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La elección que deben ganar los mayores

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 17 de Noviembre del 2021

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Faltando tan pocas horas para la elección presidencial, de parlamentarios y de consejeros regionales la incertidumbre rodea esta elección. No se vislumbran ganadores que tengan al día de hoy una gran preferencia popular. Hay mucha gente indecisa aún respecto a cómo marcar el voto ese día y por ende los esfuerzos de todos los candidatos están por capturar aquellos que se denominan indecisos.

Por eso tanto despliegue y tanto esfuerzo por aparecer en los medios por parte de quienes hoy promueven sus candidaturas, marcando la diferencia con otros pero también asegurando lo que se llaman votos duros. Un caballito de batalla para estas elecciones ha sido el mejoramiento de las pensiones para los adultos mayores, los bonos o entregas que serán para ellos en un futuro no tan cercano eso sí, mientras se implementan las leyes que lleven a eso. De esta forma se cree estar asegurando el voto de quienes se consideran esa población objetivo: los adultos mayores.

Pero no son ellos a quienes llegarán estas modificaciones al sistema nacional de seguridad social, a través de los pagos de pensiones, que son las provisiones que se realizan mientras estamos en la etapa activa laboral, sino que también los fondos que provee el Estado para asegurar un financiamiento de la vejez a aquellos adultos que no reúnen los fondos mínimos para recibir pensiones “dignas” o que simplemente permitan financiar las necesidades básicas de los mayores. También está lo referente a una adecuada nutrición. La movilización debiera estar subsidiada. El lugar donde vivir y especialmente uso del tiempo libre y recreación debieran ser parte del trabajo permanente de los órganos sociales del estado en los territorios. Rehabilitación integral debería ser un programa gubernamental potente y robusto en todos los territorios. Así como el acceso a las prestaciones curativas y preventivas en salud para los mayores, lo más cercano a sus domicilios. Las necesidades de los mayores son en todo ámbito y no pueden suscribirse solamente al financiamiento de una pensión; si no por el contrario asegurar ofertas en todos los aspectos que conlleva una vida “digna” en sociedad. Esto debe ser materia de ley y de allí la importante decisión de los parlamentarios a elegir en esta ocasión. No son nombres o figuras a elegir. Son cercanía y empatía por los mayores los que deben motivar la elección.

Los consejeros regionales velarán por los fondos de la región, que anualmente cubren las necesidades de financiamiento para actividades sociales y rehabilitación para los mayores. Lo que no cubre el estado y que se realiza localmente. No basta con lo de hoy, que pareciera solo estar acompañando en las sedes de las organizaciones sociales con tortas en campaña, si no compañía permanente en resolver con ellos sus necesidades más apremiantes. Dicho sea de paso, en estos años como consejero he visto que la pobreza de proyectos en esa área es abismante. Año a año se repiten talleres y encuentros. Calcados o demasiado similares. Solo cambian los destinatarios finales. Muy poco se innova. ¿Para que arriesgar? Repitamos, total ya resultó una vez.

Por eso no se debe seguir haciendo lo mismo siempre, ya hemos percibido su accionar, es mantener la misma situación actual para los siguientes años, por eso es importante innovar y hacer cambios en el sistema previsional, en su financiamiento. Hoy es el momento de cambiar y dejar de hacer lo mismo, aun sabiendo, lamentablemente, que los mayores que hoy votan  -y esta es la motivación para hacerlo- no son ni serán los primeros beneficiados.

Un cambio al sistema previsional será factible de ver no antes de 30 años, no si recordemos la promesa hecha en 1981 que aseguraba que en el 2020 se jubilaría con un porcentaje cercano al
100 % del sueldo. Se necesitaban 40 años para que se vieran los efectos de esta reforma provisional propuesta en aquel entonces.

El mundo político desde antes vio los estragos que causaba por las condicionantes de mala calidad de los trabajos, la inestabilidad de los mismos, los malos sueldos, las lagunas provisionales que determinaron el fracaso de este sistema y la imperiosa necesidad de cambiarlo a un modelo mucho más solidario.

Pero esto no lo veremos ni las generaciones que venimos más atrás de los actuales adultos mayores, esta promesa de una mejor pensión será factible recién, para quienes llevan menos de cinco años en el sistema laboral acumulando fondos para su vejez.

Eso es lo que está en juego en esta elección, el modelo de sociedad que necesariamente debemos reflejar, en construcción comunitaria, con desarrollo de todos. Las potencialidades de cada uno expresadas en comunidad son las que permiten vivir una mejor sociedad, a toda edad.

Esa es la responsabilidad que debe inspirar nuestras elecciones en pocas horas más, es la responsabilidad de siempre de los mayores, que una vez más irán a votar con esperanza, aun sabiendo muchos que a ellos poco les llegará, pero confían en que al menos sus nietos podrán vivir en un mejor país.

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