La ética profesional, un valor que se está perdiendo en Punta Arenas
Dr. (c) Jorge Acevedo
Investigador Centro Regional Fundación Cequa
De acuerdo con Aristóteles, la ética es la disciplina filosófica que estudia el bien y el mal, y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano. Por tanto, se trata sobre el conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad.
En ella también se encuentra la ética profesional, el cual es un principio fundamental que debe estar en toda persona que labora, pues implica un conjunto de normas, y más importante, de valores (como la responsabilidad, honestidad, respeto y discreción, entre otros) que rigen día a día el actuar de los trabajadores dentro de cualquier organización (e.g., empresa, institución, centros). Por tanto, la ética profesional guarda relación con la calidad moral del trabajo que realizamos, independientemente del estado de ánimo en que la persona se encuentre, y de lo que sucede internamente, ya que la responsabilidad profesional nos obliga a hacer un buen trabajo pase lo que pase.
La ética profesional también implica que se debe dejar de lado los beneficios y/o intereses individuales y trabajar en conjunto por el bien común; pero como en todas las cosas humanas hay trabajadores y profesionales que lamentablemente tienen una falta de valores profesionales, anteponiendo primero el interés personal por sobre cualquier otro principio, e incluso en desmedro de otras personas.
Lamentablemente, la falta de ética profesional se está acrecentando en todo ámbito social y laboral, afectando no sólo a las organizaciones, sino que también a muchas otras personas que son profesionalmente responsables. La falta de lealtad con sus pares, la deshonestidad, la falta de confidencialidad, la falta de compromiso (no cumplir con sus deberes al máximo), los actos de bienestar individual en los que sólo está de por medio su interés y beneficio propio, la manipulación de información engañosa o falsa, y la hipocresía son algunos de los ejemplos que cualquiera puede percibir o han percibido en algún momento, no tan sólo a nivel nacional, sino que también, y penosamente, en nuestra ciudad. El honor, que era un valor inquebrantable y no transable en épocas pasadas, ahora es casi un recuerdo de antaño y la ética profesional parece ir por el mismo camino.
Esta falta de ética profesional también ha alcanzado el ámbito científico, donde la ética (en este caso la ética científica) se encuentra arraigada desde los orígenes de la ciencia. Infelizmente, hoy en día existen investigadores (o que se hacen llamar investigadores) que por alguna desavenencia, conflicto o por soborno hurtan información o datos; los que se apropian de iniciativas científicas mentadas por otros; los que fabrican o alteran datos para engañar al sistema científico, y aquellos que siempre están buscando o anteponiendo su interés y beneficio personal (principalmente el económico) escudándose detrás de la ciencia, y de éstos también los hay en Punta Arenas.
Finalmente, es deber de todos, desde las casas, escuelas, universidad y en las diferentes organizaciones laborales reforzar este principio básico, ya que un mundo sin valores ni ética profesional, las personas y la sociedad no pueden desarrollarse armoniosamente, pues cada quien actuaría a su interés personal, sin orden y sobre todo sin una actitud positiva, sólo viviríamos por vivir.