Traficantes montaron laboratorio en Punta Arenas para fabricar pastillas de éxtasis
Con 18 personas detenidas, la Policía de Investigaciones logró desarticular la banda multinacional más grande dedicada al tráfico de drogas en Punta Arenas y Santiago, integrada por 11 colombianos, dos dominicanos, cuatro chilenos y un peruano.
Las detenciones fueron simultáneas, el 25 de noviembre, y la formalización de cargos se realizó el martes 30 de noviembre.
Fue una audiencia de más de 12 horas, vía telemática, que batió todos los record de duración. Finalmente 17 personas quedaron en prisión preventiva y uno con arresto domiciliario nocturno.
La desarticulación de la banda criminal respondió a un trabajo mancomunado de diez meses, entre la Fiscalía de Magallanes y detectives de la PDI, que trabajaron sigilosamente.
Todas las diligencias se hicieron bajo absoluta reserva. El “olfato” policial les decía que algo grande se venía y que nada podía quedar al azar.
Cargamento sospechoso
El Magallanes tuvo acceso en los últimos días a nuevos antecedentes ligados a la investigación.
Por ejemplo, que fueron dos encomiendas que la Brigada Antinarcóticos interceptó a fines de mayo, principios de junio, la “punta del iceberg” de lo que vendría.
La carga venía destinada a Punta Arenas y al abrir las cajas se encontraron con 5 kilos de cafeína y 11 kilos de celulosa microcristalina, un kilo de estearato de calcio, cerca de un kilo y medio de creatina y dos litros de acetona.
Estos son productos químicos utilizados principalmente para la elaboración de droga sintética.
Esto vino a confirmar las sospechas de los agentes policiales, que desde febrero venían investigando, en torno a que los delincuentes no sólo ingresaban droga a Punta Arenas, sino que tenían montado un laboratorio.
Operación
“Confederación”
A esas alturas ya había que bautizar la investigación y fue así que la nombraron operación “Confederación”.
La policía sabía que estaban trabajando sobre la base de una estructura criminal, que no sólo se dedicaba a la internación, sino a la manufactura de diferentes comprimidos.
Esto rompía el paradigma tradicional, de que Magallanes se proveía sólo de droga traída desde otras zonas del país. Ahora se producía localmente y en Santiago.
Pero, ¿dónde operaba el laboratorio? Las indagaciones e interceptaciones telefónicas permitieron ir desentrañando la participación de cada uno de los integrantes de la banda.
La Brigada Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado comenzó a trabajar con sus colegas de la Brigada Investigadora de Lavado de Activos Metropolitana, en coordinación con la Fiscalía de Punta Arenas.
Así fue que lograron determinar la existencia de una “organización criminal de carácter transnacional”, integrada en su mayoría por ciudadanos extranjeros.
El trabajo de inteligencia iniciado en febrero dio sus frutos diez meses después, al establecer fehacientemente que la organización la lideraba un ciudadano colombiano, de nombre Johan Jairo Gil Díaz. Pero en Chile estaba viviendo con identidad falsa, de origen boliviana, con documentos que lo identificaban como Johan Gil García.
En ese momento, determinaron que registraba domicilio en Punta Arenas y en la comuna de Independencia, en Santiago.
Era un hecho que el colombiano se dedicaba a internar droga a Magallanes, entre ella MDMA, más conocida como “éxtasis”. El sujeto tenía montado un laboratorio clandestino. La PDI lo consideró esto algo inédito para la región, porque estaban frente a la manufactura de este tipo de comprimidos.
Por años se viene hablando de la internación de droga, pero nunca se habían tenido antecedentes de elaboración de pastillas de MDMA en Punta Arenas.
Usando una máquina “tableteadora”, mezclada con otros elementos, las prensan hasta transformarlas en un comprimido de “éxtasis”.
También descubrieron que, en el mismo laboratorio, montado al interior de una vivienda en una parcela ubicada en el sector sur de Punta Arenas, “abultaban” el clorhidrato de cocaína mediante la mezcla de distintos tipos de sustancias, aumentando con esto la cantidad, en desmedro de su calidad y por ende disminuye el porcentaje de pureza.
En los allanamientos, como el ejecutado en un domicilio de calle Briceño, encontraron Cannabis sativa de origen colombiano, del tipo “Creepy” y Cannabis sativa elaborada localmente, a través de sofisticados sistemas indoor.
Toda la producción la acopiaban muy bien y luego la distribuían en Punta Arenas y Santiago.
Laboratorio clandestino, empresas
de pantalla y lavado de activos
La existencia de un laboratorio clandestino fue lo que más llamó la atención de la Fiscalía y Policía de Investigaciones en esta megainvestigación.
Esto partió con las encomiendas que salieron de la Región Metropolitana con destino a la Región de Magallanes y que fueron interceptadas en Punta Arenas.
El remitente era uno de los integrantes de la banda de narcotraficantes y venía a nombre de la empresa que crearon como pantalla por el líder de la agrupación, con dirección comercial la capital de la Región de Magallanes.
Los 20 kilos de diversas sustancias químicas encendieron las alarmas. Esto lo asociaron de inmediato a la existencia de un laboratorio. Tanta cantidad de productos químicos no eran para hacer un experimento.
Detectives de la Brigada Investigadora de Sustancias Químicas Controladas concluyeron que el producto era ilícito y que, en su conjunto, es utilizado para la producción de drogas.
