insuficiencia de recursos sectoriales, resulta comprensible -e incluso deseable- que la región decida involucrarse. El argumento es simple: si Magallanes quiere consolidarse como el principal nodo logístico, científico y político antártico de Chile, debe invertir en aquello que hace posible ese liderazgo.

El gobernador Jorge Flies fue claro al señalar que, si la región puede cooperar en la logística operativa y científica, lo hará. Y tiene razón. Dejar que una inversión de esta magnitud -el primer rompehielos construido en Sudamérica, una embarcación que posiciona a Chile en un estándar internacional distinto- opere por debajo de su potencial sería una irresponsabilidad estratégica.

El Viel no sólo asegura conectividad con bases antárticas, sino que sustenta buena parte de la presencia científica nacional, especialmente en los meses en que el continente se vuelve más accesible. Mantenerlo en operaciones continuas durante la temporada estival no es un lujo. Es una necesidad para que Chile cumpla sus compromisos en materia de investigación, soberanía, cooperación internacional y protección ambiental.

Que el financiamiento pueda ser mixto -como adelantó la subsecretaria de Relaciones Exteriores- es coherente con un nuevo escenario global donde múltiples países buscan mayor presencia en la Antártica y ven en Punta Arenas un punto de apoyo privilegiado. 

Por eso, más que una anomalía presupuestaria, el eventual aporte regional debe entenderse como parte de la inversión estructural que Magallanes requiere para sostener su vocación antártica. No se trata de reemplazar al Ministerio de Defensa, sino de asegurar que un buque estratégico funcione a plenitud y fortalezca la posición que la región ha construido con décadas de trabajo.

En un momento en que el mundo mira con creciente interés el continente blanco, Magallanes no puede darse el lujo de quedar al margen. Respaldar la operatividad del Viel es apostar por un futuro donde la región no solo mira al sur, sino que se proyecta desde él.