El problema, en la sociedad y la justicia
Y, así vamos: hace más de un año, en el mes de octubre de 2024, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos presentó el proyecto ley que modifica el sistema de nombramiento de jueces o, con mayor precisión, la reforma constitucional que modifica el gobierno judicial y crea un Consejo de Nombramientos Judiciales y recién el 24 de noviembre el Senado informó que la idea de legislar fue aprobada por su Comisión de Constitución con fecha 24 de noviembre de 2025, luego de agregar y adherir al proyecto del gobiernos dos mensajes presidenciales y seis mociones parlamentarias. En dicho trámite hubo tres senadores que indicaron que el proyecto está en una etapa muy primaria y que es necesario hacer varias modificaciones.
Personalmente creo que dicho proyecto no verá la luz con la supuesta urgencia que la sociedad requiere y, además, creo que existe un problema de fondo que afecta el sistema de nombramiento actual y que también explica la polarización de la sociedad chilena que se ha manifestado en los dos intentos constitucionales y que, de manera más morigerada, se manifiesta en la elección presidencial ad portas: la ausencia de sinceridad, un aprovechamiento pequeño en favor propio o egoísmo y la escasa tolerancia que hoy caracteriza a los seres humanos.
En efecto, el problema no radica en la falta de probidad o en el aprovechamiento del sistema por parte de algunos en perjuicio de todos los chilenos y, esencialmente, en perjuicio de la gran mayoría de jueces y funcionarios que son probos, comprometidos y en los cuales la vocación es el principal incentivo para trabajar en el ámbito judicial. Pero, veamos el porqué de mi afirmación.
Hay una falta de sinceridad que realmente me sorprende especialmente de los parlamentarios y políticos que son abogados y que hoy rasgan vestiduras por los casos de corrupción que se han hecho públicos, pues todos hablan, se expresan y proponen soluciones asumiendo una total ignorancia en torno al sistema que durante toda nuestra vida institucional ha funcionado y me parece pertinente explicarlo: el juez por definición debe ser un ser humano desagradecido, ya que después de buscar el apoyo para su nombramiento debe desconocer a quienes lo apoyaron en la resolución de conflictos, sea fallando conforme a derecho y no a intereses personales, sea excusándose de fallar cuando se sienta comprometido, así era y así es el sistema, la excepción es el juez que rompe esta regla no escrita y sobre él debe caer el cuestionamiento y la dura sanción. Esta situación es conocida de cualquiera persona que haya operado en el sistema judicial y ocultarlo, no evidenciarlo en su perspectiva correcta, acredita una falta de sinceridad que se acerca al cinismo.
A diferencia de muchos, yo creo en la honorabilidad y la rectitud de la gran mayoría de los jueces y funcionarios judiciales, pero también entiendo que es necesario adoptar medidas, pues existe una necesidad de evitar estas transgresiones y para ello se deben establecer mecanismos relacionados con la transparencia y la probidad y por el establecimiento de un sistema que, probablemente será diseñado por aquellos que han abusado del actual y que establecerán desde temprano, formas de vulnerarlo; para tales efectos sólo se requieren algunas medidas relacionadas con la transparencia como: que se señalen por los jueces en forma pública las personas que forman parte de su entorno cercano, que se utilicen por ellos sólo medios de comunicación públicos y que en cada concurso los incumbentes precisen con quien y por qué razón se comunicaron estableciendo fuertes y graves sanciones si se constata que no se han cumplido dichas obligaciones. Suponer que un sistema de mérito va a solucionar estos problemas no es real y nos coloca en situación de un problema mayor, porque si bien, existen jueces totalmente independientes y conozco muchos de ellos, no es posible evitar que carezcan de amigos relaciones familiares, sociales y comerciales
un sistema de selección no evita la sociabilidad de cualquier hombre o mujer. Si quieres ser juez o funcionario judicial, tu vida debe ser transparente y quien tiene la vocación y capacidades debe aceptarlo y, por lo demás, se debe sancionar, no la sociabilidad o la solicitud de apoyo de un juez para un nombramiento, lo que se debe sancionar es el pago de favores, el torcer la justicia por fines interesados.
En la próxima columna desarrollaré los otros conceptos que confluyen en la explicación del problema.




