Magallanes: el rebaño sagrado
Hace casi dos meses el Dr. José Miguel Benucci (secretario nacional del Colmed y orgulloso coterráneo chillanejo), caracterizaba a Magallanes como una zona adelantada 8 a 12 semanas respecto al resto del país, refiriéndose a la pandemia. Así como Europa ha sido la ventana al futuro para nuestro continente, nuestra región ha mostrado desde el principio el anticipo de los ciclos proyectados en el comportamiento de un virus que ha sido más veleidoso de lo imaginado. Y aunque oficialmente no se registró en nuestra zona austral el primer caso diagnosticado oficial chileno, algunos sospechan acerca de la circulación del Covid-19 a finales de la época estival del año pasado. Lo cierto es que hemos sido de las regiones más golpeadas, tanto por la lamentable cantidad de fallecidos, el alto nivel de estrés sufrido por los equipos de salud y las prolongadas cuarentenas y restricciones que han trastocado nuestra vida en diversos ámbitos.
Pero esta semana hemos sido noticia al convertirnos en la primera región de nuestro país en lograr la tan esperada “inmunidad de grupo”, o como le gusta denominar a algunos “inmunidad de rebaño”, lo que parece resultar una coincidencia cósmica al observar nuestros parajes naturales. Más allá del efecto comunicador que se pretende transmitir, resulta especialmente relevante valorar el comportamiento de nuestra población al participar en el proceso de vacunación, que en general ha sido muy bien administrado por las autoridades y aún mejor ejecutado por los equipos de salud. Es que más allá de un ambiente político que parece a veces condicionar los análisis objetivos de los fenómenos, nuestro país se ha destacado en la disponibilidad de vacunas para su población, lo que trae con consecuencia una mayor tranquilidad que otras naciones anhelan.
Si bien hay personas que aún desconfían de inocularse y no piensan hacerlo, más allá del clamor casi desesperado de los expertos y la evidencia científica; lo cierto es que en general hemos observado que la población ha asumido una alta responsabilidad, con cifras de rezagados que disminuyen y rangos etarios que han acudido oportunamente con la motivación de cuidar su salud o simplemente evitar tantas restricciones. Con esa misma responsabilidad es que debemos seguir manteniendo las normas de autocuidado, ya que la vacuna no inmuniza necesariamente pues está orientada a atenuar la sintomatología en caso de enfermar, con el consiguiente beneficio personal y social al no colapsar los servicios médicos de cuidados complejos, realidad reflejada en cifras que observamos con mayor tranquilidad y esperanza en nuestra región, contrastando con otras latitudes que desgraciadamente se encuentran en condiciones críticas.
Por eso es que ante un virus al que aún estamos conociendo, con el surgimiento de variantes como la Delta que amenazan llegar a nuestro país y probablemente volverán a marearnos en este tobogán oscilante que no parece tener fin; Magallanes muestra el camino correcto a nuestros compatriotas, ese que nos debe caracterizar como una comunidad que se protege y desea ir volviendo a la normalidad, porque a pesar de unos cuantos que hacen noticia por su irresponsabilidad e indiferencia, una inmensa mayoría se identifica y defiende el cuidado hacia su propio rebaño.