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Vigencia histórica del grupo musical “Los del Ocaso”

Lunes 1 de Diciembre del 2025

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PARTE 2 Y FINAL

En los primeros años, el grupo experimentó varias modificaciones debido en parte, a que la formación original integrada por Miguel y José Palma -Pepe- con Guillermo Mimica -Willy-, se alteró con los sucesivos viajes o traslados de alumnos a otros centros de residencia, como ocurrió por ejemplo, con la estadía de Mimica por una temporada en Estados Unidos, o bien, por la necesidad de incorporar nuevas voces que acentuara la fuerza vocal del conjunto. De esta época inicial, data la participación en “Los del Ocaso”, de Marcelo Valenzuela, Enrique Wegmann Saquel, Alejandro Doberti, Ernesto Cárcamo y Ricardo Salles.

La calidad musical del grupo y el hecho de que sus componentes cantaban y mostraban destreza en el dominio de instrumentos, hizo que los muchachos se convirtieran en invitados habituales en la mayoría de los eventos juveniles que se realizaban en Punta Arenas, aunque también, fueran requeridos en festivales que se organizaban en Porvenir, Puerto Natales y en algunos de los distintos campamentos que la Empresa Nacional del Petróleo tenía en Tierra del Fuego: Manantiales, Cullen y Cerro Sombrero.

Si bien, la mayoría de la gente los reconocía por sus dotes interpretativas, y su habilidad como instrumentistas, había mucho más. A la diferencia generacional que mantenían con otros grupos regionales conocidos y populares de aquél momento, como “Los trianeros” o “Los eslabones de Darwin”, “Los del Ocaso” agregaban letras y música originales, como savia nueva que advertía no sólo de renovación, sino del advenimiento de un escenario político y cultural diferente en el país y en Magallanes en particular.

Al comienzo, las letras de las canciones fueron escritas y musicalizadas por Belarmino Sánchez; sin embargo, a poco andar Miguel y José Palma asumieron el rol de compositores principales del grupo. En ese entonces, la influencia del folclore argentino era muy fuerte en el austro, por eso se esmeraron en hallar tanto en las letras como en los ritmos, una suerte de identidad regional. ¿Qué características tenía Magallanes que lo diferenciaba del resto del país y sobre todo de la Patagonia argentina? era una de las preguntas más frecuentes que se hacían.

Este tipo de cuestionamientos hizo que el grupo buscara fuentes de inspiración en el arte y en la literatura regional. Mientras experimentaban ese proceso interno, en octubre de 1968 se desplazaron a la Quinta Región, en un viaje costeado por la Corporación de Magallanes representando al Liceo San José de Punta Arenas en el Quinto Festival del Cantar Juvenil organizado por el Colegio de los Sagrados Corazones en Viña del Mar. Había tres categorías de competencia, canciones originales, ámbito internacional y folclore, donde “Los del Ocaso” fueron ubicados junto a solistas y grupos con más experiencia y que estaban acostumbrados a participar de ese evento.

El cuarteto magallánico, conformado por Guillermo Mimica Cárcamo de dieciséis años, primer tenor; José Palma Oyarzún,  diecisiete años, segundo tenor; Miguel Palma Dragisevic, dieciséis años, barítono primero y Jorge Wegmann Saquel, diecisiete años, barítono segundo; se impuso con holgura como mejores intérpretes, a los solistas Christian Vargas de Los Sagrados Corazones de Viña del Mar; a Irene Marchant, del Liceo N°3 de Valparaíso; a Alvaro Fernández, del Colegio Panamericano de Quillota; a Patricio Retamal, del Instituto Nacional de Santiago; a Eric Mayer, del Instituto Comercial de Puerto Montt; a Roberto Mayol, del Colegio R. Ariztía de Quillota y a los grupos, “Los del Estero”, del Seminario San Rafael de Valparaíso; a “Las Consentidas”, y a “Paicaví”, del Liceo de Niñas de Viña del Mar; a Chacaymanta, del Colegio Alemán de Valparaíso; a “Los Bangualeros” de los Sagrados Corazones” de Viña del Mar; a “Las Capucchinis” del Colegio Inmaculada de Concepción; y, a “Los de la Frontera” del Liceo de Temuco.

