“…FELIZ NAVIDAD, PRÓSPERO AÑO Y FELICIDAD…”
”…I Wanna wish you a Merry Chritsmas…”, fue la melodía que su autor, el gran José Feliciano, transformó en la canción símbolo de las fiestas de fin de año, de hace cinco o seis décadas.
Nosotros somos del ´60, nos creemos la “Generación de oro”; la última que escuchó a sus padres y a sus profesores, según se dice. Fuimos testigos de grandes sucesos que conmovieron al mundo, a Chile y a nuestra Patagonia. Con el “slambook” nos transformamos en pioneros en el uso de las redes sociales (ese cuaderno que circulaba de mano en mano con un cuestionario estructurado). Nosotros viajamos en la Barcaza “Melinka” a Porvenir, anduvimos en “liebre” cuando todavía no había micros y vimos correr a Esteban “Cara Sucia” Capković y “Tuly” Solo de Zaldívar, en la recién inaugurada pista de Cabo Negro.
Somos la última generación que “todavía cree en el Viejito Pascuero” (Papá Noel, San Nicolás o Santa Claus) que llega del Polo Norte con sus regalos de navidad y cuyos antecedentes los encontramos en Nicolás de Bari, un Obispo cristiano del siglo IV proveniente de la actual Turquía, protector y benefactor de los niños.
Un Viejo Pascuero que “compite” -según las tradiciones que se sigan- con los Tres Reyes Magos que aparecen con sus obsequios cada 6 de enero, como lo hacen en nuestra vecina y hermana República Argentina y tal como lo hicieron cuando visitaron a Jesús. En Chile se le conoce como “Viejo o Viejito Pascuero”, concepto criollo surgido a partir de una publicidad de 1905 de la juguetería de los hermanos Krauss. La denominación de “Viejito” se debe a que siempre se pensó en el personaje como un hombre de edad y “Pascuero”, pues en Chile se alude más a la “Pascua” que a la “Navidad”. En esto último, valga señalar que la Navidad está indisolublemente asociada al nacimiento de Jesús, en tanto Pascua es una acepción hebrea que significa “danzar, saltar” y que la religión cristiana rescata desde la tradición judía. Su asociación con el nacimiento de Jesús, reside en que con este acontecimiento “se da una especie de “salto”, propio del origen de la palabra Pascua, y que sería el paso del ser (que es el mismo Dios) al existir” (https://www.ucsc.cl/blogs-academicos/25-de-diciembre-pascua-o-navidad/)
Como quiera que sea, Navidad o Pascua, a los magallánicos de antaño nos enseñaron a celebrarla a nuestra manera. Todo se preparaba en casa y en esto baste sólo el ejemplo del “Cola de Mono” con aguardiente “Doñihue”, café de la Tostaduría Laurido y leche fresca de las Lecherías de los Ranielle o los Silva. Aprovechemos de acotar -según nos señala el investigador Oreste Plath, en una de las muchas interpretaciones al respecto- que el nombre de este brebaje está asociado a la pistola Colt 7 que siempre portaba el Presidente Pedro Montt (que gobernó Chile entre 1906 y 1910) y que sus acompañantes de juerga nocturna en una casona de la Plaza San Isidro, le escondieron para que no se retirara. Una vez que se acabaron los vinos y los licores, a alguien se le ocurrió mezclar leche con aguardiente y el preparado que tuvo gran éxito se asoció a “La Colt de Montt”, que luego derivaría en “Cola de Mono”.
Por otra parte, para nosotros “la pinta no era lo de menos”: desde niños nos compraban la tenida navideña en “La Florida”, “Surco” o “Ambos Mundos” y con ella “en remojo” salíamos a recorrer el barrio para saludar al vecindario, luego de recibir nuestros regalos. Entonces sentíamos el aroma de los “arbolitos naturales” con los cuales se hacía el árbol de Pascua, y que traíamos del Parque María Behety y al cual se le colgaban los respectivos adornos y se le ponía motas de algodón simulando nieve. Eso era generalmente en nochebuena y el día de navidad partíamos al parque ya mencionado o al Parque Chabunco, tradiciones que aún se mantienen y ahí llegábamos con cordero, papas, lechuga, café y la garrafa de bebida gaseosa “La Pradera” o “Tehuelche”. Estos eran buenos sitios para estrenar regalos, tales como pelotas de fútbol, muñecas o bicicletas.
Estas son algunas de nuestras evocaciones de Navidades pasadas, una fecha para la reflexión y la ilusión, como la que nos embarga a algunos de la legión de los (as) Veteranos del ’60, que aún soñamos volver a ser niños aunque sea por un momento: ” Feliz Navidad, próspero año y felicidad/ I wanna wish you a merry chritsmas…”.
NOTA: En estos días siempre recordamos a quienes ya no están con nosotros y lo escrito va a la memoria de mi madre Eulalia Agüero Pletikosić, para quien la navidad tenía un gran significado espiritual y práctico. Entonces la escucho hablándome de la profunda trascendencia de la fecha y también la veo -como si fuera hoy- haciendo asado de cordero al palo un 25 de diciembre en el Parque María Behety, tarea en la cual era toda una experta y donde sacaba a relucir su alma de digna representante de esta tierra (su tierra) magallánica que tanto amó.