Los desembarcos de centolla han caído 40% respecto de los registrados en 2019
– Pescadores atribuyen bajo precio de mercado y que este año hay menos embarcaciones en las faenas, como razones para una temporada que califican de complicada.
“En los más de 20 años que llevo dedicados a la pesca artesanal no se había visto nunca una temporada tan mala y complicada como ésta”, señala el armador pesquero Ricardo Traba, al analizar la difícil temporada que enfrentan este año en la extracción de la centolla, que comprende entre los meses de julio y noviembre, para luego entrar en veda reproductiva por otros siete meses.
Traba, quien además es vicepresidente de la Cooperativa de Pescadores de Barranco Amarillo, describe que septiembre fue un mes lento y que mantuvo la tendencia de cómo se ha registrado este año la temporada, donde hasta ahora no ha concitado todo el interés que tradicionalmente registra en el sector pesquero artesanal que, tras la temporada del erizo, se vuelca a trabajar en la búsqueda del preciado crustáceo de caparazón roja.
“Vemos que de alguna forma la producción en la zona de pesca ha mermado mucho porque también el precio de la centolla está casi un 30% menos de lo que se pagaba en esta fecha el año pasado. Recuerdo que el kilo el año pasado estaba entre los 6.000 y 6.500 pesos y ahora no supera los 4.100 pesos”, relata Ricardo Traba.
A ello agrega que además el costo operativo es muy alto por todo lo que implica invertir en preparar la lancha y luego comprar los insumos para los tripulantes e, incluso, la carnada a utilizar.
En cuanto a los desembarques, estima que hasta lo que va esta temporada hay un 40% menos de lo que se registraba el año pasado. A mediados de agosto los desembarques bordeaban las 544 toneladas, mientras que en igual fecha del año pasado se empinaban por las 956 toneladas.
“También hay que considerar que a diferencia de otros años en esta temporada hubo mucha gente que no se incorporó en las faenas. Varios se mantuvieron en la temporada del erizo que registró un alza en sus operaciones y ha habido buenos precios de mercado”, recalca.
El directivo pesquero estima que quizás sea necesario extender hasta mediados de diciembre la temporada pensando en poder alcanzar mejores niveles extractivos y precios, algo que ya ocurrió el año pasado cuando las faenas extractivas se extendieron hasta el 20 de diciembre atendidas razones de periodos de mal tiempo.
Asimismo, piensa que este año no ha sido fácil la comercialización del preciado producto porque también influyen los efectos de la crisis económica por la pandemia en el mundo.
Juan Francisco Lemus, presidente del Sindicato de Pescadores Artesanales, coincide con Traba en lo malo que ha sido la temporada para los pescadores, pero critica que la mala tendencia de precios mostrada al inicio de la temporada se ha mantenido y no ha mejorado como se creía.
“Acá hay muchos pescadores que se encalillaron en armar sus lanchitas y echarse a vivir la temporada extrayendo los cinco meses, pero los precios están muy bajos. Imagínese se partió pagando unos 1.800 pesos por kilo y ahora los precios rondan los 2.500 pesos por kilo de venta en la zona extractiva”, explica Lemus.
Sin embargo, cree que acá los únicos que ganan más beneficios son los armadores de las lanchas acarreadoras, aquellas que recorren las faenas extractivas y transportan el producto a los terminales, concentrándose más del 80% de los desembarcos en la ciudad de Porvenir.
En cuanto a una eventual extensión de la temporada, la desestima porque piensa que solamente favorecería a los compradores que se abastecerían del producto por más tiempo, almacenar y después vender a un precio mayor.
“Yo no estoy de acuerdo en que haya que extender la temporada porque los precios no cambiarán mucho y además hay pocos pescadores dedicados a la temporada. Si ya no salieron otros difícilmente lo harán en los últimos dos meses”, opina Juan Francisco Lemus.