“Definitivamente el delivery llegó para quedarse en el comercio magallánico”
– Pese a la grave crisis económica que enfrentan los dueños de restoranes, pubs y alojamientos turísticos -a consecuencia de la pandemia por el coronavirus-, Mario Navarro piensa positivo y ve, en lo inmediato, como un salvavidas a su sector esta modalidad de llevar el producto elaborado al domicilio del cliente.
“Somos optimistas, debemos tirar para arriba”, dice con entusiasmo el empresario gastronómico Mario Navarro, al abordar la gran crisis económica que enfrentan los dueños de restoranes, pubs y alojamientos turísticos a consecuencia de la pandemia por el coronavirus.
Con una experiencia de cuatro décadas en el rubro gastronómico y que comenzó en Santiago en el barrio Bellavista con el mítico Café del Cerro, Mario y su familia enfrentan este difícil momento del sector como si estuviesen imaginariamente enfrentando un fuerte temporal navegando en medio de un mar tempestuoso. Estos últimos ocho meses para ellos no han sido fáciles, como tampoco lo han sido para los demás comerciantes del rubro gastronómico.
Aún lamenta que debió enviar a parte de sus 40 trabajadores a la Ley de Protección del Empleo cuando comenzaba la pandemia y debió despedir a aquellos que llevaban menos tiempo contratados. Ahora mantiene a 15 empleados, pero no sabe cuándo volverá a retomar el funcionamiento de su otro local: La Perla del Estrecho, que por ahora seguirá cerrado por un buen tiempo.
Las energías las han volcado con su esposa y sus hijos en el restorán La Luna, con 20 años de funcionamiento en la calle O’Higgins, en plena cuadra de la ruta gastronómica turística de Punta Arenas.
“A comienzos de marzo estábamos pensando en implementar el sistema delivery en La Luna. Estuvimos cerrados marzo, abril y mayo, pero las vueltas de la vida nos hizo implementarla en forma inmediata cuando resolvimos abrir en junio”, describe Mario Navarro.
Para ellos ha sido una experiencia novedosa y admite que paulatinamente han ido mejorando las falencias que han ido corrigiendo en la operación diaria. Partieron repartiendo con un vehículo y ahora lo hacen con dos o tres dependiendo del flujo diario.
“Hemos crecido en nuestra carta. Teníamos uno o dos platos en el menú y ahora estamos con cinco alternativas y estamos ofreciendo otras opciones de picoteo como la pichanga tabla”, señala Navarro.
También han desarrollado promociones para captar a la clientela, aunque está agradecido del apoyo que han tenido de muchas familias que están recurriendo a esta opción.
“Si antes el delivery era un lujo hoy se ha transformado en una necesidad. Nosotros estamos repartiendo de 12 a 14 pedidos en una vuelta y normalmente salimos a las 12,30 con el primer reparto y otro después de las 13 horas”, señala el empresario que destaca que en este trabajo han estado unidos como familia con su esposa Marjorie y sus hijos, además del trabajo en cocina.
Capacidad reducida
Mario Navarro reflexiona que igual con los repartos se ha percatado de cuánto ha crecido Punta Arenas y admite que para hallar las calles que no conoce ha recurrido a la aplicación waze que le ha facilitado el trabajo.
Al comienzo salía a distribuir sin una ruta prefijada y a veces se encontraba repartiendo en el lado norte y después tenía que ir al otro lado de la ciudad.
Ahora han ido perfeccionando el delivery con distribución de sectores, mientras que otros clientes prefieren acudir directamente al local y retirar los platos en envases de aluminio aprovechando de llevar alguna promoción.
Sin embargo, igual extraña el movimiento del restorán como era antes de la pandemia, con el contacto directo con el público y el bullicio permanente.
Ya han preparado el restorán para cuando sea el momento de la reapertura ajustándose a todas las exigencias sanitarias impuestas por la autoridad sanitaria.
La capacidad para atender a 205 personas se redujo a 50 y así cumplir con el aforo exigido en el protocolo sanitario Covid-19.
Mientras su hijo Emiliano va chequeando los pedidos que están pendientes, Navarro reflexiona que a pesar de todo en este tiempo ha debido reconvertirse con el delivery, servicio de reparto que definitivamente, asegura, llegó para quedarse en el comercio magallánico.