Presupuesto 2021: ojo con la letra chica
Cada 30 de septiembre, el gobierno debe enviar al Congreso el proyecto de ley de presupuesto del año siguiente, de modo que en 60 días se discuta y finalmente se apruebe el financiamiento del Estado. Esta vez, según lo que informa el gobierno, el presupuesto de la nación tendrá un incremento de un 9,5% en comparación al vigente, y tiene entre sus prioridades la protección de ingresos, recuperación económica, avanzando en la recuperación desde los gobiernos locales ya sea regionales y municipales. Hasta aquí todo parece necesario y parece lógico. Pero lo cierto es que en las grandes cifras se esconden las miserias, y en la dictadura de los promedios se silencia la realidad de quienes más sufren las crisis y tiempos malos.
Si se analiza la propuesta del gobierno, se indica que el presupuesto del gobierno regional de Magallanes será de $61.688 millones representando un incremento de un 3,3%, lo que sumado a $716 millones de un Fondo de Emergencia Transitorio, pudiese representar un incremento en comparación al presupuesto actual de un 4,5%. Por otra parte, la inversión sectorial realizada a través de los ministerios tiene importantes incrementos de un 33,35% del Mop, 18,05% del Minvu, 9,11% de Agricultura, 24,58% del Trabajo y Previsión Social, aún no se informa cuánto de todos estos incrementos llegará a Magallanes.
Durante el último tiempo hemos visto cómo los fondos regionales han ido a suplir la falta de financiamiento de los ministerios, pues a nuestras autoridades en lugar de dar la pelea para traer más inversión desde Santiago, les sale más cómodo esperar el esfuerzo que hace el Consejo Regional que entiende de las necesidades y prioridades de su gente. Por ello, creo que, en este tiempo de discusión del presupuesto, el gobierno regional y los ministerios deben informar qué es lo que tienen considerado para Magallanes, pues las prioridades de ellos no son necesariamente las que la ciudadanía requiere o demanda. El ejemplo para graficar esto es la vía elevada que el Mop insiste en construir cuando ni el Core, ni el Concejo Municipal, ni organizaciones ciudadanas están de acuerdo en malgastar en una solución incompleta y onerosa.
Debemos además estar atentos en cómo se gastarán los dineros de todos los chilenos, pues para recuperar la economía se debe poder llegar a todos los proveedores del Estado, en especial a los pequeños y medianos para lo cual se deben revisar y facilitar los procesos, apuntando a generar mayor mano de obra por sobre la optimización de los recursos. Se trata de poder generar el efecto multiplicador del dinero, para lo cual es importante dinamizar la economía local, evitando la concentración en unos pocos actores.
Del mismo modo, si se trata de transferencias a los ciudadanos, éstas deben ser mediante procesos simples principalmente para quienes no saben acceder a los beneficios que brinda el Estado, ya que esta crisis sanitaria y económica ha demostrado los problemas que tienen nuestras instituciones para poder llegar a la clase media, y a las pequeñas y medianas empresas.
Estamos viviendo tiempos difíciles, con un horizonte poco claro aun de cuando llegaran certezas, por ello que nuestras autoridades y quienes administran los recursos del Estado tienen el desafío y la exigencia ética moral de que con sus decisiones se apoye a la mayor cantidad de compatriotas. No son tiempos normales, sino que tiempos excepcionales, y por lo tanto el bien común debiese imponerse.