Cuestión de números

E

n estos últimos días los números y cifras han alcanzado una gran notoriedad, con la intervención de algunos presidenciables, en especial con quien aparece como el puntero y favorito en las próximas elecciones presidenciales como es el magallánico Gabriel Boric. Los detractores han hecho escarnio público a través de una profusa campaña que busca poner en el centro del debate o la reflexión la inexperiencia y el poco manejo de las cifras de algunas materias de importancia en el desarrollo nacional.

Los seguidores del candidato, han recordado la canción de León Gieco de “los Salieris de Charly” “…Queremos ya un presidente joven/que ame la vida que enfrente la muerte/La tuya, la mía, de un perro, de un gato / de un árbol, de toda la gente / dicen la juventud no tiene /para gobernar experiencia suficiente / menos mal, que nunca la tenga / experiencia de robar / menos mal que nunca la tenga / experiencia de mentir/…”.

Muchos también y lo dijo el candidato y lo comparto. Tenemos un Presidente de la República, que maneja a la perfección las cifras y los indicadores. Pero sólo para él y sus fideicomisos tuertos. O entuertos.

En esa dicotomía, claramente nadie podría decir que las cifras, guarismos, cantidades, dimensionamientos no son importantes. Pero, son más importantes para mi modesto parecer, el entender y sentir los problemas acuciantes de nuestro país. Luego de entender y fijar posición y prioridad, vienen los conteos, la estimación y la definición de las políticas públicas. Ponerse metas prudentes y exigentes a la vez, y para ello, crear el ambiente político, para que el país produzca, recaude y con ello resuelva, materias que no pueden o no debieran esperar.

Claramente, las cifras y los números, sirven para hacer proyecciones, y fijar prioridades de solución. Nadie, ni el país más poderoso del planeta puede resolver todo en un instante, por lo que la prioridad, el énfasis hace la diferencia. ¿Qué se prioriza, con que comenzamos, qué es insoslayable, qué materia es éticamente impostergable, por dónde partimos, cómo lo hacemos, con cuánto lo hacemos, en qué tiempo en consecuencia puedo resolver esto?, son la infinidad de preguntas y dilemas que debiera resolver la Primera Magistratura para un periodo breve de gobierno en la vida de un país.

Por ejemplo, ¿cuánto costaría solucionar el histórico déficit de viviendas para todo Chile?, el que se estima entre 500.000 viviendas (más el crecimiento vegetativo de cuatro años que es el periodo presidencial + las viviendas que requerirán los cientos de inmigrantes que obtengan su residencia), más un parque de viviendas existentes que requieren refacciones y ampliaciones. Esta cifra en consecuencia se acerca al millón de viviendas. ¿Cuánto costaría resolver esto? Haré un lance. Corro el riesgo que me salgan a golpear, pero no importa, no soy candidato a nada. Esta cifra debiera andar del orden de los 62.000 millones de dólares. Algo así como el 20% del Pib, o algo así como el 75% del presupuesto de la Nación por un año. Pero para hacer la tarea se tienen o tendrían en esta ficción de jugar con los números, 4 años, repito nuevamente. O sea, podría significar, invertir alrededor del 15% del presupuesto anual de la Nación sostenidamente por cuatro años.

¿Y en cuánto se estima la evasión y la elusión del pago de impuestos en Chile? Se estima en alrededor de 3% del Pib Anual. Es decir, alrededor de 8.000 millones de dólares anuales. Claramente como han dicho varios especialistas, el prometer a cuenta de combatir la elusión y la evasión de impuestos, ha sido el comodín o el caballito de batalla, pero de que lo hay lo hay. Partamos porque el Presidente y los poderosos grupos económicos, efectúen sus operaciones y compraventas en Chile y no en las Islas Vírgenes. Sino, al final, las cifras serán sólo cifras. Y la ética será materia para hacer gárgaras.

Yo por mi parte seguiré pagando mi crédito hipotecario.