Covid y fin del toque de queda
El 17 de marzo del año pasado, se registró el primer caso de coronavirus en Magallanes, hecho que alteró en forma violenta la vida de los habitantes de esta zona, pues implicaba que nuestro territorio también sería azotado por el coronavirus.
Para responder a la crisis sanitaria -que rápidamente degeneró también en una compleja situación socioeconómica-, el gobierno resolvió usar sus facultades e instaurar el Estado de Excepción Constitucional por Catástrofe. Se establecieron imposiciones sanitarias y restricciones al desplazamiento.
Entre todas las medidas, las cuarentenas y el toque de queda fueron las que más restringieron la libertad de las personas y habían sido las que, en los últimos meses, estaban siendo cuestionadas por la comunidad respecto de su real impacto en el control de la pandemia.
Tras 18 meses en que rigió el Estado de Excepción, esta semana el Presidente anunció su decisión de no renovarlo y, con ello, poner fin a las cuarentenas y al toque de queda.
El consenso nacional era que ya no se justificaba la mantención de estas prohibiciones y, sobre todo respecto de la reactivación de la economía doméstica, se requería mayores libertades para el desplazamiento.
Esta decisión, así como todos los ajustes al Plan Paso a Paso en relación a los aforos y otras disposiciones sanitarias, nos permitirá avanzar hacia la normalidad, siendo ello necesario, sobre todo, para los rubros de turismo y gastronomía regionales, los cuales aún seguían insatisfechos con los horarios que tenían para funcionar y, además, con las medidas adoptadas para reimpulsar el flujo de visitantes nacionales y extranjeros.
Ahora, sólo resta que los magallánicos acojan el llamado gubernamental respecto de no descuidar el autocuidado y de responder a la convocatoria para vacunarse contra el Covid, completando los rezagados sus esquemas de inoculación y acudiendo los nuevos segmentos poblacionales (niños y jóvenes) a recibir sus dosis.