Este primer gran logro fuera de Magallanes se complementaba con el triunfo obtenido en Radio Minería y un segundo lugar en el festival de la canción organizado por la sede regional de la Universidad Técnica del Estado (Ute) en Punta Arenas. Fue tanto el impacto que produjo la aparición de “Los del Ocaso” que el comunicador Jorge Castro de la Barra en su espacio habitual en el diario La Prensa Austral señalaba en “La columna de la juventud” del 8 de diciembre de 1968, que los vecinos de la población Fitz Roy, los mismos que llamaban a Carabineros para que fueran a ver qué pasaba en la casa de Miguel Palma, furiosos con los ensayos del grupo cuando escuchaban la versión del tema de Patricio Manns “Arriba en la Cordillera”, guardaban silencio cuando los jóvenes, absortos e inmunes a los reclamos iniciales del vecindario, interpretaban “Dalila”, de Tom Jones y luego, abrían las ventanas de sus casas y asomaban la cabeza entre pensativos y nostálgicos, cuando los chicos entonaban a todo pulmón, “Punta Arenas bajo la nieve”.

En el Festival Folclórico
de la Patagonia

Muchas cosas ocurrieron con “Los del Ocaso” en el transcurso de 1969 y en los meses siguientes. Para empezar, el grupo tuvo que hacer frente con el inevitable éxodo de sus integrantes a instituciones de educación superior ubicadas en la capital y otras regiones del país. Al retorno momentáneo de Guillermo Mimica a Punta Arenas, después de vivir un año en Minneapolis, Minnesota en Estados Unidos, se sumó la partida de José Palma a la sede de la Universidad de Chile en Osorno para estudiar técnico agropecuario; de Juan Carlos González Bosch a Valparaíso para seguir la carrera de profesor de música y del propio Mimica a Santiago para cursar la carrera de Derecho. Miguel Palma continuó un tiempo en Magallanes e ingresó a la Ute porque así cumplía con su anhelo de titularse de ingeniero mecánico, aunque, al cabo de un año, partió también a Santiago para estudiar pedagogía en educación musical en la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Antes de que se produjeran los sucesivos desplazamientos de sus integrantes, que como veremos, no mermaron un ápice su proyecto creativo, y al contrario, marcaron el comienzo de una nueva etapa en su trayectoria musical, “Los del Ocaso” participaron a fines del 68 en un encuentro de bandas juveniles realizado en el Teatro Municipal, evento auspiciado por Radio Polar. Aquí es donde Juan Carlos González y Alejandro Doberti, miembros del grupo “Generación 68” del Liceo de Hombres, aceptaron ‘reforzar’ a “Los del Ocaso” ante la inminente partida de Wegmann y de Mimica.

Era inevitable que la actividad artística y cultural estuviera matizada por la efervescencia política que se observaba en todas partes. En Chile, el gobierno demócrata cristiano de Eduardo Frei Montalva avanzaba en sus llamadas reformas estructurales, pese a que, la oposición tanto de la derecha encarnada en el Partido Nacional y también, en la izquierda con los partidos Radical, Socialista y Comunista, ejercían un férreo control a las iniciativas que presentaba el Ejecutivo.

Sin embargo, Frei no contaba con la división del oficialismo que se hizo evidente aquel año 69. La juventud de su partido esencialmente, consideraba insuficientes las medidas implementadas en su programa de gobierno. Ello quedó de manifiesto cuando un sector fundó el Movimiento de Acción Popular Unitario, Mapu, el 19 de mayo de 1969 y otro grupo no menos importante, denominados ‘terceristas’, que se mantuvieron en el conglomerado durante un tiempo, pero que en los primeros meses del gobierno de Salvador Allende se comprometieron con el proyecto de la Unidad Popular conformando el partido Izquierda Cristiana.

