“Para una niña con una flor” Vinicius de Moraes
“Mira qué cosa más linda, más llena de gracia /
Es esa muchacha, que viene y que pasa /
Con su balanceo, camino del mar… /
Niña de cuerpo dorado, del Sol de Ipanema /
Con su balanceo, es todo un poema /
La chica más linda que he visto pasar”.
A mediados de la década de 1960, las ondas radiales nos traían un nuevo ritmo musical; sincopado, sensual, con unos acordes de guitarra que no habíamos escuchado antes; un ritmo sofisticado, elegante, como para compartir un “cocktail” a media tarde en el mejor de los hoteles.
Se trataba y se trata del bossa nova, proveniente de Brasil. Sin duda (nuestra duda) el “buque insignia” del bossa nova es La Chica de Ipanema, cuya letra esbozamos al inicio de esta crónica. La inspiración de esa letra corrió por cuenta de Vinicius de Moraes (1913-1980; Río de Janeiro, Brasil).
Marcus Vinícius da Cruz de Melo Moraes, o simplemente “Vinicius”, estudió Derecho en Brasil y Literatura Inglesa en la Universidad de Oxford. Fue diplomático, poeta, cantante, escritor, columnista, crítico de cine, dramaturgo y compositor —esta última, su faceta más conocida—. Fue autor de la letra de más de 300 canciones en conjunto con los más destacados músicos de su país: Baden Powell, Carlos Lyra, Antonio Carlos Jobim (Tom Jobim) y Antonio Pecci (Toquinho), entre otros. Algunas de sus canciones más famosas: “Chega de saudade”, considerada como el primer bossa nova grabado; “Samba Em Preludio”; “Felicidade”; “Agua de beber”; “Insensatez”; “Tarde en Itapoa” o “Canto de Ossanha”.
El libro que hoy reseñamos es una antología de columnas publicadas por Vinicius entre 1941 y 1966 en los periódicos y revistas brasileñas Sombra, O Jornal, Diario Carioca, Última Hora, Flan, Manchete, A Vanguarda y Fatos e Fotos.
Es un conjunto de textos desbordantes en afectos, pasiones y obsesiones; están los dedicados a las mujeres (se casó diez veces), a la patria, al paisaje e incluso al fútbol, como es el caso de “Un abrazo a Pelé”, escrita con motivo de la condecoración por el gobierno de Francia de “O Rey” con el grado de Caballero y Vinicius con el de Oficial:
“Desde Siberia hasta la Patagonia… todo el mundo conoce a Pelé… Que hayas sido distinguido por la Orden Nacional del Mérito de Francia me parece lo más natural. Francia siempre dio un alto valor al genio, y tú, mi gran Pelé, eres un completo genio, porque tu fútbol representa un reflejo inmediato de cómo tu cabeza está en tus pies. Yo no soy un genio, no. Tengo que pensar un rato para que la mano transmita sin interferencias lo que la cabeza ha elucubrado”.
En “Contracubierta para Paul Winter” (músico norteamericano), Vinicius —quien mejor que él, uno de sus precursores— nos ilustra acerca del bossa nova, arrasando con mitos y verdades a medias. Aclara que el ritmo procede de una coyuntura histórica, económica y artística de Brasil: la de la ambición desarrollista, la de los tiempos de la construcción de Brasilia, en su momento la ciudad más moderna del mundo; y, en el plano meramente musical, proviene de la samba tradicional con aportes del “West Coast Jazz”. El nuevo estilo entusiasmó a músicos norteamericanos que contribuyeron a su difusión, tales como Stan Getz, Herbie Mann, Paul Winter y Lalo Schiffrin (argentino avecindado en Estados Unidos, autor de la banda sonora de Misión Imposible).
En “Para una niña con una flor”, la crónica que da título al libro, el autor declara:
“Porque eres una niña con una flor y tienes una voz que no conozco, te prometo amor eterno, salvo que se te vaya la cabeza, lo que, por otra parte, no te va a ocurrir nunca porque te despiertas tarde, mantienes un aire sosegado y te gustan los pastelitos de leche condensada”.
Vinicius fue amigo de Neruda; se conocieron en 1945 en Brasil y compartieron intereses artísticos y políticos. En octubre de 1973, después de la muerte del Premio Nobel chileno, publicó el conjunto de poemas Historia Natural de Pablo Neruda. El poeta brasileño nunca vino a Chile; eso sí, Argentina marcó un hito importante de su carrera, con motivo de la grabación de sus inolvidables álbumes en los locales del café La Fusa en Buenos Aires (1970) con Toquinho y María Creuza, y en Mar del Plata (1971) con Toquinho y María Bethania.
Para finalizar, agreguemos que, tal como el “Guatón Loyola” era un personaje real, “La Chica de Ipanema” también existió, y fueron sus idas y venidas a la playa las que inspiraron a Vinicius y Tom Jobim para escribir la más célebre creación del bossa nova, la tercera canción que tiene más versiones grabadas después de Bésame mucho y Yesterday.
“Para una niña con una flor”, Vinicius de Moraes. 1ª edición (en Argentina) De Bolsillo, Editorial Sudamericana. Buenos Aires, Argentina, 2004, 179 págs. (19ª ed. de la original 1966).




