Necrológicas
Mañana se envían las primeras 300 toneladas

Seis buques, 15 mil toneladas en materiales y una meta en 2028: la compleja logística detrás del nuevo muelle en Bahía Fildes

Domingo 14 de Diciembre del 2025

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  • Cerca de 40 trabajadores por temporada, dotaciones navales y soporte técnico en tierraparticipan en una obra que requirió ajustes clave en su licitación para hacerse realidad.

 

Marcos Sepúlveda Loyola

 

Una operación compleja, planificada con meses de anticipación y que integra variables climáticas extremas, estrictas normativas ambientales y una coordinación precisa entre transporte marítimo, terrestre y faenas en terreno, define la logística de la construcción del nuevo muelle en el territorio antártico chileno, específicamente en Bahía Fildes, isla Rey Jorge.

El proyecto, valorizado en más de $23 mil millones, permitirá dotar a la zona de una infraestructura portuaria clave para el desarrollo de actividades científicas, históricas y de investigación, facilitando las operaciones de los distintos programas antárticos que operan en el sector. “Esta infraestructura va a entregar grandes facilidades a todos los operadores antárticos que trabajan en el territorio”, destacó el comandante en jefe de la Tercera Zona Naval, comodoro Juan Soto Herrera.

Hace un par de días zarpó la primera embarcación con destino a Bahía Fildes, transportando las maquinarias iniciales que darán inicio a las obras. A este viaje le seguirá, mañana, el remolcador de alta mar y buque logístico Lientur, perteneciente a la Armada de Chile, que trasladará sacos de arena, gravilla, cemento y varias decenas de muros de hormigón armado, cada uno con un peso superior a las cuatro toneladas.

En total, durante esta primera fase del proyecto, se enviarán cerca de 300 toneladas de carga hacia la Antártica. Este primer traslado será clave para determinar los tiempos de descarga, estimados entre tres y cuatro días, aunque proyecciones más optimistas indican que el proceso podría completarse en 48 horas gracias a las grúas especiales del remolcador.

Este hito marcará el inicio de un flujo constante de embarcaciones que transportarán los materiales necesarios para levantar la infraestructura portuaria. 

Un equipo periodistico de El Magallanes tuvo acceso a las faenas de carga de estos primeros materiales con destino a la Antártica. En el recorrido fueron acompañadado por el comandante en jefe de la Tercera Zona Naval, comodoro Juan Soto Herrera y al Director General de Obras Públicas, Boris Olguín,  

Seis buques involucrados 

En enero está previsto el envío del mayor volumen de carga, aprovechando la ventana logística más favorable que ofrece la temporada estival. Esto será realizado por buque multipropósito Sargento Aldea el próximo 12 de enero. 

A esta operación se sumarán los remolcadores Janequeo y Galvarino, y la Armada evalúa incorporar otras unidades como el Aquiles, el Fuentealba y el Viel, con el objetivo de reforzar la seguridad y continuidad del proceso ante eventuales contingencias operativas o climáticas.

Para el montaje completo del punto de desembarco, la Armada deberá movilizar más de 15 mil toneladas de material, una cifra comparable a la estructura gruesa de unas 1.500 viviendas sociales de hormigón armado.

Respecto al personal involucrado en la logística naval, el comodoro Soto Herrera precisó que las operaciones se sostendrán principalmente en las dotaciones de los buques, apoyadas por un robusto soporte en tierra. 

Este respaldo contempla mantenimiento previo, durante y posterior a las faenas, con participación de Asmar Magallanes y del Astillero Antártico, asegurando que todas las naves se mantengan en condiciones óptimas para cumplir la misión.

Los materiales serán acopiados en terrenos pertenecientes a la Fuerza Aérea de Chile en Bahía Fildes, previamente definidos para este propósito y coordinados entre las distintas instituciones involucradas.

El transporte de los materiales hacia la Antártica tendrá un costo aproximado de $2.500 millones, según detalló el director General de Obras Públicas, Boris Olguín, quien además precisó que no se realizarán trabajos de dragado debido a que la bahía cuenta con la profundidad suficiente para el atraque de las naves.

Los muros de hormigón, vigas, losas y otras estructuras son prefabricados en Punta Arenas y enviados principalmente en la embarcación programada para enero. Algunas piezas, como los elementos de acero, son elaboradas en el extranjero —principalmente en Alemania— y en la región solo reciben tratamientos de protección anticorrosiva. Cada viga pesa entre tres y cuatro toneladas y será clave en la construcción del frente de atraque.

Será inaugurado en 2028

El proyecto contempla, en su primera etapa, la construcción de un muelle de 27 metros lineales por 22,5 metros de ancho, junto a una explanada de 1.600 metros cuadrados, que servirá como base para futuras edificaciones en el continente antártico.

La estructura será opaca y estará compuesta por perfiles de tablestacado en su contorno, relleno estructural y un pavimento de hormigón armado. En una etapa posterior, se considera la extensión del muelle en 28 metros adicionales, alcanzando un total de 75 metros de largo.

Uno de los principales desafíos técnicos será el hincado y la estabilización de las fundaciones de la infraestructura portuaria, proceso fundamental para la posterior construcción del frente de atraque.

En las faenas de construcción trabajarán cerca de 40 personas por temporada. Los trabajos se desarrollarán entre los meses de noviembre y marzo, período en el que las condiciones climáticas son más favorables, y el contratista será responsable de costear la movilización del personal.

En paralelo, el muelle de Bahía Fildes se construirá junto con la pista aérea en Teniente Marsh, ambas consideradas obras habilitantes para avanzar en la remodelación de la Base Julio Escudero del Instituto Chileno Antártico. 

La inauguración del proyecto está proyectada para 2028. 

El proceso de licitación de esta obra enfrentó dificultades iniciales, ya que fue declarado desierto en dos ocasiones por falta de oferentes, lo que obligó al Ministerio de Obras Públicas a modificar las bases.

Según Boris Olguín, la clave para destrabar el proceso fue eximir a la empresa adjudicataria del costo del transporte de materiales, responsabilidad que fue asumida por la Armada de Chile. “Esto le dio certeza al proceso de licitación”, reconoció el directivo.

La  construcción esta a cargo del consorcio compuesto por la Constructora ConPax SpA, Bravo e Izquierdo Ltda. y Francisco Huenchuñir Díaz.

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