El panorama político incidió directamente en la producción de “Los del Ocaso”, quienes sintonizaron con las ideas de los ´terceristas’ participando en varias actividades proselitistas por un lado, o actuando en eventos en donde se percibía una mirada crítica al accionar del gobierno, en instantes en que se escuchaban voces de reconocidos militantes oficialistas que decían frases del calibre de: “Hemos hecho todo, menos la revolución”, en clara alusión de que el programa progresista del gobierno de Frei conocido como ‘Revolución en libertad’ no había materializado cambios de fondo.

Como fue una tónica en esta época, “Los del Ocaso” compartieron su música en varias ceremonias organizadas por el gobierno. De esta manera, encontramos al grupo acompañando al ministro de Vivienda Juan Hamilton Depassier, actuando con gran entusiasmo en la inauguración de la población Gobernador Viel en Punta Arenas, en el invierno de 1969; en el estreno de la industria textil Lanera Austral y en la entrega del asentamiento campesino Cañadón Grande en el verano de 1970.

Precisamente, en medio de estas actividades que podríamos llamar ‘de difusión’ “Los del Ocaso” ganaron, en agosto de 1969, el Pre Festival Folclórico de la Patagonia con la interpretación de sus temas, “Donde termina el horizonte” y “Punta Arenas bajo la nieve” que el público conocía simplemente como “Nieve”. Con el apoyo irrestricto del respetable, el grupo se impuso a “Las eyayemas de Pampa Blanca”, “Folklore 5”, “Los del Conjunto”, “Los Reales” y “Los del Estrecho”. Finalmente, “Los del Ocaso”, integrado por Alejandro Doberti, Juan Carlos González, José Palma y Miguel Palma, tuvieron una gran actuación en el certamen realizado en el Cine Gran Palace alcanzando en el veredicto del jurado, el segundo lugar en la categoría de composición de temas inéditos.

Con toda esta experiencia adquirida en tan poco tiempo, “Los del Ocaso” volvieron a dirigirse a Viña del Mar donde revalidaron su primer lugar del año anterior, con una formación que incluía a Miguel Palma, José Palma, Juan Carlos González y Ricardo Salles. Comenzaba una nueva década repleta de ideales y proyectos, pero que al cabo de unos años, se trizaría abruptamente.

Suite vocal a Magallanes

A fines del volátil año 1969, “Los del Ocaso” se concentraron para dar cuenta de una de sus principales realizaciones, y que tendría mucho que ver posteriormente, con la elaboración del Canto a Magallanes, ya como taller Alturas.

Hacía un buen tiempo que pensaban en musicalizar a la región, estableciendo los principales hitos que podrían indicar, desde un prisma histórico, la creación de un patrimonio cultural regional, a contar de la llegada de los primeros europeos a la Patagonia y al estrecho de Magallanes; su encuentro con los pueblos originarios, el intento frustrado del imperio español de fortificar y proteger este paso bioceánico; la llegada de la goleta Ancud con su tripulación de veintitrés chilotes y la fundación de Fuerte Bulnes, primer asentamiento chileno en el fin del mundo. “Los del Ocaso” creían que la inmigración extranjera al territorio se conectaba con el desarrollo de la industria ganadera, la cual originó la creación de nuevos poblados; como asimismo, el descubrimiento del petróleo trajo bienestar y prosperidad no solo a nivel local, sino para todo Chile.

Esta historia musical de Magallanes tenía como telón de fondo, el escenario natural de la figura del habitante de la zona, mimetizado con el clima y la geografía de la Patagonia. Por eso, el viento, la nieve, la luz del verano, la oscuridad del invierno, se entremezclan con el mito y la leyenda, del ‘ser’ y del ‘estar’ en este territorio.

