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El abandono social de los mayores

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 3 de Diciembre del 2025

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En las habituales lecturas de periódicos o noticias del mundo, estas semanas me llamaron la atención dos hechos separados que tienen una raíz común y también una derivada que detallaremos en este relato.

Lo primero es una noticia española acontecida en Valencia. Allí se encontró el cuerpo de uno de sus habitantes -de 86 años- en su departamento, 15 años después de su muerte. Un hecho brutal, por lo que significa que su ausencia no sea percibida por su entorno social o familiar. Según sus vecinos vivía solo y estaba distanciado de su familia. Un hecho fortuito como una inundación del edificio llevó a los bomberos a ingresar a su departamento, en el que vivía desde que se había separado y estaba lejos de sus dos hijos. Este hecho ha puesto en el tapete en la sociedad española la soledad extrema y la falla en los sistemas de alerta en un país altamente digitalizado, pero también la falta de contacto social y la soledad del hombre, que llevaron a que nadie lo buscara en todo este tiempo.

En otra lectura sobre el envejecimiento, en la capital colombiana un hecho llamó mi atención: Según un psiquiatra la soledad “equivale al daño de fumarse 15 cigarrillos al día”; esto por estar relacionado con las sensaciones de aislamiento, la pérdida de motivación para sobrevivir, la falta de actividad o sedentarismo, el aumento de peso en las personas con enfermedades metabólicas. En el artículo se señalaba la necesidad -que hemos reiterado- de crear redes no sólo familiares, sino que sociales, en torno a los mayores en una comunidad; a trabajar con ellos para motivarlos a salir de casa y realizar diversas actividades según sus intereses.

Es importante y muy esencial en nuestra sociedad magallánica, el que los mayores cada día tengan las suficientes motivaciones para abrir la puerta de sus casas y salir, a diversas y variadas actividades, con lo que al regresar queden más ganas de volver a salir al día siguiente.

Cuando se dice que la oferta de cursos y actividades están limitadas a ciertos cupos y no alcanza para todos los que quieren, debemos tener en cuenta que hay personas que se van a quedar en casa y no van a salir. Llevando al extremo de la primera noticia que comentábamos, así se empieza: cuando no encontramos nada interesante que hacer en nuestro entorno social o familiar. Por eso, esto también implica ir a buscar y sacar de sus casas a aquellos que dejan de asistir a los clubes u organizaciones de mayores. Es parte del compromiso y de la actividad de pertenecer a tales grupos.

El acompañamiento no sólo es para el día del encuentro; es llamarse y estar atento al otro. Es crear una cultura de solidaridad y apoyo tan necesaria en esta edad y debe ser el foco principal de los sistemas sociales; los que tienen que ir apoyando a quienes enfrentan esta etapa de la vida con una red familiar más precaria.

¿Eso es todo? O ¿hay más por hacer? En el articulo colombiano y frente a las altas cifras de personas solas en la edad adulta y la vejez, se señala también un cambio estructural que debe desarrollarse al momento de construir los espacios comunitarios. Significa crear espacios que propicien el encuentro no sólo de personas mayores, significa crear parques o lugares de esparcimiento al desarrollar la ciudad; también espacios comunitarios techados como bibliotecas o salas para distintas actividades en los territorios. Significa crear espacios de habitabilidad más acorde a lo que requieren las personas mayores. Departamentos o casas tal vez con menos dormitorios, pero si funcionales en su uso. Que tengan pie de duchas más que tinas, cocinas más amplias y funcionales a cuenta del espacio destinado a familias más numerosas. Todo un desafío al momento de diseñar habitabilidad. Hoy hay una solución única que se replica y repite para todos igual. Es el desafío para quienes diseñan: se requieren espacios más amigables, tanto dentro como fuera del hogar. No es sólo cemento, es poner en el centro a quienes van a compartir ese espacio, quienes en definitiva lo van a habitar.

Cuando vemos los grupos sociales que conforman los comités pro vivienda, vemos una gran diversidad de personas que los conforman, pero la oferta es siempre la misma. Las plazas están pensadas mayoritariamente para personas jóvenes con hijos pequeños. Pero parques y espacios para los mayores o los que serán mayores en esas poblaciones, no se piensan ni se planifican. Es el momento de sentarse y planificar de una manera distinta. Para que sea motivante salir de casa e interactuar con los vecinos.

No es factible seguir viviendo y desarrollando la vida detrás de las puertas de las casas, aunque nuestras realidades sociales son complejas y cada vez más difíciles, el esfuerzo y el trabajo debe estar centrado en construir y desarrollar una sociedad más amigable.

Hoy la diversidad nos debe motivar a buscar y trabajar por soluciones distintas. Mañana no puede ser un magallánico el que se encuentre tiempo después de su muerte, en su casa sólo y abandonado en esta esta etapa de la vida. No los podemos seguir manteniendo en riesgo o abandono social. Siempre hay algo por hacer. Hoy es el turno para quienes tienen que planificar y desarrollar programas. Como sociedad magallánica debemos hacerle frente a la soledad o abandono de sus integrantes. Una tarea para todos.

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