Necrológicas

Noviembre y diciembre para elegir

Por Juan Francisco Miranda Jueves 1 de Julio del 2021

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Para llegar a noviembre con seriedad se requiere de un programa de gobierno con medidas concretas, respaldadas económicamente, validadas en objetivos y en metas o expectativas con la ciudadanía, pues lo que está en juego no es sólo quién preside la nación, sino que también quién le puede dar paz social, gobernabilidad, cambios, reactivación económica, y justicia social. ¿Trivial? Claramente no lo es, y menos lo será para ningún gobierno. Por ello la importancia del lenguaje, la claridad de las ideas, el diálogo y la capacidad de construir acuerdos.

Hasta ahora en el escenario presidencial, la agenda la están copando las fuerzas políticas agrupadas en Chile Vamos con cuatro candidatos, y el FA-PC con dos candidatos. Aún falta la definición de las fuerzas agrupadas en Unidad Constituyente, y otras fuerzas con representación nacional, e incluso candidaturas de independientes que están en proceso de junta de firmas. En la última elección presidencial en primera vuelta hubo 9 candidatos. Quizás en noviembre exista un número similar o levemente menor, pero que sin dudar nos llevará a tener una segunda vuelta.

Las primarias del próximo 18 de julio, han permitido mediante debates conocer aunque sea parcialmente algunas propuestas de cada candidato, pero también las actitudes y pensamientos de quienes pretenden gobernar Chile. Yo no me identifico con ninguno de ellos, de hecho, mi candidata es otra aunque aún no decida serlo. Pero lo visto hasta ahora, me permite concluir que de los 6 candidatos que se enfrentarán en la primaria, ninguno puede gobernar sin concordar, complementar o acordar con quienes son sus adversarios. Los próximos gobiernos deberán centrar sus esfuerzos en 5 ejes esenciales para la próxima década; (1) Gestión sanitaria y recuperación económica; (2) Consolidación de derechos sociales sustentables; (3) Democratización y descentralización; (4) Paz social y seguridad pública; y (5) Proceso de transición para una nueva Constitución.

Sin ninguna catástrofe natural, ya los desafíos son enormes. Por ello, creo que no sirven recetas mágicas, ni consignas inteligentemente trabajadas con emocionalidad. No nos sirven recetas del siglo pasado, ni de los 70 ni tampoco de los 90. El mundo y todos hemos cambiado, y lo seguiremos haciendo, ya que vivimos en una época de cambios constantes. Las amenazas están en el uso de la inteligencia artificial y no en la traumática relación empleado-empleador de la época industrial. Las amenazas están en el no cuidado del medio ambiente, en el sobre desarrollo o sobreexplotación y no en el sub desarrollo. Los riesgos de la democracia no están en amenazas de intervención extranjera, sino que en los populistas y mercaderes de la política que se mueven en función de intereses personales y no colectivos, que un mes dicen pertenecer a un sector o pensamiento político, y al otro se cambian de bando sin pudor ni arrugas en la frente.

Los tiempos son complejos, por ello hay que escuchar lo que nos dicen o quieren decir quienes pretenden gobernar. Hay que exigir y ver o escuchar más debates, ver y confrontar todas las posiciones frente a las amenazas que aparecen en el horizonte para nuestra sociedad o comunidad. Exigir respuestas concretas y eficaces frente a los problemas urgentes sin resolver. No hay espacio para seguir dañando a la democracia y nuestra paz social con personajes que vulneren la confianza pública. Es necesario observar, pues la posibilidad de elegir está en noviembre y diciembre. Dicen que los pueblos se merecen a los gobernantes que eligen. Creo que lo hemos pasado suficientemente mal en el último tiempo como para elegir a un gobernante que nos complique aun más de lo que ya es la vida.