Necrológicas
  • – Héctor Jorge Castillo Ortiz

Nuevas manos para la agricultura natalina

Por La Prensa Austral Lunes 22 de Diciembre del 2025

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Mientras gran parte del debate público regional se concentra en las grandes inversiones, la energía o el turismo, en silencio -pero con efectos profundos- se está gestando otro proceso igual de estratégico para Magallanes: el recambio y fortalecimiento de la agricultura familiar campesina. No se trata solo de producir verduras; se trata de arraigo, soberanía alimentaria, innovación y futuro.

Las historias de jóvenes y familias que hoy apuestan por quedarse y trabajar sus huertas y campos, apoyadas por instrumentos públicos como los de Indap, muestran que la agricultura ya no es sinónimo de precariedad ni de pasado. Por el contrario, emerge como una actividad planificada, tecnificada y con proyección comercial real, incluso en un territorio históricamente desafiante por clima, aislamiento y costos.

En la edición de El Magallanes, publicamos un reportaje que dio cuenta de cómo esto se está haciendo realidad no sólo en Punta Arenas, sino en las diferentes comunas y, en particular, en Natales.

Nicole, con apenas 27 años, invirtiendo en invernaderos y sistemas de riego; o José y su familia, transitando del autoconsumo a la venta con apoyo técnico y equipamiento, reflejan un cambio cultural relevante. Son personas que entienden la producción agrícola no sólo como subsistencia, sino como emprendimiento, como proyecto de vida y como aporte a la economía local. Que ese paso se dé en Puerto Natales no es menor: descentraliza oportunidades y refuerza la idea de que el desarrollo regional no debe concentrarse en pocos rubros ni en pocos actores.

El rol del Estado, en este contexto, es clave. Programas de riego, asesoría técnica, apoyo a jóvenes y financiamiento inicial no son “gastos”, sino inversiones con retorno social, económico y territorial. Que Indap haya reorientado y fortalecido sus líneas para jóvenes habla de una lectura correcta del momento: sin nuevas generaciones en el campo, no hay agricultura posible ni seguridad alimentaria sostenible.

Pero este impulso no puede quedar sólo en buenas experiencias individuales. Requiere continuidad, articulación con mercados locales, educación técnica, apoyo a la comercialización y una mirada estratégica que entienda la agricultura como parte del desarrollo integral de Magallanes. El desafío es que más jóvenes vean en la tierra no un límite, sino una oportunidad.

En tiempos donde la despoblación rural y la dependencia externa de alimentos son temas crecientes, apostar por estas “nuevas manos” no es solo deseable: es una decisión inteligente y urgente para el futuro de la región.

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