Diagnóstico de la tragedia: guías acusan “negligencias graves” y presión lucrativa de las concesiones
Guías con experiencia en el Parque Nacional Torres del Paine han emitido un duro diagnóstico sobre las fallas administrativas y sistémicas que habrían contribuido a la reciente tragedia, en la que fallecieron cinco personas. Los expertos apuntan a la baja dotación de guardaparques, la falta de reinversión de recursos y un modelo de concesiones que prioriza el lucro sobre la seguridad y la conservación.
Alejandro Gutiérrez Silva, guía conductor con más de 30 años de experiencia en el parque, sostiene que el sistema cambió drásticamente cuando se concesionó parte del mismo, volviéndose “menos libre” en comparación con la época del “mochilero” original.
Uno de los principales problemas identificados por Gutiérrez es la presión ejercida sobre los excursionistas. “Presionan al turista para que lleguen a los refugios (
) porque necesitan cambiar el contingente de gente que va pasando, entonces el que viene atrasado pierde el cupo y tiene que pagar de nuevo (
) Las concesiones están muy rígidas y tendrían que ser más flexible. Antes la gente tenía opción de quedarse en el campamento ante mal clima”.
Juan Cristóbal Montti Schmidt complementa esta crítica, señalando que las concesionarias “te obligan a avanzar, porque sino pierdes la reserva y todo se atrasa. Y si no tienes la capacidad de aguantar dos días seguidos, toda esa cantidad de gente se junta en un refugio. Entonces te obligan y te incentivan a avanzar, te dicen que salgas temprano y en grupo (
) Personalmente lo encuentro muy fuera de foco. El foco en el parque es muy lucrativo, demasiado lucrativo. Los precios son gigantes, está muy desinncentivado el turismo nacional porque los precios son súper altos”.
Escasez de guardaparques
Ambos guías coincidieron en que la falta de presencia humana capacitada en la montaña fue un factor determinante. Gutiérrez considera que el hecho de que no hubieran guardaparques es “una falta grave, una negligencia o una irresponsabiidad”. Argumenta que debería existir un sistema de rotación de guardaparques permanentes en sectores complicados como Dickson y Los Perros, similar al que se usa en parques de clase mundial.
Otro punto reforzado por Montti fue la falta de organización para que no hubiera presencia de guardaparques tanto la noche del domingo como madrugada del lunes. En esa línea, tanto guardaparques como trabajadores de la concesionaria tienen el deber de informar a turistas que no conocen las condiciones climáticas locales.
Los guías critican directamente la desorganización de la administración del parque y la falta de inversión que compromete la seguridad. Montti señaló que la administración está “un poco desorganizada” y “poco enfocada en el real en el trasfondo que tiene el parque, que es primero la conservación,” la cual está “bastante dejado de lado”.
A pesar de que el Parque Torres del Paine recibe recursos “impresionantes” por casi 400.000 visitantes al año, Almonte expuso que estos fondos “se van a otros lados, entonces no hay reinversión”. De hecho, el Parque Torres del Paine es el que financia “todo el resto de los parques en Chile”.
Esta falta de reinversión se evidencia en las deficiencias operacionales y de infraestructura. Almonte describe la tecnología como “muy precaria, muy arcaica” y los caminos como “muy malos”.
También criticó que se permitan restricciones y la circulación de “camiones, buses gigantes” que afectan directamente a la fauna, la flora y la experiencia del visitante, generando una “polvareda permanente.” Incluso los servicios higiénicos son “contados”.




