Querella criminal de Umag expone contradicciones de rectoría y veta política
Lucas Ulloa Intveen
La querella criminal interpuesta por la Universidad de Magallanes (Umag) ante el Juzgado de Garantía de Punta Arenas por el atentado al mural de Francisco Bettancourt, ya admitida a trámite, ha puesto en evidencia una serie de contradicciones directas entre el relato jurídico formal de la institución y las declaraciones públicas ofrecidas por el rector José Maripani Maripani y otras autoridades.
El documento judicial, que persigue los delitos de daños calificados y allanamiento de morada, entrega detalles cruciales que la rectoría había negado, minimizado o simplemente “desconocido” en sus comunicaciones a la prensa y al estudiantado.
Una de las mayores discrepancias radica en la motivación detrás del vandalismo. Inicialmente, el rector Maripani declaró que, en cuanto a elementos ideológicos del acto, desde la universidad carecían de antecedentes. “La verdad no tenemos información”, afirmó. Sin embargo, la querella criminal establece que los involucrados, al ser confrontados por el guardia, “se negaron a proporcionar detalles significativos, limitándose a señalar que su accionar obedecía a una ‘motivación política’”.
Más aún, la propia Umag, a través de sus abogados, solicitó al tribunal que se considere que los daños fueron cometidos con “dolo directo con móviles y fines políticos”. La querella pide específicamente que se aplique la circunstancia agravante de ideología, una medida que contradice categóricamente la supuesta falta de información del rector.
Contacto de la madre
La querella expone con nombre y apellido el contacto que el rector Maripani había negado tener de manera “oficial”. El rector indicó que desde la Umag no había tenido contacto directo con los involucrados o sus familiares. Solo se recordó una llamada telefónica de un “tercero” al director jurídico, sin “formalidad” ni saber a quién representaba.
Pero, los hechos detallados en la querella explican que, en la madrugada del sábado, cerca de las 4,57 horas, mientras el celular encontrado era custodiado, éste sonó. “Al contestar, una mujer se identificó como la madre de una joven, manifestando preocupación por su hija”, se indica.
La Umag identificó a esta persona con su nombre en esta querella, indicando que es la madre de una de las personas que protagonizaron este acto vandálico. La querella confirma que “acudieron los padres de la involucrada”, quienes “se llevaron a los tres involucrados” del campus alrededor de las 7,50 horas.
El detalle del documento es tal que la Umag ha solicitado formalmente al Ministerio Público que se tome declaración a la madre, lo que confirma que el contacto fue oficial, conocido y documentado desde las primeras horas del incidente. Este nexo temprano con la familia se alinea con la versión estudiantil de que la madre habría ofrecido financiar el mural a cambio del “resguardo de identidad”.
El padre de la estudiante fue contactado la semana pasada por este medio, negando todos los hechos y amenazando con demandas y acciones judiciales.
Este viernes fue contactada la madre de la joven, a raíz de que su nombre apareció en la querella. De manera similar, negó todos los hechos descritos en el documento, incluido contacto con la universidad o que haya ido a buscar a los involucrados, así como la presunta participación de su hija.
Vínculo político
La solicitud de la agravante de ideología validaría que el ataque fue motivado por la oposición al significado político del mural de un detenido desaparecido. Como fue detallado en un reportaje publicado el domingo pasado, quienes estarían detrás serían simpatizantes, cercanos o derechamente militantes de un partido de la derecha conservadora.
La madre de la estudiante está casada con un excandidato a consejero regional de derecha. Ambos asisten a una iglesia evangélica junto con su hija.
Falla de seguridad
Sobre el descubrimiento de los perpetradores, se dieron tres versiones inicialmente. En la querella, no obstante, se establece que el guardia Enrique Maynar fue informado por otras dos auxiliares de aseo de que habían encontrado a “tres personas (dos mujeres y un varón) escondidas” en la sala utilizada por la Feum. Esto confirma que las trabajadoras de aseo fueron quienes realmente encontraron a los intrusos durmiendo.
Se detalla que el personal de seguridad observó a una persona por cámaras y encontró un teléfono celular enchufado en la escena. Además, confirma que los perpetradores utilizaron sus “propias tarjetas en las máquinas expendedoras de café”, siendo captados. El guardia también solicitó a las tres personas que registraran sus datos de identificación, a lo que se negaron.
“No entregaron identificación, se negaron a registrar sus datos, ni colaboraron con información sobre su ingreso. Una de las tres personas encontradas al interior del edificio manifestó ser estudiante de la Umag, sin embargo, se negó a identificarse. Las otras dos personas expresamente indicaron no pertenecer a la institución educativa”, plantea la querella.




