Elisa Giustinianovich rechaza imposiciones de Piñera a los 155 constituyentes: “No queremos ser un cuarto poder, pero a nosotros nos corresponde construir y escribir las reglas de funcionamiento interno de la Convención”
“Tenemos que lograr una transformación muy profunda del Estado”, ese es el móvil que empuja y alienta a Elisa Giustinianovich, una de los tres representantes de Magallanes en la Convención Constituyente, a una semana de la sesión inaugural de este cuerpo colegiado.
Como una de las formadoras de la Vocería de los Pueblos, desdramatiza la polémica surgida por sus reclamos de soberanía y autonomía, negando que los convencionales quieran constituirse en un cuarto poder, pero sí reclamando su derecho a fijarse los parámetros y reglamento para funcionar.
Para Giustinianovic, lo más central en la nueva Constitución pasará por “hacer frente a las demandas más sentidas” de la gente, haciendo un diagnóstico respecto de la desigualdad, la inequidad, los abusos e injusticas y, desde ahí, surge “la necesidad urgente de fortalecer el rol del Estado en cuanto pueda proveer el acceso a bienes públicos, fortalecer un Estado social garante de derechos, como educación, pensiones, vivienda”.
“En esta transformación profunda del Estado, estamos apostando por poner un enfoque feminista y ecológico”, remarca.
La ampliación de los márgenes de la democracia es otro de los pilares del trabajo constituyente, incorporando una democracia participativa, informada, vinculante e, incluso, democracia directa, elevando a rango constitucional la participación ciudadana.
La descentralización y desconcentración del poder y la autonomía en los territorios es otro, según Elisa, de los pilares que debe tener la nueva Carta Magna. “Esa es una demanda muy sentida en nuestra región. Necesitamos descentralizar, necesitamos desconcentrar, necesitamos autonomía”, apunta.
Siendo una exponente de la causa feminista, sin duda que se siente mandatada para que la nueva Constitución garantice a las mujeres, disidencias sexo-genéricas e infancia una vida libre de violencia. “La perspectiva de cuidados, que este trabajo también debe estar presente… Necesitamos un sistema de seguridad social universal sin ningún tipo de discriminación”, remarca.
Orgullosa de la labor realizada por la Coordinadora Social de Magallanes, refrenda que esta agrupación seguirá trabajando y acompañando el proceso constituyente.
La polémica irrupción
de la Vocería de
los Pueblos
“Fue algo bastante espontáneo que se inició por las compañeras feministas que lograron llegar a la Convención. Se levantaron 17 candidaturas y 5 compañeras fueron electas. Entonces, naturalmente había una articulación previa y un marco programático que llevábamos a la Convención. Luego, vino la definición del piso ético base para formar la Vocería de los Pueblos”.
Estos principios son libertad, verdad y justicia, reparación, desmilitarización, fin a las expulsiones y soberanía.
Sobre la libertad, Elisa Giustinianovich expone que pasa por el reconocimiento de las violaciones sistemáticas de los derechos humanos “en período de revuelta social”, que hay “compañeras y compañeros que, ejerciendo su legítimo derecho a protestar y de libertad de expresión, siguen presos y para ellos se requiere una salida política que lleve a su liberación”.
Pero, también con el principio de libertad quieren dar una mano al pasado, recordando que ha habido vulneraciones a los derechos humanos, prisión política, tortura. “Yendo aún más atrás y unido al carácter plurinacional, entender que Chile se formó de un proceso de despojo y asesinato de los pueblos originarios”.
“Reconocer aquello significa sentar una garantía democrática respecto de los presos políticos y del período de la dictadura y de los mapuches”, acota.
La desmilitarización es un anhelo “muy sentido de los hermanos y hermanas mapuche, que llevan siglos de violencia y de invisibilización”. Según Elisa, toda esta agresión ha desembocado hoy en un Wallmapu militarizado, lo cual ha recrudecido en pandemia, pues subyace el interés político y la decisión de mantener el control social usando las medidas de restricción y la fuerza.
“Estamos solicitando que se reconozca la soberanía de los pueblos. El poder soberano recae sobre los pueblos y que cualquier Estado que se haga llamar democrático debe reconocer esto”, puntualiza.
