Comenzando las vacaciones, solamente se escucha música en los pasillos del Liceo Luis Alberto Barrera

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os pasillos del Liceo Luis Alberto Barrera están desiertos. Tras la jornada de elecciones, solamente quedan unas cabinas secretas en el hall principal, mientras en el salón donde se realizaba el proceso de vacunación contra el Covid-19 volvían a instalarse las sillas para retomar el proceso. En ese ambiente, el sonido de unos instrumentos de vientos podía escucharse a lo lejos. Ese sonido venía de una de las salas, donde el profesor Arturo Rodríguez dirige a una veintena de estudiantes, de primero a cuarto medio. La idea es que en marzo puedan presentar su primer concierto, ya que el grupo comenzó a formarse en medio de la pandemia.

“Estuvimos buscando a la gente en ese periodo, como estábamos con teletrabajo, hicimos reuniones con los interesados y este proyecto lo teníamos de antes. Armamos una orquesta pequeñita, estaba sonando, y nos tomó la pandemia y no pudimos seguir. Ahora son veinte, hartas niñas y mucha participación de estudiantes inmigrantes. El año que viene, quiero ‘capturar’ a los de primero en este proyecto, que es súper emblemático, porque la idea es formar una orquesta gigante”, visualizó el profesor Arturo Rodríguez.

El grupo está recién en formación, con los chicos aprendiendo recién, en algunos casos, a tocar su respectivo instrumento. “Todos son ‘nuevitos’. Los de bronces, que incluyen saxofón, trombón, trompeta, saxofón tenor alto, están aprendiendo; pero también tenemos percusiones, batería, guitarra eléctrica, piano y otros que aún no se han incorporado, como el corno y la tuba”, detalló el profesor, que además planifica un repertorio variado y entretenido. “Estamos ensayando temas de película, standards de jazz y otras de bandas. A ellos les gusta, tiene que ser alguna que ellos conozcan”. La planificación indica que ensayarán hasta fines de diciembre, descansarán en enero y al mes siguiente retomarán la actividad.

Francisco González pasó a cuarto medio y está a cargo de tocar el teclado. “¿Hace cuánto estoy en la música? Toda la vida, desde segundo básico estoy tocando. Desde que estoy en la orquesta, perdimos todo el año pasado, casi completo y ahora nos reestructuramos este año, con muchos chicos nuevos”, destacó González, a quien le fascina el folclore, y no tiene intenciones de dejar nunca de lado la música.

A segundo medio pasaron Alanis Oyarzo, Isidora Torres y Antonella Díaz, a cargo de la sección de trompetas, que recién están empezando a dominar, esto junto a los nervios propios de los inicios. Alanis Oyarzo es venezolana y recordó que “el profe envió un audio a todos los profesores jefes de los cursos para que los enviaran a los WhatsApp y ver quien quería participar. Yo tocaba el violín, y aquí aprendí a tocar la guitarra. Es primera vez en una orquesta, es difícil, pero ahí lo voy sacando. En cuanto al estilo, estamos haciendo jazz, que me gusta mucho, siempre he escuchado ese estilo”.

Isidora Torres llegó de la misma manera a formar parte del grupo, a través del llamado de WhatsApp. Me inscribí porque me interesa el mundo de la música, como mi papá toca instrumentos, entré. Al principio me costaba harto. Me ha gustado el repertorio, antes no escuchaba jazz y ahora que lo he escuchado, me gusta más”.

Finalmente, Antonella Díaz, otra estudiante venezolana, comenzó en una clase de música, en la que el profesor Arturo Rodríguez le pasó una trompeta. “La toqué porque en Venezuela tocaba la trompeta, pero la retomé ahora entrando al colegio, porque lo había dejado. Es algo fino, estar en la orquesta, aunque al principio no estaba muy segura”.