“La Suite Vocal de Magallanes” se presentó en la iglesia Catedral de Punta Arenas en el verano de 1970. Por primera vez se escucharon en el principal templo católico de la región, guitarras eléctricas y bombos, además de canciones que referían a la búsqueda de nuestra identidad, como las ya conocidas “Donde termina el horizonte” y “Nieve”, a lo que se agregaban, “Punta Arenas, adiós”, “Tonada para el regreso”, “Entre el cielo y el silencio” y otras.

En la Unidad Popular

Entre septiembre de 1970 y septiembre de 1973, “Los del Ocaso” asumieron un compromiso político y social con el proyecto de gobierno que intentó llevar a cabo el Presidente Salvador Allende y los partidos de izquierda. En los círculos artísticos y en la calle, se les señalaba como un grupo identificado con la Unidad Popular.

En este periodo, “Los del Ocaso” combinaron su estilo de música folclórica con sentido regional y la interpretación de canciones de grupos como Quilapayún, Inti Illimani, y de solistas como Víctor Jara y Patricio Manns. Era común verlos actuar en eventos organizados por la Cut, o por los partidos y movimientos afines al gobierno. Se les podía encontrar con los primeros pobladores que constituyeron la población El Pingüino o recorriendo los diferentes asentamientos campesinos de la región.

Ello no impedía, ciertamente, que continuaran realizando su acostumbrada música folclórica. En 1972, “Los del Ocaso” triunfaron en el IV Festival Folclórico en la Patagonia en la categoría aficionado, con el tema, “La leyenda del calafate”, cuya letra y música se debía a Miguel Palma.

La repercusión que tuvo la canción junto con la destacada actuación del grupo, fue comentado extensamente en los medios regionales y nacionales. Debemos recordar, que en ese entonces, el certamen musical era difundido en la prensa de Santiago que enviaban a sus principales columnistas especializados en artes y espectáculos para la cobertura del festival.

Esa vez, la periodista acreditada de la cadena de El Mercurio Yolanda Montecinos, durante su permanencia en Punta Arenas escribió varios párrafos elogiando la calidad, el profesionalismo y la coordinación existente entre los miembros de “Los del Ocaso”, pese a que el promedio de edad del grupo no superaba los veinte años. En la jornada de cierre, dedicó casi una página completa en el diario de la tarde de la capital, La Segunda para resaltar las virtudes del cuarteto.

Montecinos recomendó a su marido, el productor Roberto Inglés, quien fuera representante en Chile de RCA Víctor, que conectara a  “Los del Ocaso” con el sello nacional IRT lo que se concretó en octubre de 1972, en los instantes en que se iniciaba el paro nacional de camioneros y otros gremios de la producción y del comercio, que se extendió por casi un mes y puso en jaque al gobierno. Si bien, el grupo alcanzó a presentarse en la peña de los Parra y recibió una invitación formal de la Embajada de Checoslovaquia para visitar ese país europeo, lo cierto es que la proyectada alianza con IRT permitió grabar un disco stenden play, 45 single, con la inclusión, entre algunos temas, de “Punta Arenas adiós”, “La leyenda del calafate”, “Tonada para el regreso”.

Los días vividos en Santiago fueron caóticos. El grupo recién pudo volver a Punta Arenas en la última semana de noviembre. Todavía quedaba la campaña parlamentaria de marzo de 1973, verdadero termómetro político para el gobierno. Si la oposición conquistaba los dos tercios del Congreso estarían en condiciones de forzar la destitución de Allende. “Los del Ocaso” recorrieron cada rincón de Magallanes apoyando a los candidatos de la Unidad Popular, en especial a Claudio Mardones de la Izquierda Cristiana y Carlos González de Partido Socialista.

Guillermo Mimica recuerda con nitidez la última actuación del grupo en el cierre de campaña parlamentaria en un improvisado escenario ubicado frente a la imprenta Hersaprint en calle Bories, donde hoy se ubica el Supermercado Unimarc. Miguel y José Palma cantaron algunos temas en el gimnasio Cubierto para el tercer aniversario del triunfo de Allende, el 4 de septiembre de 1973.

Vino la separación y el exilio. Pero las ideas quedaron, para renacer con la aparición del taller Alturas.

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