Es el mundo el que se cae a pedazos

Para los chilenos, la principal preocupación de este año parecen ser las elecciones. Salvo sus protagonistas, a nadie le quitan el sueño. Aparte de algunas poco afortunadas caricaturas y una guerra de descalificaciones, no hemos vivido un clima de confrontación o temor.

Más allá de nuestras fronteras, en cambio, el panorama es distinto, aterradoramente distinto.

Lo más preocupante, sin duda, es el surgimiento de una versión 2.0 de la Guerra Fría. La que vivimos después de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo tras el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki hace 80 años, se tradujo en el estallido de variadas esperanzas, desde la guerrilla en América Latina, a los profundos cambios en la Iglesia Católica. Al final volvimos a cero: cayeron los “socialismos reales” y nos sumergimos en la fascinante realidad de la revolución tecnológica.

Estos episodios no nos han hecho más felices o menos temerosos del holocausto final. Peor aún. Ahora tenemos un nuevo Tío Sam, más brutal que el antiguo el que nos consideraba su patio trasero. Este ya ha matado en el Caribe a 80 pescadores, inocentes o no, acusándolos de envenenar a su país con la droga. La “Operación Lanza del Sur”, lo más nuevo en esta guerra, puede implicar nuevos e inesperados dolores para el continente.

Y hay más. Tras asegurar que ha resuelto más de media docena de conflictos en todas latitudes sin entregar pruebas, Donald Trump anunció la reanudación de los ensayos nucleares.

Las bombas existen. Ahora la competencia consiste en determinar quien tiene los cohetes de más largo alcance y mayor precisión.

El periodista Mark Landler apuntó en The New York Times en junio pasado: “Hacía casi dos décadas que ningún país se abría paso a codazos en el club de las naciones con armamento nuclear”. En esos días, al ordenar el bombardeo de tres instalaciones nucleares en Irán, Trump, destapó la Caja de Pandora.

Aseguró entonces que no iría más allá. Pero sus señales han sido confusas. Y ahora Rusia está precipitando los acontecimientos.

En un video oficial, el Presidente Putin comentó una prueba del misil de crucero Burevestnik, realizada el 21 de octubre. La novedad es que se trata de un arma de propulsión nuclear. “Nadie más en el mundo” tiene una así, aseguró. Se informó que en un vuelo de quince horas recorre más de 14 mil kilómetros y puede transportar ojivas convencionales o nucleares.

Nico Lange, miembro senior de la Conferencia de Seguridad de Múnich, criticó en la red social X, lo que calificó como “el circo en torno a las pruebas del misil ruso Burevestnik, que sirvió sobre todo para mencionar la palabra ‘nuclear’ tantas veces como era posible”. Como fuere, Trump aprovechó de inmediato su turno para expresarse. Ordenó al Departamento de Guerra -antes de Defensa- realizar ensayos “en igualdad de condiciones” con otros países. Mencionó a Corea del Norte, Rusia y China, aunque Moscú y Pekín no han hecho pruebas desde la firma del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares en 1996.
Estados Unidos es el país que ha realizado más detonaciones nucleares, con 1.030. Supera a Rusia, que lleva 715 -incluyendo la época soviética- , y a China, con 45.

Nuestras elecciones son importantes. Pero no son cuestión de vida o muerte, como lo que ocurre más allá de nuestras fronteras.