Necrológicas

Bocinazos y aplausos marcaron el adiós a antiguo chofer de Buses Fernández

Martes 7 de Septiembre del 2021

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Tres máquinas de Buses Fernández se estacionaron a la entrada del Cementerio Municipal en Avenida Bulnes y comenzaron a hacer sonar sus bocinas para despedir a Rigoberto Ojeda Almonacid, el chofer que por 40 años estuvo ligado a la empresa. Otro bus, que se dirigía a Puerto Natales, se sumó a los homenajes. Sus colegas y amigos, vestidos con el uniforme con el que diariamente conducen por las rutas magallánicas, aplaudían con respeto y cariño, mientras de fondo sonaban algunas canciones chilotas, ya que el fallecido chofer era un reconocido socio del Centro Hijos de Chiloé, institución de la cual también fue su presidente.

La presidenta de esta institución, Ariela Mancilla, fue la que lideró el homenaje antes de la sepultación, a la que también se sumó Juana Muñoz, una de las socias más antiguas. “Nosotros nos conocimos hace once años, yo lo conocía desde antes, por mi mamá. Era una persona intachable, nos enseñó muchos valores, una persona quitada de bulla. El último tiempo, cuando ya estaba enfermo, seguía yendo a las reuniones, y después de sus diálisis, cuando llegaba de Puerto Montt, iba a las reuniones. Fue un gran apoyo. Como Centro nos deja un dolor muy grande, que va a durar por siempre. Le dijimos ‘tienes que recuperarte para bailar el 21 de septiembre’ y él decía ‘sí, así y todo voy a estar’. Fuimos cómplices, porque él no podía comer un milcao y nosotros se lo dábamos a escondidas; tenemos muchas anécdotas”, expresó Mancilla.

Quien también tuvo sentidas palabras fue el dueño de Buses Fernández, Secundino Fernández: “Rigoberto fue un empleado que tuvimos durante cuarenta años, llegó con 26 años y se nos va con 64. Fiel compañero, amigo, colaborador, en fin, no hay palabras que uno pueda expresar para definir a Rigoberto Ojeda. En lo personal, era un amigo, como la mayoría del personal que trabaja conmigo. El me decía jefe, pero éramos amigos de salidas, viajes, era uno de los buenos amigos que tuve en la vida. Más que un empleado, lo consideré un amigo de toda la vida”.

Finalmente, uno de sus compañeros de ruta, Hernán Vivar también reveló que conocía a Rigoberto Ojeda desde hace cuarenta años. “Nos conocimos cuando él vino de Puerto Montt a trabajar acá, iniciamos juntos la conducción en la locomoción colectiva, éramos vecinos. Después se fue a Buses Fernández y yo a otras empresas. Nos reencontramos en 2001, cuando ingresé a Buses Fernández. Aunque él era nuestro jefe, pero a la vez, era el amigo, el que siempre solucionaba los problemas cuando uno necesitaba algo; aparte de ser amigo, era muy buen jefe”, finalizó.

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