Rezagados, fiestas clandestinas y mensajes erráticos
La semana pasada estuvo marcada por la decisión del Colegio Médico de retirarse de la mesa nacional de Covid-19, alegando que la autoridad sanitaria no tiene en cuenta la opinión de los expertos a la hora de tomar decisiones que afectan en forma dramática la vida de las personas.
El gremio ha sido un tenaz opositor a medidas que permiten el desconfinamiento de las personas y el aumento de la transmisión del virus le ha dado la razón. Este fin de semana, las cifras estuvieron a punto de llegar a los 9 mil infectados a nivel nacional, mientras hay comunas que han estado sometidas al constante vaivén de la dinámica del Plan Paso a Paso.
Con Magallanes, las jefaturas sanitarias han establecido una relación de amor y odio, poniendo a la región como ejemplo de lo que no se debe hacer, pero también alabando sus progresos momentáneos.
Ahora estamos en la fase de amor, principalmente porque de más de un centenar de contagiados diarios se ha pasado a un número que ha estado bordeando la cincuentena y, principalmente, por el avance en el proceso de vacunación.
En tal sentido, cabe valorar los esfuerzos colectivos para seguir adelante con la inoculación de personas, siendo el personal de Salud de la red regional el protagonista indiscutible. En particular, se tiene que mencionar el exitoso operativo de este fin de semana en el casino Dreams, en que centenares de puntarenenses acudieron a recibir la vacuna CanSino, de la cual sólo se requiere una dosis.
Sin duda, la posibilidad de acceder al cuestionado pase de movilidad ha entusiasmado a muchos, sobre todo aquellos rezagados que, por diversas razones, no acudieron a inocularse según el calendario establecido.
Pero, también este pase o “tarjeta verde” ha estado detrás de un mayor relajamiento de las costumbres, sintiéndose muchas personas inmunes a la enfermedad. Mayor fiscalización o, sencillamente, aumento de las reuniones sociales masivas ha sido la tónica de los últimos días. Sólo entre la noche del viernes y la madrugada del sábado se detuvo a 36 personas que compartían en “fiestas clandestinas”, siendo que la ciudad está bajo cuarentena los fines de semana.
Todos tenemos algo de culpa en esto. Los ciudadanos, por desoír los llamados al autocuidado y desobedecer las normas sanitarias; y el gobierno, por la entrega de mensajes erráticos que no hacen más que confundir a los habitantes