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Autoridad de Salud fueguina clausuró la maestranza municipal de Porvenir

Martes 1 de Junio del 2021

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Por deficiencias para la permanencia de sus trabajadores y casos de Covid-19

Los propios trabajadores afectados han señalado que las condiciones adversas en que cumplen sus funciones se arrastra por años. Además el único baño del plantel está insalubre

La oficina provincial de la Seremi de Salud en Tierra del Fuego clausuró la maestranza de la Municipalidad de Porvenir por dos razones sanitarias distintas: la primera, por detectar dos casos positivos de coronavirus entre el personal que labora en esa sede de trabajo comunal, en la que no se estaba cumpliendo el aforo máximo recomendado para ese espacio cerrado. El segundo motivo tiene que ver con las adversas condiciones sanitarias laborales de los funcionarios del recinto, que apenas tenían un baño y ninguna comodidad para su permanencia, ni menos para comer, tras lo cual se inició un sumario sanitario al municipio.

Ante la imposibilidad de obtener los antecedentes de la fuente oficial a nivel local, ya que nunca hubo respuesta a los llamados al teléfono del jefe del servicio local fueguino, ni de la propia oficina, una fuente oficial de la seremía de Salud en Punta Arenas confirmó lo sucedido. “Se hizo una fiscalización porque se detectaron dos casos y por tal motivo se volvió a la maestranza municipal, donde también se notificaron algunas otras deficiencias. Por tal motivo se inició un sumario, que dispone prohibición de funcionamiento”, se especificó.

Por lo ocurrido, ahora depende que la institución mejore las anomalías observadas y que dieron origen al sumario, para que las dependencias del plantel (ubicado en calle Oscar Viel, entre Chiloé y Zavattaro) vuelva a funcionar, acotó la fuente. Para esto último, el municipio debe presentar los antecedentes a Salud e indicar que las deficiencias observadas fueron subsanadas, enviando un documento a la oficina provincial y una vez ingresado, se revisan los datos y se concurre nuevamente a fiscalizar el establecimiento.

“A raíz de eso, si en terreno se verifica que arreglaron todo, se levanta la prohibición de funcionamiento”, se consignó, lo que es el procedimiento que se aplica en cualquier situación semejante que afecte a empresas o similares. Respecto a los trabajadores detectados con coronavirus, éstos deberán enterar su cuarentena (ya sea en su hogar o en la residencia sanitaria) hasta que sanen, al igual que sus diez compañeros de labor notificados como contactos estrechos, quienes ya están cumpliendo cuarentena en sus domicilios.

“Somos como los perros de la municipalidad”

No obstante, los propios trabajadores afectados han señalado que el tema de las condiciones adversas en que cumplen sus funciones se arrastra por años, ya que en las dependencias de la maestranza no cuentan con un espacio para compartir, por ejemplo, para tomar once o un café después de una salida a terreno y deben hacerlo en cualquier acomodación improvisada. Además el único baño del plantel está insalubre y generalmente deben concurrir a los servicios higiénicos de la casa municipal a hacer sus necesidades.

Esta anomalía se presenta pese a los continuos informes al respecto dirigidos a la alcaldesa Marisol Andrade, y a las visitas a terreno que al menos en cuatro oportunidades han hecho a la maestranza diversos concejales (a veces en conjunto), a quienes les ha asombrado las falencias y han prometido exigir su mejora en las sesiones del Concejo. “Nadie, pero nadie, hace nada y a nosotros nos miran como lo peor, somos como los perros de la municipalidad”, dijo pidiendo reserva de su identidad uno de los operarios de la unidad.

Falta de solidaridad

“Incluso los mismos empleados nos ven como algo que no les gusta cuando llegamos a la municipalidad y son poco solidarios, porque nunca han demostrado alguna iniciativa para mejorar nuestra condición, ¡para qué decir los concejales!, prometen, prometen y no pasa nada con ellos”, complementó el obrero, reiterando que se resguarde su identidad. “Esto iba a pasar en cualquier momento porque Salud ya había ido allá dos veces y le habían advertido a la alcaldesa que mejorara las condiciones laborales y no hizo nada”, confidenció otro funcionario.

Lo peor -y que seguramente gatilló la drástica medida de la autoridad sanitaria-, es que previamente se indicó al municipio que el aforo “tope” del galpón de la maestranza era de 6 personas y justo el día de la fiscalización trabajaban allí doce operarios (el doble de lo indicado), de los cuales 10 mostraron síntomas asociados a coronavirus, tras la detección previa de los casos positivos.

No es el único abandono de trabajadores

Lo ocurrido con la maestranza municipal no es el único caso de malas condiciones de trabajo al interior de la municipalidad isleña, que llama la atención respecto al discurso permanente de la alcaldesa saliente, quien siempre mencionó su preocupación por los trabajadores. Otro es el caso del Juzgado de Policía Local, que durante todo el invierno del año pasado pasó sin calentador y sus dos funcionarios debían asistir con parka y chaqueta para paliar el frío de la sala, pese a que uno de ellos sufre una condición adversa de salud.

“En efecto, me comunicaron que la maestranza había sido clausurada por el Servicio de Salud, pero no he tenido la posibilidad de ver aún el acta sumario, así que no podría referirme a qué se debió exactamente la clausura”, señaló el presidente de la Asociación de Funcionarios Municipales de Porvenir, Cristián Barrientos.

Agregó que los antecedentes los dispone la alcaldesa (s), Carla Valenzuela y que los empleados trabajan medio día presencial y en la tarde de modo telemático, lo que dificulta acceder a la documentación del tema.

Barrientos recordó que cuando comenzaron a regir las medidas de prevención de la pandemia, Salud acudió a ver los protocolos implementados por el municipio y que en la maestranza la autoridad sanitaria ya había formulado observaciones, las que -estimó- debieron ser abordadas en su momento. El dirigente sí estaba seguro que se había registrado un caso positivo de coronavirus, lo que obligó al repliegue a sus casas de los demás operarios del plantel.