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Para procesar la carga de proyectos se requieren 8 sitios de atraque y 5 años: hay uno

Sólo un muelle para una “revolución”: el cuello de botella que frena el hidrógeno verde en Magallanes

Domingo 30 de Noviembre del 2025

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Lucas Ulloa Intveen
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A pesar de contar con condiciones eólicas catalogadas como “el mejor viento del mundo” y una hoja de ruta con ocho proyectos en desarrollo, la ambiciosa industria del hidrógeno verde (H2V) en Magallanes enfrenta obstáculos logísticos y regulatorios que están frenando su despegue, siendo la falta de infraestructura portuaria adecuada uno de los puntos más críticos.

Así lo detalló Salvador Harambour, director ejecutivo de la Asociación de Hidrógeno de Magallanes, al abordar los desafíos de la nueva industria en una presentación en la tercera feria educativa de H2V.

Magallanes ha captado la atención global por sus excepcionales condiciones naturales para la producción de H2V, con la meta de producir alrededor de 10 millones de toneladas de hidrógeno al año. La región presenta velocidades de viento que permiten alcanzar factores de planta superiores al 60%, muy por encima del 30% a 35% considerado bueno a nivel internacional.

Además del recurso eólico, la región ofrece vastas áreas para establecer proyectos eólicos y un acceso estratégico a los mercados globales gracias al estrecho de Magallanes, que permite la comunicación tanto con el Atlántico como con el Pacífico. Esta oportunidad única permitiría a la zona convertirse en una “región desarrollada” gracias a la instalación de proyectos industriales de gran tamaño.

La magnitud de la revolución es clara: la etapa inicial de 3.000 MW contempla una inversión estimada de 8.000 millones de dólares. Durante el peak de construcción (2028-2033), se espera generar 11.000 puestos de trabajo, y una contribución al Pib nacional de 1.000 millones de dólares al año durante la operación.

Nudo logístico: ocho
sitios de atraque

La infraestructura habilitante continúa siendo uno de los principales cuellos de botella para la competitividad de los proyectos en Magallanes. La gran escala de las iniciativas implica retos logísticos monumentales, incluso antes de que se produzca la primera molécula de amoníaco o hidrógeno.

Sólo para la construcción de 10 GW (dos proyectos del tamaño de los que actualmente están en evaluación), se requeriría importar más de 1.300 aerogeneradores y sus componentes asociados, como 3.900 aspas y 6.600 secciones de torre.

Para desembarcar esta tremenda cantidad de equipos y materiales, se necesitarían más de 1.254 barcos transoceánicos. Y para procesar esta carga, a lo largo de cinco años según proyecciones optimistas, la industria requiere ocho sitios de atraque.

La realidad actual es que la región sólo cuenta con un sitio de atraque: muelle Mardones. Aunque la Empresa Portuaria Austral (Epa) está realizando una inversión significativa, su proyecto de ampliación solo contempla dos muelles, de los cuales uno (Prat) no está considerado para la industria del hidrógeno. Harambour enfatizó que, para cumplir con el cronograma y la magnitud de carga, aún harían falta otros seis muelles más.

Este desafío logístico es uno de los factores que, si bien la industria está invirtiendo millones de dólares en estudios sabiendo esto, requiere una solución urgente para que la revolución portuaria y la provisión de servicios a la región comiencen antes de que se produzca el H2V.

Competitividad y barreras regulatorias

Además de la infraestructura física, la industria enfrenta otros dos grandes desafíos que merman la competitividad de Chile en el mercado internacional. Una de ellas es el alto costo y la competencia del resto del mundo. Los proyectos en Magallanes necesitan optimizaciones para bajar el precio de venta del amoniaco en, al menos, un 30% para ser competitivos, especialmente considerando que competidores como India y Omán han ofrecido amoníaco a precios que rondan los $575 a $641 dólares por tonelada.

Otro de los puntos observados por Harambour fue la necesidad de “subsidios y/o incentivos tributarios”, tal como lo hacen otros países. La competencia regional en países como Brasil, Argentina, Paraguay o Uruguay ha implementado sistemas que ofrecen significativas rebajas de impuestos corporativos y adicionales a la inversión extranjera, lo que contrasta con la realidad de Chile, sin incentivos para la exportación o para la inversión extranjera en esta materia. El director de la asociación advirtió que el país está “perdiendo lo que en algún momento fuimos, tanto desde lo técnico como desde lo arancelario, el país más atractivo”.

Finalmente se hizo ver la incertidumbre regulatoria respecto de los proyectos ingresados al Servicio de Evaluación Ambiental (Sea), como H2 Magallanes y HNH Energy, los que enfrentan una “tramitación ambiental compleja y marco normativo cambiante”. Se advierte que el riesgo de judicialización y atraso introduce incertidumbres que impiden a los desarrolladores asegurar mercados. El proceso completo, desde la etapa preliminar hasta la operación, puede tomar diez años y, según Harambour, esta falta de certezas significa que “ni uno de nuestros proyectos es capaz de firmar ni un solo contrato afuera porque no tiene certeza de cuándo va a superar esta etapa”.

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