¿Unidad versus diversidad?
Sin desarrollar un análisis acabado de las elecciones del domingo es preciso considerar que ambos candidatos, de cara a la segunda vuelta, deben hacer las gestiones para generar unidad con el objeto de obtener los votos necesarios para superar al contrincante.
Unidad es una propiedad que tienen las cosas de no poder dividirse o fragmentarse sin alterarse o destruirse y, también, puede entenderse como un conjunto o todo que se compone de diferentes elementos, sin los cuales no puede subsistir.
Así las cosas, ya es complejo obtener unidad cuando en la etapa previa esa característica no se dio, pero más complejo es lograr unidad cuando la humanidad, sus componentes, los individuos, son diversos, heterogéneos y persiguen distintos objetivos, fines, tienen formas de vida, credos y formas de vida diferentes y, muchas veces, sin relación alguna. Es fácil lograr la unidad en torno a un objetivo, como lo es obtener una presidencia o un cargo de primera magistratura, lo complejo es mantener dicha unidad en el desarrollo del proyecto político que encabeza aquel que requiere dicha unidad.
Por otra parte, lograr la unidad en la diversidad es realmente lo complejo.
Cuando estudiaba derecho, hace casi tres décadas, mi profesor de derecho constitucional en relación al sistema político norteamericano se refería a los partidos demócrata y republicano como dos frascos absolutamente iguales en porte, estructura, capacidad, color y tapa, pero con similares contenidos y distintas etiquetas y por ello la posibilidad que se produjera un cambio brutal de una coalición a otra es muy reducida, asumiendo que el sistema y el pacto político de la ciudadanía ha devenido en dicha homogeneidad en un proceso de décadas que suman más de un siglo. Claramente, ello no es la situación de nuestro país considerando los resultados del fin de semana.
Por otra parte, si bien las leyes son generales y deben reglar situaciones comunes, poco a poco se ha ido instalando la necesidad de considerar las divergencias, disidencias y diferencias de modo tal que la sociedad entera se encuentre reglada y representada en el sistema y con ello se evite que una persona o un grupo de personas se salga del sistema para obtener por vías de hecho, entiéndase protestas o desmanes, aquello que naturalmente debe proveer el sistema democrático.
Hoy nos enfrentamos a una situación compleja y el concepto de unidad adquiere renovada importancia; por ello a mi juicio la única unidad que nos proyecta con mayor esperanza hacia el futuro es aquella que represente de manera desinteresada, concreta, incondicionada, la diversidad. Sólo la unidad en la diversidad nos asegura un futuro de desarrollo y paz, pero ésta es mucho más difícil de que la unidad electoral y requiere de mucha grandeza, tolerancia, caridad, inteligencia y consideración, valores y condiciones que son escasos por estos días.