La historia de una de las primeras contagiadas por Covid: “He dado dos veces positivo”
Si hay algo que está dejando esta pandemia son las experiencias de vida. Los llamados “casos humanos” que suelen deslizarse entre lo insólito, lo anecdótico, lo triste y lo impactante, pero que confluyen en una realidad que siempre, inexorablemente, invita a la reflexión.
Ayer, dentro de la pauta diaria del gráfico de La Prensa Austral, José Villarroel, figuraba una visita al Hospital Clínico. En medio de aquella “misión” una fotografía llevó al diálogo y a conocer parte de lo que ha tenido que vivir durante esta emergencia sanitaria Janet Bórquez Güeicha, una aysenina de 32 años radicada junto a su familia en Punta Arenas desde hace cinco, y quien ha visto cómo su madre, hermano y ella (en dos oportunidades) han debido enfrentar al Covid-19.
“Fui uno de los primeros casos en Magallanes y después de meses volví a dar positivo”, señala al inicio de la conversación. Luego detalla: “Trabajo en una pesquera y en abril arrojé positivo. Comencé a sentirme mal y aunque sufro de migraña, los dolores de cabeza fueron tan intensos que llevaron a efectuarme el examen. Terminé en una residencia sanitaria y con un conflicto en el trabajo”, señala.
De esto último, cuenta que su caso terminó en tribunales “porque demandé a la empresa luego que en el mural pusieran mi nombre señalando que estaba con Covid. La foto fue viralizada por alguien a través de las redes sociales y mis conocidos se enteraron, mis vecinos también, con todo lo que eso significa. La causa sigue en la justicia”.
Agrega que hasta hoy ignora cómo pudo haberse contagiado, considerando que recién mucho después hubo una seguidilla de casos en su empresa. Su hermano, hoy recuperado, también se contagió posteriormente (en diciembre) a raíz de un contacto con colegas de trabajo de un establecimiento comercial.
Sin embargo, Janet cuenta que la situación más insólita, si lo puede calificar de esta manera, es que pasado los meses (en julio) nuevamente comenzó con síntomas. Los intensos dolores de cabeza le produjeron una parálisis de su lado izquierdo, que obligó a su internación en la Uci. Ahí vino un nuevo PCR, con resultado positivo.
Nuevamente licencia, cuarentena y todos los cuidados necesarios para evitar el contagio de su pareja y tres pequeños hijos. “Afortunadamente ninguno ha tenido problemas, pese a que el papá de los niños siguió trabajando y mi pequeño de tres años es asmático”, enfatizó.
También su mamá
Cuando se pensaba que todo quedaría atrás vino lo más delicado. Ahora el Covid se ensañaba con su madre, una mujer de 64 años, quien hoy permanece internada en el Hospital Clínico, y a quien, justamente, visitaba ayer.
“Mi madre tiene una discapacidad visual. Ella también estuvo primero como contacto estrecho, pero dio negativo al PCR. Pasadas unas semanas comenzó a sentirse mal y terminó hospitalizada, pero no grave”, enfatiza.
Sobre cómo su familia ha enfrentado toda esta contingencia, cuenta que en el tema salud ha habido de dulce y agraz. Por un lado, ha estado la “mala suerte” de los contagios, pero, por otro, la buena atención que ha encontrado por parte del personal de salud y, muy en especial, del Hospital Clínico.
En lo económico no ha sido fácil, pero asegura que su realidad no ha sido muy distinta a la de cientos de familias magallánicas. Cuenta que en el caso de su mamá, quien vive junto a su hermano (de Jeanette), sólo recibe una pensión producto de su incapacidad. “Ella no ha recibido ningún tipo de ayuda, ningún bono de los anunciados por el gobierno, pese a que hemos realizado los trámites. No ha habido respuesta”.
En tanto ella, cuenta que reside en villa Las Etnias, que ha recibido dos veces ayuda en alimentos por parte del municipio y que si algo se debe destacar del sector donde reside es la solidaridad de los vecinos, que queda en evidencia a través de las “ollas comunes que organiza doña Angélica (Chávez), quien siempre se las arregla para que alcance para todos”.