Magallanes ante una elección decisiva
Chile llega a su elección presidencial en medio de un clima político marcado por la incertidumbre, la fragmentación del sistema de partidos y una ciudadanía cansada de diagnósticos repetidos.
Sin embargo, más allá de las tensiones nacionales, esta elección tiene para Magallanes un significado particular. Primero, porque está ad portasde terminar un ciclo encabezado por uno de los suyos: el Presidente Gabriel Boric. Tendrá que pasar algún tiempo prudente para realizar respecto de su gestión una evaluación mesurada y desprendida de afectos políticos.
Magallanes es una región con poco más de 160 mil electores. La mitad del padrón corresponde a personas mayores de 50 años, mientras que los jóvenes entre 18 y 29 apenas representan un 16%. Esta composición demográfica anticipa un voto más conservador, más pragmático y menos dispuesto a las aventuras políticas que han marcado los últimos años.
A nivel país, se repite con fuerza que esta votación definirá la capacidad de ejecutar una agenda exigente en gobernabilidad, centrada en seguridad, crecimiento económico y modernización del Estado. No es casual: dichas prioridades reflejan el giro pragmático que incluso el propio Presidente Boric debió adoptar para estabilizar su mandato. Chile busca volver a un “sueño” posible, uno que supere la parálisis instalada desde el proceso constituyente y recupere la confianza en las instituciones.
En paralelo, otros analistas advierten que ésta es una de las elecciones más pobres en términos programáticos, síntoma del realineamiento partidario que vive el país. En ese escenario, la competencia -dada principalmente por Jara en un extremo y por tres candidatos de derecha en el otro- no sólo representa estilos muy distintos, sino rutas de futuro que podrían tener repercusiones profundas.
El Presidente Gabriel Boric llegó a Punta Arenas para sufragar y, de paso, cumplir una promesa: el Plan Especial de Desarrollo de Zonas Extremas. Para Magallanes, hoy está en juego, entre muchos aspectos, la viabilidad de esta millonaria cartera. Esto, dado porque, aún si al final del proceso resulta electa la candidata Jara, no existe certeza si habrá recursos suficientes para dar marcha al plan. Por otro lado, si llega a La Moneda uno de los candidatos más extremos de la derecha, puede suceder que no quiera avalar las iniciativas allí consignadas.
Estamos frente a una elección de modelos enfrentados, de programas débiles, pero consecuencias profundas. Para Magallanes, región extrema y aislada, estas diferencias no son abstractas. Cada elección presidencial redefine cómo se distribuyen los recursos, cómo se priorizan los territorios y quiénes quedan en los márgenes.