– ¿A qué atribuye que haya generado tanta resistencia y polémica la primera declaración de la Vocería de los Pueblos?
– “Es por un asunto netamente político, donde quienes venimos siendo voceros desde los movimientos sociales planteamos y afirmamos que este proceso se abre desde los pueblos movilizados. Sabemos que el proceso constituyente se viene exigiendo en las calles desde el 18 de octubre en delante de una forma masiva y eso en cualquier parte del mundo se reconoce como un poder constituyente originario. No es un proceso que se abre desde el poder constituido, que pudiera haber sido también, pero no es el caso de Chile. Sentimos que, desde ahí, hay una disputa de posiciones distintas, donde el poder constituido intenta afirmar que este proceso se lo debemos a ellos y al Acuerdo por la Paz que han zanjado el 15 de noviembre de 2019. Nosotros decimos: ‘Pues, ¡no! Este proceso no lo abren ustedes, sino en las calles a partir de las movilizaciones’. Por lo tanto, pedimos que se reconozca el poder constituyente originario y la soberanía de los pueblos. Es decir, abrimos espacios para que haya herramientas de participación ciudadana. En ningún caso, queremos que se cierren estas discusiones a los convencionales dentro de un palacio. Esa sería la peor decisión que pudiéramos tomar”.
– Los conceptos de autonomía y soberanía son resistidos y sus detractores han sostenido que ustedes quieren transformar a la Convención Constituyente en una especie de cuarto poder.
– “No, en absoluto. Aquí no estamos desconociendo los poderes constituidos. Estamos marcando la diferencia de lo que le corresponde al Ejecutivo, al Legislativo, al Judicial y al poder constituyente, que es el caso de la Convención Constitucional. Ahí, cada uno tiene que atenerse a sus funciones y nosotros estamos enunciando que no corresponde que el poder constituido haya impuesto determinadas reglas o materias que son propias de la Convención misma. A nosotros nos corresponde construir, escribir las reglas de funcionamiento interno de la Convención”.
Sobre la imposición de Piñera de que se rijan por el Capítulo XV de la Constitución, dijo que “no le corresponde al Ejecutivo consignar eso en el decreto. Nosotros ya estamos ratificados en nuestro cargo y ahora es, sencillamente, una ceremonia de aceptación. No corresponde hacernos jugar, prometer ni nada por el estilo, sujeto al respeto de un artículo de una Constitución que ya está destituida, de alguna manera, pues ya se rechazó en el plebiscito y se ha aceptado el curso hacia una nueva Constitución”, reclama.
Giustinianovich aprecia que un sector del país tiene miedo, que la clase política que ha devenido en una élite en estas últimas décadas teme perder el poder y “que no está haciendo una lectura aterrizada de lo que estamos viviendo en estos momentos con un escenario bastante acuoso, donde estamos transitando hacia una transformación muy profunda de las instituciones, del Estado, de la forma de relacionarnos, de la democracia en sí misma. Estamos por ampliar largamente los márgenes de la democracia que han sido impuestos en este país en la dictadura”, indica.
Rechaza que se les tilde de tener una postura antidemocrática, afirmando que ese argumento es, justamente, la estrategia de manipulación y tergiversación del mensaje de la Vocería de los Pueblos. “Al contrario, nosotros estamos apostando a ampliar los márgenes democráticos y no a cerrarlos. Queremos abrirnos a la participación masiva y a la soberanía popular, teniendo la posibilidad de seguir levantando cabildos y asambleas en todos los territorios y que lo que se discuta en estos espacios tenga una vinculación con el trabajo de los constituyentes; que tengamos la posibilidad de levantar iniciativas populares de norma constitucional, que se puedan incluir herramientas como un plebiscito dirimente intermedio en caso de que las discusiones se entraben dentro de la Convención; que tengamos consultas ciudadanas, encuestas de opinión, consulta indígena. Estas herramientas no son un invento de nosotros, sino recomendaciones de organismos internacionales, como el PNUD y la Onu para procesos constituyentes en el mundo”.