Unidad del Patrimonio Inmaterial distinguió el trabajo de los carpinteros de ribera
Un oficio que se transmite de generación en generación y que se ha convertido en parte importante de la cultura. Por años, las embarcaciones han formado parte del paisaje de Magallanes, traída, principalmente, de Chiloé y que -combinada con las tradiciones canoeras de los pueblos originarios- han entregado un colorido que forman un hermoso contraste con el paisaje regional. Sin embargo, este sacrificado trabajo había sido poco reconocido y muchos de estos carpinteros se iban de este mundo sin tener la valoración que se merecían.
Pero esto cambió desde que, en 2016, la Unidad de Patrimonio Inmaterial, del Ministerio de las Culturas, comenzara a certificar a los carpinteros de ribera y los incluyera en el Registro Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial en Chile. Y en el Museo Regional de Magallanes, se realizó la certificación de siete trabajadores, que pasan a engrosar la lista de representantes de la región, que ya llega a 25 y que cuenta con carpinteros desde Puerto Edén hasta Puerto Williams, incluyendo también a Tierra del Fuego.
En la ceremonia estuvieron presentes la directora del Museo Regional de Magallanes, Paola Grendi; la seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Katherine Ibacache; y el director regional de Patrimonio Cultural, Pablo Quercia, quienes entregaron los certificados a los carpinteros que pudieron asistir. Tras la exhibición de un video con testimonios de algunos de ellos, recibieron su reconocimiento los hermanos Francisco y Jorge Vidal Tacul, José Tacul y Richard Arjel Arjel y su hijo, Pablo Arjel Gallardo, quienes llegaron provenientes de la localidad de Hualaihué, en la provincia de Palena, Región de Los Lagos.
“Yo llevo seis años en Punta Arenas y de los veinte años me dedico a la carpintería. Trabajé en el comercio, pero cuando llegué a Punta Arenas retomé este rubro”, indicó Richard Arjel, mientras que su hijo apunta que “recién estoy comenzando, llevo tres años en Punta Arenas, me trajo mi papá y me he ido de a poco vinculando con la maestranza de ribera. Comenzamos con casillas y vamos conociendo un poco más la estructura del casco y aprendiendo, pero faltan muchos años para que me pueda tirar solo. Es un trabajo sumamente pesado y para quedarse, hay que tener amor por él”, subrayó el joven de 28 años y que, junto a su padre, trabajan en el sector de Leñadura.
En tanto, los hermanos Jorge (62 años) y Francisco Vidal Tacul (57) agradecieron que su trabajo sea reconocido a este nivel. “Yo llevo en este trabajo desde 1986, es una tradición familiar, porque como uno viene de Chiloé, ve mucho este trabajo. Llegué en el Navarino, pero no recuerdo el año. Allá en Curahue, de donde soy, cerca de Castro, hay muchos carpinteros de ribera, no sé si reconocidos, pero bueno. No he sido muy entrevistado, empecé antes que mi hermano a trabajar en esto, y siempre me he sentido como el árbol caído, nunca salí en nada”, comentó Jorge Vidal, que trabaja en el sector de Río de los Ciervos, no solamente construyendo barcos, sino que haciendo reparaciones de embarcaciones, instalación de motores, estanques viveros, entre otros.