Estas elecciones las deben ganar los adultos mayores
Instaurar una nueva institucionalidad para los mayores en el Chile pos pandemia se ha transformado en una necesidad muy sentida y prioritaria. La pandemia ha develado un Chile muy diverso en cuanto a los tipos de oportunidades para ellos.
Las diferencias se plantean esencialmente en dos puntos: dependen de los recursos económicos y sociales con los que cuentan, y en el lugar del territorio chileno que estén situados.
No son las diferencias personales asociadas a condicionantes de vida las que permiten o no tener una buena vejez. No depende de lo que se haya hecho o trabajado para esta etapa de la vida, que tan activo e integrado se encuentre, cuán bien se cuide al comer o hacer actividad física y social. Pesan más los recursos económicos y sociales con que se cuenten y en donde se reside.
Hay inequidades territoriales y económicas, de ofertas y servicios para los mayores que han sido desnudadas por una pandemia que ha tensionado todos los sistemas; desde el monto de las pensiones hasta la provisión de cuidados domiciliarios ofertados comunitariamente para ellos.
Esta tensión a muchos los llevó a la muerte y a otros los ha dejado con secuelas y deterioros que los acompañarán en un proceso que -inexorablemente- terminará en un deceso con mucha más dependencia de lo que hubiera sido su ciclo normal de vida.
El Estado chileno es lento en sus reacciones y esto porque los recursos se hacen pocos para tantas necesidades. Siempre se busca la política pública más masiva y más barata para ejecutar. En eso se pierde tiempo y posibilidad de cambiar historias funestas. Para más, abundan los pilotos o estudios para determinar dónde rinden más los recursos, dónde lucen más. En esa búsqueda de mejores oportunidades para los mayores se han pasado muchos años y se han perdido muchas oportunidades de entregar mayor dignidad, algo que todo ser humano que aspira a llegar a viejo espera como retribución de su país y su comunidad.
En eso, el rol que han desarrollado las distintas comunidades locales, como los gobiernos comunales, marcan una diferencia territorial importante. Hay municipios que han trabajado muy bien el tema con los mayores, con oportunidades y beneficios importantes para ellos. Pero son los menos.
Para otros sólo ha sido acción social de agentes o agencias municipales; actores pasivos de una política pública de beneficios, pensados y ejecutados por otros. De allí la importancia de tomar una buena decisión en las próximas elecciones comunales y buscar a quienes se comprometan con el hacer y con la participación comunitaria de los mayores. Los adultos deben ser agentes activos de derechos y participativos en la solución y respuestas a sus propias necesidades.
Son los cambios locales que todos podemos y debemos hacer si ponemos el centro en los mayores y sus necesidades. Pero no es todo. Los gobiernos regionales serán centrales. Hemos escuchado establecer mecanismos regionales en la gestión de las necesidades de los mayores. De los Centros de Larga Estadía y en las políticas comunales y regionales.
Por eso es importante traspasar la gestión de las necesidades de los mayores a entes regionalizados. La ley de Traspaso de Competencias Regionales asegura justamente que las labores de coordinación de Senama y otros entes sociales sean administrados localmente.
El financiamiento de la vejez a través de las pensiones seguirá siendo central en la calidad de vida de los mayores. Es decir, con cuántos fondos se cuenta mes a mes para financiar economías personales y familiares.
Por eso, hay diversas propuestas para mejorar las pensiones futuras de quienes jubilen:
la denominada Pensión Básica Universal, es la política pública más efectiva.
Faltan pocos recursos fiscales más para asegurar que los adultos mayores tengan una pensión básica para “todos”, ese monto permite que superen la línea de la pobreza; lo que se consigue con la capitalización individual y empresarial permitirá incrementar este piso basal. No desincentiva el trabajo y la cotización previsional. La potencia.
Hoy con todos los aportes que se hacen en este sentido, con bonos e incentivos, estamos cerca de ese monto fiscal para permitir esta política pública. Es menos caro que mucho de lo que hoy se oferta como soluciones para los mayores. Dependerá del futuro gobierno y Parlamento que esto sea así. Pero que también esté garantizado en la nueva Constitución.
Por eso la invitación es a seguir cuidándose y cuidándonos para mantener lo logrado en la lucha en esta pandemia. Pero por sobre todo a informarse de lo que hay detrás de cada candidata o candidato en las próximas elecciones. Qué significa su apoyo en términos de proteger y velar por los mayores. Con eso la participación en los próximos comicios se transformará en un acto de confianza en el sistema y en quienes delegamos nuestra representación.
No podemos seguir saliendo a las calles a exigirles a quienes hemos elegido que hagan la pega o privilegien los compromisos adquiridos en campaña. Con un voto informado y responsable marcamos la diferencia para muchos mayores; incluidos nosotros.