Jóvenes, familias y adultos mayores peregrinan 27 kilómetros por la Virgen de la Medalla Milagrosa 

Cada año, cientos de fieles se reúnen en Punta Arenas para participar de la procesión en honor a la Virgen de la Medalla Milagrosa, motivados por la fe, la gratitud y la esperanza. Muchos caminan durante horas para acercarse a la Virgen, encomendar a sus seres queridos, pedir por la salud, la paz y la protección de la familia, o simplemente reafirmar su vínculo espiritual en un momento de recogimiento y oración. Esta devoción se manifiesta tanto en quienes realizan la caminata completa como en quienes, por edad o condición, optan por acompañar la procesión en vehículo, con la misma entrega y fe profunda.

Entre los participantes se encontraban Zulema y Melida López, quienes reflejan esta devoción. Zulema, de 70 años, asistió por primera vez y, aunque no pudo recorrer toda la caminata debido a su edad, valoró profundamente la oportunidad de acercarse a la Virgen a través de la misa y la oración. Su hermana Melida, de 68 años, vino a pedir por la salud de su familia, por Venezuela y por su propia fortaleza espiritual, mostrando cómo la procesión se convierte en un espacio donde la fe trasciende fronteras y generaciones.

Otra peregrina destacada fue Valeska Oyarzo, quien participa desde los primeros años de la procesión, motivada inicialmente por sus hijos que estudiaron en la Escuela de la Milagrosa. Hoy, su asistencia se centra en oraciones por la paz mundial, la protección de la naturaleza y la salud de sus seres queridos. Valeska completó la caminata junto a su hermana y dos compañeras más, integrándose al grupo mayor de peregrinos y demostrando que la devoción puede ser una experiencia colectiva y profundamente personal a la vez.

Esta edición congregó a cerca de 200 personas entre comunidades, grupos y movimientos parroquiales. Muchos optaron por realizar el trayecto a pie, mientras otros, por razones de edad o salud, se trasladaron en vehículo.

La peregrinación comenzó a las ocho de la mañana desde el retén de Agua Fresca, desde donde los fieles recorren más de 27 kilómetros hasta el Centro Geográfico de Chile, ubicado camino a Fuerte Bulnes, a unos 50 km al sur de Punta Arenas, donde se encuentra la imagen de la Virgen de la Milagrosa.

Sor Susana Herrera, de la Congregación Vicentina, resalta que esta ubicación no es casual: “La Virgen, desde el Centro Geográfico de Chile, parece mirar hacia el sur, hacia Punta Arenas, derramando sus bendiciones y protección sobre toda la región. Es un lugar significativo que invita a reconocerla como madre e intercesora, llevándonos siempre al encuentro con Jesús”.

A pesar del intenso viento y las bajas temperaturas características de la región, los peregrinos completaron el recorrido con entusiasmo. La procesión incluyó estaciones simbólicas que permitieron a los asistentes reflexionar y fortalecer su fe a lo largo del trayecto, creando un ambiente de recogimiento y oración compartida.

Los últimos peregrinos llegaron pasada las tres de la tarde, tras lo cual pudieron descansar merecidamente después de recorrer más de 27 kilómetros.

Cerca de 200 personas participaron en la procesión, reafirmando su fe y devoción a la Virgen de la Medalla Milagrosa, cuya imagen se ubica en el Centro Geográfico de Chile, camino a Fuerte Bulnes, a unos 50 km al sur de Punta Arenas.