En marzo arrancarán las obras de nuevo tramo de la senda de penetración Vicuña-Yendegaia

• El gobierno proyecta terminar el camino en 2031. La obra enfrenta desafíos geográficos,
  hallazgos arqueológicos y preocupaciones por el impacto turístico en la provincia Antártica.

Marcos Sepúlveda Loyola
Enviado a Yendegaia 

Aún faltan 29 kilómetros para concretar el sueño de conectar Punta Arenas con Puerto Williams a través de un camino. Este martes, con la inauguración de 21 nuevos kilómetros por parte del Presidente Gabriel Boric, la meta se acercó aún más.

La ministra de Obras Públicas, Jessica López, explicó que las tres etapas pendientes se ejecutarán en paralelo desde el norte y desde el sur. Además, adelantó que el siguiente tramo comenzará en marzo y cuenta con un presupuesto de $31.500 millones. “Tenemos programado el plan de obras hasta 2031. Es un proyecto de Estado que ha atravesado distintos gobiernos desde 1994”, afirmó.

En estas etapas se implementará un sistema de doble turno, lo que permitirá que la obra esté finalizada en 2031.

“La ruta Vicuña-Yendegaia va a quedar en nuestra historia como una de las grandes obras de infraestructura del país. Es un ejemplo de lo que podemos lograr cuando nos unimos como país”, señaló el jefe de Estado en su visita al kilómetro 118 de este camino, donde destacó el trabajo de varios profesionales que participaron en la concreción de esta etapa.

El gobierno estima que, considerando las obras restantes, la inversión total hasta 2031 superará los $130 mil millones. La ruta cuenta con Resolución de Calificación Ambiental (RCA).

A simple vista, podría parecer que la siguiente etapa de la senda de penetración Vicuña-Yendegaia sería más sencilla, ya que se encuentra sobre un valle en medio del Parque Nacional que lleva el mismo nombre. Sin embargo, el jefe de la Unidad del Ministerio de Obras Públicas-Cuerpo Militar del Trabajo (CMT), Robinson Aldunate, explica que no es así: “Debemos sortear zonas de turberas, material inestable y siempre se encuentran cosas nuevas”.

Las otras dos etapas restantes atravesarán la cordillera Darwin, un territorio inexplorado y de alta complejidad geográfica y climática.

21 nuevos kilómetros

Incomunicación, cambios de trazado y suspensión de obras producto del hallazgo de sitios arqueológicos son algunas de las vicisitudes que enfrentaron los 50 profesionales del Cuerpo Militar del Trabajo -35 uniformados y 15 civiles- al construir los 21 nuevos kilómetros inaugurados por Gabriel Boric en la senda de penetración Vicuña-Yendegaia.

“Los mantenimientos de primer y segundo nivel los hacemos en terreno; si se requiere algo mayor, debe ser trasladado en barcaza”, detalló el teniente coronel Rodrigo Vergara, jefe del CMT Punta Arenas.

Durante más de una década, estos 50 profesionales han enfrentado intensas jornadas laborales de 40 días de trabajo por 20 de descanso, soportando condiciones climáticas adversas en invierno, cuando la nieve supera el metro de altura en algunos sectores, mientras que en otros los accesos se congelan. El campamento de los trabajadores se ubica en el sector de Caleta 2 de Mayo, en bahía Yendegaia.

“Tenemos una zona donde, si algo no lo consideramos, no existe”, explica Robinson Aldunate sobre la llegada de material. Añade que la construcción de la barcaza Aunashaka disminuyó significativamente los problemas logísticos: “Antes teníamos que contratar charters de barcazas para traer materiales”.

En la construcción de este camino se encontraron 54 sitios arqueológicos de la cultura yagán, entre ellos casas pozo, conchales y pinturas rupestres. Todo esto es monitoreado por una inspección arqueológica constante, que incluso obligó a modificar algunos trazados de la ruta. “Hemos tenido que cambiar el trazado completo para resguardar sitios arqueológicos completos”, precisa.

Esta etapa, denominada la décima, comenzó a construirse en enero de 2014. El monto inicial pronosticado fue de $18.350 millones; actualmente, la ruta costó más de $25 mil millones.

“De los once años que se demoró en construir la décima etapa, cuatro se fueron en descansos”, reconoció Robinson Aldunate al explicar las consecuencias del turno 40 x 20. “Costará el doble”, precisó.

La senda de penetración Vicuña–Yendegaia reducirá en 12 horas el tiempo de viaje entre la capital de la provincia Antártica y la capital regional, lo que implica un menor costo en fletes y en el transporte de pasajeros hacia la zona. Se estima que esta ruta aumentará el potencial turístico de la provincia Antártica y fortalecerá la soberanía nacional.

Se espera que, con la inauguración de esta senda, Puerto Williams se convierta en un importante punto turístico en la región, facilitando el acceso al sector Dientes de Navarino y abriendo una nueva alternativa para turistas de Ushuaia. No obstante, la comunidad científica y algunas autoridades municipales han expresado preocupación por el impacto del turismo masivo en los paisajes únicos de la provincia Antártica, especialmente dada la falta de infraestructura adecuada para absorber una mayor afluencia en una ciudad de menos de 2.500 habitantes.

La idea de conectar Puerto Williams con Punta Arenas comenzó a materializarse en 1994, durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle. La ruta, en su conjunto, recorrerá 139 kilómetros.

Ruta bimodal

La senda de penetración Vicuña-Yendegaia será de carácter bimodal. Considera dos cruces marítimos: uno en el sector de Punta Delgada, para ingresar a Tierra del Fuego, y otro en Caleta 2 de Mayo, el cual conectará con Puerto Navarino a través de la barcaza Aunashaka, en un trayecto de dos horas.

Esta ruta tendrá las características de un camino de alta montaña. Hay sectores cuyo trazado se ha diseñado con curvas de retorno para salvar las altas cumbres que atraviesa en distintos tramos. Gran parte del trazado se esculpe en la roca, con cortes que superan los 15 metros de altura. En su recorrido rodea lagos, atraviesa llanuras y bosques nativos, cruza esteros y ríos, y remonta el cordón central de la cordillera Darwin, en las cercanías de los campos de hielo D’Agostini.

Para garantizar la estabilidad del terreno, los equipos han trabajado con soportes geotextiles, evaluados durante cuatro años de mediciones.