El sueño o el derecho a la vivienda digna
Hace algunos días el Consejo Regional de Magallanes aprobó unánimemente un nuevo Convenio de Programación con el Ministerio de Vivienda hasta 2026, para el desarrollo de un programa de viviendas sociales para disminuir la brecha en el déficit habitacional regional.
Eso con variaciones a los anteriores convenios. También para explorar respuestas a la clase media, tan postergada por el gobierno y el sistema financiero. Hoy con la compra de terrenos podrá ser posible para ellos acceder a reducir costos de la vivienda y tener mayor accesibilidad a los programas de gobierno.
Son también parte de este convenio la construcción de viviendas en comunas rurales. Una posibilidad de aumentar el poblamiento regional. Una necesidad nacida y promovida desde la Municipalidad de Primavera, sin respuesta desde hace años. Hoy con este convenio será posible.
Un área que marca un hito para los mayores y sus crecientes necesidades son los condominios de Viviendas Tuteladas, serán 150 para la región. Un número que supera lo hasta ahora desarrollado. Este número de viviendas sólo va a marcar el poder abrir la ventana a una necesidad que se ha mantenido oculta en las cifras oficiales. Hasta hoy ha sido un programa muy menor en las políticas públicas, ya que el hacerse cargo de las necesidades sociales de los mayores sólo se ha hecho a través de programas pilotos en distintas partes del territorio, que no tienen el necesario desarrollo que significa iniciar una respuesta total a esas necesidades abordadas.
Hasta hoy las respuestas que se abordan cumplen con la necesidad de reunirse, asociarse, ocupación del tiempo libre, desarrollo de habilidades sociales y de rehabilitación.
Desde ese punto de vista -aunque son la mayor parte de los mayores en comunidad- queda un grupo importante de mayores con otras necesidades del ámbito social, que empiezan a quedar alejados de la respuesta del estado y sus agentes.
La necesidad de tener una vivienda accesible con las necesarias adaptaciones acordes a sus requerimientos y facilidades en el desplazamiento son vitales. Son parte de una respuesta acorde a sus necesidades. Muchos, antes de postular a un Eleam, se beneficiarán más de estar en un programa de Viviendas Tuteladas.
Esto en el entendido que los programas sociales no sólo deben dar respuesta a la necesidad evidenciada. Necesariamente en el caso de las viviendas tuteladas requieren un programa de rehabilitación física, cognitiva, psicológica, nutricional, social y de salud. Las carencias sociales tienen múltiples impactos en las diversas facetas de un adulto mayor. El no hacerlo es sólo una respuesta incompleta que no generará cambios en la historia de dependencias y deterioros que se asocian al envejecimiento.
El programa debe ser diferenciado y propio para cada residente de esos condominios, no pueden quedar conectados sólo a las redes previas; que ya fueron falentes, es necesario construir un tejido social y de cuidados continuos para con ellos; no es dejarlos en una casa y dejar de responsabilizarse de ellos, tal como ha sido evidenciado en redes sociales y medios informativos en las últimas semanas.
De los actores sociales locales que dan respuesta a las necesidades de la población mayor, los más apropiados para hacerse cargo son y serán las municipalidades. Se podría aunar el esfuerzo propio, de los sistemas estatales, el aporte de los voluntariados, de ONG y de privados, a través de Corporaciones Municipales por los mayores.
En donde se permita gestionar con esta Corporación el trabajo con los mayores en comunidad, a través de los Clubes de Adultos Mayores, de los grupos, así como tareas en salud y en cuidados domiciliarios. Pero también debieran ser los encargados de las Viviendas Tuteladas, centros diurnos y Eleam de su territorio. Eso permite gestionar la necesaria continuidad de servicios y ayudas para los mayores.
El poner en marcha un programa más robusto de Viviendas Tuteladas en nuestra región dará un impulso a este trabajo, pero también deberá dar tiempo para desarrollar las otras respuestas sociales. La tarea es muy grande.
Sólo para informarnos, siguiendo los estándares del modelo español que aplicamos en Chile para dar respuesta a las necesidades de los mayores nos indican que actualmente lo que se debe cubrir para la Región de Magallanes en Atención domiciliaria: a lo menos 1.500 cupos. En Centros Diurnos: 200 a 400 cupos y en Residencias Asistidas: entre 700 y 1.000 cupos.
Por eso mientras se va implementando una respuesta, que debe ser sistémica y progresiva, es el momento de motivar a los municipios para hacerse parte activa en esta tarea en todo el territorio. Es el momento a sentarse a planificar e implementar respuestas conjuntas para dar una solución efectiva a las necesidades de los mayores, debemos pasar del programa piloto y empezar a escalar en respuestas que den solución y amparo a tantos mayores.
Hay tanto por hacer, pero se necesita coordinación y trabajo efectivo. Lo que esperamos con el trabajo del Gobernador Regional y los diversos municipios es que se dé una efectiva respuesta a los mayores en términos de política pública regional. No es un sueño o utopía es una urgente necesidad ya desde ayer. Los cambios en la gestión regional y local son la esperanza para ellos.