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“Que veinte años es nada”… y 500, también

Domingo 25 de Octubre del 2020

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– Pocos saben que el programa original llegó a ser tan mediático y ambicioso que contempló en algún momento
la presentación del mismísimo Plácido Domingo y hasta de Andrea Bocelli. Todo se malogró a tal punto,
que nos quedamos sin degustar “el chupe de centolla más grande del mundo”.

Pareció como “Volver”, un tango de Gardel (y Alfredo Le Pera). Sí, amañando un poco la inspiración original de sus autores, parte de esta letra podría, perfectamente, ser usada para comenzar a hablar de lo que fue la conmemoración de los 500 años.

“Volver con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien. Sentir que es un soplo la vida, que veinte años es nada…”, podría haber cantado el Presidente Piñera en los actos que encabezó en la Costanera, en el muelle Prat y en el Centro Cultural. Su segunda visita relámpago a Punta Arenas en pocos meses nos mostró a un Mandatario canoso, para quien no sólo veinte, sino que 500 años parecieron significar nada o muy poco.

Aunque nuevamente el magallánico a pie fue excluido de los actos conmemorativos, al menos Piñera se animó a pisar la ciudad y ésta no fue una visita extramuros como la de agosto. ¿A qué le temerá la avanzada presidencial? ¿A qué le temerá Piñera? “Tengo miedo del encuentro, con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida…”, cantaba Gardel.

Bueno, estaba todo esto del Plan Zeta y, quizás, se temía que una horda de venezolanos se hiciera presente… Habría que preguntarle al ex agente local de la Ani si ello podría haber sido posible.

El invitado de piedra

Para ser justos, nadie, en sus peores pronósticos, habría augurado que esta efeméride sería empañada por la pandemia. Ni los tripulantes de las naos en medio del Pacífico interminable temieron tanto por su suerte y, así, el coronavirus fue la gota que rebasó el vaso. “Y se pudrió todo”, diría un hermano argentino.

Sin embargo, para ser honestos, esta conmemoración venía mal fraguada desde mucho antes. Primero, ningún gobierno ni regional ni nacional entendió que se trataba de una oportunidad única. Se constituyó, en las postrimerías de la administración que encabezó Jorge Flies, la “Comisión 500 Años” -que nadie sabe cuándo sesionó- y ésta se re-activó durante el segundo gobierno de Piñera… ¿Bajo qué intendente? Han pasado tantos por “La Moneda chica” que, como la memoria ya es frágil, nadie se acuerda. Igual, da lo mismo.

¿Para qué sirvió este selecto grupo de hombres buenos? Es la pregunta del millón. Para nada, salvo para engrosar el gasto de honorarios y para alimentar falsamente el sueño de muchos que esperaban que, a propósito de los 500 años, Hacienda chorreara recursos para las celebraciones. ¡Cuántos proyectos presentados! Locos, ambiciosos, imposibles, realistas, absurdos, pequeños… Hubo de todo y para todos los gustos.

Y, si de gustos se trata, lo que más podremos lamentar es que no hubo financiamiento para dar curso a ninguno de estos sueños y nos quedamos sin degustar “el chupe de centolla más grande del mundo”, aquel que se iba a preparar en Puerto Williams a un precio
desorbitante, según develó un consejero regional de la zona.

Después de tanta frustración, gran parte de los políticos regionales tendría que ser bien cara de palo para cuestionar al alcalde de Punta Arenas y acusarlo de llevarse la fiesta para la casa.

Hasta el propio jefe comunal resultó perjudicado porque él tenía una carta de proyectos que le cambiaría el rostro a la ciudad. No hubo recursos. No alcanzó ni para una manito de gato…

Ni Plácido ni Andrea

Corriendo solo la carrera de los 500 Años, el alcalde de Punta Arenas soñó. Soñó con una mega celebración. En algún momento, no sólo el Rey de España iba a pisar estas tierras, sino que llegaría el mismísimo Plácido Domingo… Hasta que el tenor fue acusado de ser acosador.

En algún momento del año pasado, incluso, en una reunión con la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio se habló de una actuación de Andrea Bocelli en el Centro Cultural Municipal… ¡Ciao, Andrea, que la fuerza te acompañe!

Y hasta la obra compuesta por Tito Pérez y Joshua Obilinovic no pudo estrenarse por el coronavirus. También se cayó el espectáculo mapping Patagonia Live Festival, se cayó esto, se cayó aquello.

Todo mal.

Del Plan Zeta a
“No seas+Zeta”

¿Qué quedó? Nada. Incluso, los que reclamaban: “No hay nada qué celebrar” desaparecieron del mapa.

A dos semanas del 21 de octubre todo se había suspendido, hasta que el Presidente recapacitó y no pudo con su alma y anunció nueva visita, como el “Volver” de Gardel.

De allí los consabidos actos oficiales que resultaron tristes, mezquinos. Una conmemoración puertas adentro, con un puñado de invitados, sólo con amiguitos ministros y la intendenta que, PCR en mano, llegó corriendo para la foto.

Un programa para resaltar la hazaña magallánica, en suelo magallánico, pero sin… ¡magallánicos!

“Que veinte años es nada”, cantaba Gardel y 500 años, ¿qué fueron?

Sólo la escultura de Gazitúa quedará como testigo de lo que no fue.

Así, los 500 años se nos fueron entre el Plan Zeta de Piñera y el “No seas+Zeta” de la muni.

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