Esto llevó a la PDI a intensificar los controles y seguimientos, sobre todo la vigilancia de cada uno de los sospechosos.
Al poco tiempo lograron identificar los inmuebles que utilizaba la banda para acopiar la droga, producir Cannabis sativa, elaborar las pastillas de “éxtasis” y los puntos de distribución que tenían en esta dinámica.
Fue así que también quedaron al descubierto las empresas de pantalla que utilizaban, como la “Hostal Pardo & Shackleton”, en Avenida España 728.
Los agentes confirmaron que los brazos operativos de los colombianos realizaban en este lugar las acciones delictuales ordenadas por el líder de la banda.
En la misma investigación identificaron en la Región Metropolitana otros inmuebles, en las comunas de Conchali, Independencia, Cerro Navia, Santiago Centro y Huechuraba, habitados por otros integrantes de la organización. Todos tenían los mismos fines: acopio y elaboración de droga.
Fue así que descubrieron una botillería, que operaba como pantalla y un restaurante.
Lo curioso, y que más llamó la atención de los investigadores, es que estos locales comerciales no generaban ganancias que permitieran avalar el estatus de vida que lleva el líder de la banda.
El trasfondo era uno solo: dar legalidad a las utilidades provenientes del tráfico de drogas, llegando con esto al delito de “lavado de activos”.
El cerebro de la operación reportaba pérdidas millonarias en sus distintas empresas, sin embargo poseía vehículos de alta gama y camiones de transporte de carga.
Incluso, como se escuchó en la audiencia de formalización de cargos, querían comprar un avión bimotor para transportar droga desde la capital directamente a Magallanes.
Todos los antecedentes reunidos permitieron que la Fiscalía de Punta Arenas gestionara ante el Juzgado de Garantía 21 órdenes de detención y 22 órdenes de entrada y registro e incautación.
El golpe decidieron asestarlo el 25 de noviembre. Muy temprano, de madrugada, cada uno de los traficantes recibió la “visita” en casa de los agentes de la PDI.
Los integrantes de la
banda detenidos por la PDI
Johan Jairo Gil Díaz, colombiano, 38 años, de Barranquilla, domiciliado en “Hostal Pardo & Shackleton”, de Avenida España 728, Punta Arenas
Jorge Sosa Bazan, peruano, 40 años, de Ancash, domiciliado en comuna de Independencia.
Milar Camaño Benítez, colombiano, de San Pedro de Aruba, 41 años, domiciliado en Conchalí.
Yamile Orozco Orozco, colombiana, 50 años, domiciliada en “Hostal Pardo & Shackleton”.
Andry Julieth Camacho Jiménez, colombiana, de Pradera, 32 años (pareja de Johan Gil), domiciliada en comuna de Independencia.
Carolina Trujillo Jiménez, colombiana, de Huila, 25 años (conviviente de Johan Gil), domiciliada en “Hostal Pardo & Shackleton”.
Daniel Sumarett Leiva, 29 años de edad, chileno, Punta Arenas, domiciliado en barrio Prat.
Gladys Leiva Asencio, chilena, 57 años, de Punta Arenas, domiciliada en barrio Prat.
Diana López Segura, colombiana, de Armenia, 35 años, domiciliada en Punta Arenas.
Deisy Otero Medina, colombiana, Barranquilla, 36 años, domiciliada en Punta Arenas, en el hostal de Avenida España.
Jesús Carbono Pacheco, colombiano, de Barranquilla, 29 años, domiciliado en Punta Arenas, en la hostal.
Roberto Corporán Beltrán, dominicano, de Santo Domingo, 40 años, domiciliado en Punta Arenas.
Santiago de León Victoriano, dominicano, de Santo Domingo, 39 años, domiciliado en comuna de Conchalí.
Lina Pantoja Doria, colombiana, de Valencia, 31 años, domiciliada en comuna de Conchalí.
Juana Díaz Goez, colombiana, de Antioquía, 59 años, domiciliada en comuna de Independencia.
Cristhian Agudelo Naranjo, colombiano, de Cali, 26 años, domiciliado en Santiago.
Emilio Guzmán Soriano, chileno, de Melipilla, 53 años, domiciliado en la comuna de La Pintana.
Carlos Espinoza Collao, chileno, de Arica, 60 años, domiciliado en comuna de San Miguel.
Luisa Reyes, dominicana, de Santo Domingo, 35 años, domiciliada en el Barrio Prat en Punta Arenas.
Sustancias incautadas
en la investigación
2 litros de acetona
86 gramos de colorantes
11 gramos de celulosa microcristalina
1 kilo 400 gramos de creatina
1 kilo de estearato de calcio
25 kilos de diversas sustancias químicas
Droga que la PDI
evitó que se comercializara
5 kilos de cafeína
15 mil comprimidos de éxtasis
5 kilos de clorhidrato de cocaína
46 kilos de Cannabis sativa procesada
1 kilo de cocaína base
108 plantas de Cannabis sativa
5,9 gramos de DOB
Material para elaboración y armas incautados
2 prensas hidráulicas
2 máquinas empastilladoras
8 vehículos
2 tracto camiones
1 rampla con equipo de frío
1 rampla automovilera
4 pistolas
1 revólver
1pistola de fogueo
278 cartuchos de distinto calibre
1 chaleco antibalas
3 motocicletas




