“La nueva Constitución tiene que ser una instancia para acabar con el centralismo”
“Magallanes tiene uno de los patrimonios más importantes a nivel mundial en materia de medio ambiente y en la Patagonia está el futuro no sólo de Chile, sino de parte importante de la humanidad. Tenemos las reservas de agua, la biodiversidad y una importante vinculación con el cambio climático. El desafío es resguardar este patrimonio para que no sea arrasado por una lógica estatista que coloca el interés particular de los dueños de los proyectos, a quienes sólo les importan las ganancias económicas, por sobre el intéreses general. Y eso se logra escuchando desde los propios territorios”.
Este es sólo uno de los temas que, en forma apasionada, expone el constituyente Mauricio Daza, en el marco del trabajo constitucional para el cual la ciudadanía magallánica lo eligió.
La conversación se prolonga por casi una hora y, desde principio a fin, Daza mantiene la pasión de exponer sobre el trabajo desarrollado y de recalcar la importancia que tiene para Magallanes una nueva Constitución como “instancia que permita entregar autonomía real”. No obstante, una voz de alarma: “Es clave que aprovechemos esta oportunidad para acabar con el centralismo, sino vamos a tener lo mismo durante 40 años más”.
De cara al inicio que se retoma a partir de mañana tras la semana distrital, señala que su labor se centrará en la comisión de organismos autónomos y control, tendiente a ver de qué manera la institucionalidad asume el responder a los derechos que busca establecer la futura Constitución. Además, Daza colaborará activamente de la comisión de descentralización, asumiendo los desafíos que le encomendaron los magallánicos.
En este sentido destaca que ya, de manera unánime, se aprobó su propuesta de abordar la necesidad de atender las necesidades de un estatuto antártico, de otro insular pensando principalmente en Tierra del Fuego, y también en el trato especial que deben recibir las zonas históricamente aisladas.
El constituyente recalca en la importancia que tiene el disponer a través de la nueva Carta Magna de todas las herramientas para lograr una descentralización efectiva y terminar, de esta manera, con lo que califica como “sufrimiento para muchas regiones del país, pero principalmente para Magallanes”. En ese punto, sostiene que “para nuestra región ha sido una atadura que ha impedido un desarrollo sostenido, con decisiones que llegan tarde, mal y nunca. Por eso es fundamental implementar políticas públicas, desde la región y con participación de las comunidades, de manera de darle a la autoridad competencias de verdad”.
Daza no cree que “los delegados presidenciales vayan a pasar el proceso, porque la idea es empoderar la figura del gobernador y los liderazgos locales en un marco de transparencia, para evitar que se formen caudillismos que pueden ser muy nocivos”.
Destaca que la descentralización es un tema del cual hay plena consciencia y coincidencia al interior de la Convención. “Por eso consideramos importante sesionar en regiones y la decisión de que el pleno lo haga fuera de Santiago (al menos dos veces en lo que resta del año) tiene a Magallanes en la primera posición. Eso nos permitiría acercar la Convención a la ciudadanía, pero también lograr que nuestra región se visibilice”.
La primeras “caóticas”
semanas de la Convención
Sobre el inicio del trabajo constitucional, recuerda: “Empezamos de menos a más y resulta evidente que las primeras semanas fueron bastante caóticas. Y era porque no contábamos con las condiciones mínimas para funcionar debidamente y porque había una tensión acumulada muy importante. Hay que pensar que en la Convención hay personas de distintos sectores, muchos de los cuales han estado excluidos de los espacios institucionales de poder. Hubo entonces muchos discursos vociferantes, que generaron una dinámica algo polarizada, pero de a poco se fue decantando y logramos enfocarnos en el trabajo. También tuvimos problemas objetivos, como lo de Rodrigo Rojas Vade, uno de los eventos más graves en cuanto a defraudar la confianza pública. Además, hay que reconocer que tenemos un grupo de constituyentes que no son un gran aporte allá de la polémica de la semana”.
Una “campaña” real
de la derecha
para el fracaso constitucional
“Existe una campaña de una parte acotada de la derecha política y económica que busca hacer fracasar el proceso constituyente. También hay ciertos sectores que levantan banderas determinadas y específicas que a través de sus acciones dañan el trabajo que se desarrolla. Si uno se baja de lo que están pensando y quieren, vienen los ataques, las funas. Entre esos dos extremos los convencionales nos tenemos que mover. Y es cierto, el proceso puede fracasar por dos vías: que no lleguemos dentro del plazo a tener una propuesta de nueva Constitución o que el plebiscito de salida tenga resultado de rechazo. Por eso la derecha obstaculiza y desacredita nuestro trabajo, mientras el otro sector opta por el camino de sus banderas para presionarnos”.
Institucionalidad
y una “linda pieza
de poesía”
“Sería un ejercicio inútil definir muchos derechos sociales y, paralelamente, no tener una institucionalidad que permita concretarlos. No nos podemos quedar con una linda pieza de poesía, porque el país está para algo más que eso. Tenemos que aprovechar la posibilidad de redefinir el Estado, la organización de lo que son instituciones tan importantes como el Tribunal Constitucional, el Poder Judicial, el Banco Central. Y lo que ha sido una de mis propuestas: crear un órgano autónomo constitucional que tenga a su cargo la revisión de proyectos medioambientales”.
Anclados en una
democracia del
siglo XIX
“Nuestro trabajo como constituyentes seguro no lo va a juzgar esta generación, sino la que vendrá. Lo que estamos haciendo es escribir una Constitución para los próximos 40 años, estableciendo un sistema de democracia real, permanente y que coloque a Chile bajo estándares propios de un Estado democrático y social de derecho del siglo XXI, que impera a nivel occidental. Hoy nuestra sociedad está anclada en la lógica del siglo XIX o comienzos del XX. Pero para el logro del objetivo hay que entender también que este proceso no termina con la Convención, porque en muchos sentidos recién está empezando este comienzo de un nuevo comienzo del Chile más democrático y en el que luego, en base a esta nueva Constitución, vendrá el trabajo en el Congreso, en los tribunales y en las entidades y poderes que deben ir interpretando las normas que esperamos establecer”.