El trabajo que los municipios deben hacer por sus adultos mayores
Desde estas páginas llevamos varios años poniendo en relieve la perspectiva del día a día, con la mirada puesta en y por el adulto mayor; esto como eje estructurante para que la sociedad pueda velar por quienes tienen más necesidades.
En estos meses de pandemia, con sus confinamientos y restricciones, se han evidenciado las carencias de quienes tienen menos recursos para enfrentar su diario vivir. Hablamos de recursos monetarios, físicos o sociales. Los adultos mayores son uno de los grupos más representativos del agotamiento de estos recursos; pero también la disminución de interacciones sociales y participación comunitaria son parte del confinamiento y aislamiento que viven un grupo importante de los mayores.
Es necesario que se desarrollen más y mejores políticas públicas para los mayores, pero respetando las diferencias territoriales. No hay un programa único que pueda funcionar a lo largo del país en forma similar. Incluso dentro de las regiones existen evidentes diferencias que hacen necesario ajustarse a esas necesidades locales.
Es en los territorios más pequeños, como las comunas, donde son más perceptibles las distintas necesidades y se pueden ejecutar programas diferenciados que se hagan cargo de ellas. En cambio, cuando los programas cubren más territorios tienden a dar soluciones a los problemas más frecuentes, dejando de lado a muchos mayores con otras necesidades. Además, muchos programas están tan focalizados que los mayores que van envejeciendo dejan de participar y no existe programas puentes que puedan acercarlos a otras soluciones a sus problemas.
Una de las estrategias de trabajo para con los mayores son los Clubes de Adultos Mayores, centrados en la organización por afinidades. Allí hay participación y desarrollo de una multiplicidad de intervenciones preventivas y de participación entre pares. Se les estimula a permanecer y desarrollarse en estos espacios. Son tantos como de organización y proyección pueden lograr los mayores, uniéndose por afinidades territoriales, de intereses comunes, credos o ideologías. Enhorabuena y es una estrategia a desarrollar y potenciar, ya que en el centro está la autonomía y la capacidad de decisión en dónde y con quién participar, que todo mayor debe mantener siempre en su vida.
Pero todos conocemos de mayores que al envejecer o enfrentar problemas de salud ya no pueden seguir participando como lo hacían antes. ¿Y cuál es la respuesta del sistema social? ¿Qué ofertas tiene? ¿Quién se responsabiliza de ellos?
El modelo de cuidado del mayor ha tenido éxitos en varias intervenciones, pero falta un sistema de protección que permita el traslado o cambio de nivel sin que sea el mismo mayor el que deba buscar la mejor alternativa para sus necesidades, es el mayor quien debe elegir entre varias posibilidades la mejor opción personal para seguir activo y participativo.
De todos los actores del territorio, las municipalidades siguen siendo y lo serán, las mejor capacitadas para abordar el cuidado de los mayores en su territorio; en un rol articulador de las políticas publicas, el trabajo de otros agentes del estado, las organizaciones y agentes sociales públicos, privados y ONG del territorio.
Las municipalidades, que además administran la salud primaria con equipos especializados para la atención de la población asignada, son el mejor articulador del abordaje social y sanitario que tanto requieren los mayores y que habitualmente fallan cuando se abordan solo desde uno de estos enfoques.
La experiencia nos ha enseñado que intervenciones sociales sin el apoyo de salud, o al revés, no tienen el mismo impacto que trabajando juntos en una sinergia que solo es positiva para los mayores.
Y es allí donde debe cambiar el foco en el trabajo. No son los mayores los que pertenecen al programa, es al revés. Ese programa está al servicio de los mayores, junto a otras alternativas para su desarrollo.
El reciente cambio de muchas alcaldías da la esperanza para intentar un potente trabajo para con los mayores, liderado desde la Gobernación Regional, para una articulación publica y privada; que reconoce las particularidades y esencias de nuestras diferencias territoriales pero que pone en el centro a los mayores y su opción y preferencia.
En simple es estar cerca de cada mayor y proveyendo alternativas que permitan su desarrollo, autonomía y preferencia, buscando siempre mantenerlo en su comunidad, con sus pares y familias o amistades.
Se busca que cada mayor tenga siempre cubiertas sus necesidades, no salir a buscar lo que pueda servirle. No están en condiciones de hacerlo, menos en la maraña burocrática y lenta de nuestra institucionalidad. Es justamente al revés: la institucionalidad trabajando territorialmente en desarrollar alternativas para las necesidades de los mayores.
Por eso insisto que cada municipalidad de Magallanes tiene que tener un plan más extenso para sus mayores. Poner en el foco su atención y trabajo.
Los constituyentes deben velar porque tales directrices queden plasmadas en nuestra nueva constitución y los parlamentarios generar leyes que permitan este trabajo conjunto y potenciado de la institucionalidad.
Es hora de desarrollar para todos los mayores oportunidades y posibilidades ciertas de una mejor vejez. Que sean finalmente Años dorados para todos y todas. Quedan 4 años de trabajo para ellos desde las municipalidades. A marcar la diferencia.