Régulo Adolfo Díaz Barría
El fin del año 2021 en la madrugada del día 30 inició su camino hacia lugares desconocidos para nosotros el padre, abuelo y compañero socialista Regulo Díaz, dejando en esta tierra, consecuencia de su matrimonio y unión con doña Alicia Velasco Gallardo, a dos hijos, cuatro nietos y dos bisnietos.
Hombre de esfuerzo y sacrificio inició tempranamente su vida laboral en la Compañía Nacional de Fuerza Eléctrica (Conafe) mientras era estudiante y una vez egresado trabajó a tiempo completo en dicha compañía como empleado administrativo. Continuó su vida laboral en el Banco de Punta Arenas y Banco Estado para, luego, iniciar una nueva aventura laboral como sobrecargo, luego despachador comercial en la Línea Aérea Nacional, Lan Chile, llegando a asumir como agente zonal de Puerto Montt y nombrado, por el Presidente Salvador Allende, en el cargo de agente de Lan Chile en Panamá, lugar donde lo sorprende el golpe de Estado y siendo formalmente exiliado hasta el año 1983, regresando a su patria el año 1990 luego de vivir muchos años en Río Gallegos, Argentina.
Tempranamente, también, asumió la militancia en el Partido Socialista de Chile donde forjó su temple social, de entrega y dedicación a la justicia social. Más de alguna vez tuve que responder a sus cuestionamientos a las diferencias que el partido de sus amores presentaba en la actualidad, en relación a su tiempo de mayor militancia activa, y también recibí sus críticas, suavizadas por cierto grado de sarcasmo, cuando renuncié a la militancia el año 2011. Dos o tres conversaciones profundas acerca de la contingencia me permitieron constatar la profunda convicción del maestro Régulo y su particular fraternidad y tolerancia que a veces, parecía, sólo parecía, desaparecer en el ejercicio de sus convicciones.
No obstante lo señalado, y la dura vida que le tocó, nunca percibí odio en su corazón, ni sentimiento de revancha, sólo la necesidad de dejar atrás el sufrimiento de muchos y generar mejores condiciones de vida para todos. No había sentido de la venganza en él, sólo percepción de futuro.
Hombre agudo e inquieto buscó su perfeccionamiento en otras instituciones e instancias sociales y personales sin renunciar nunca al reconocimiento de su origen obrero y de esforzado trabajo, ejerciendo de manera permanente la caridad más pura en la búsqueda de la justicia social.
Tuve el privilegio de su confianza, que era patrimonio de muchos hombres cercanos a él, y también la posibilidad de compartir muchas jornadas en los últimos años, razón por la cual he adquirido la convicción que don Régulo se ha quedado con nosotros, con su familia y con quienes lo conocimos y esta especial presencia nos conmina a emular, en alguna medida su ejemplo de consecuencia y trabajo.
La vida avanza, la sociedad y los procesos políticos adquieren y requieren nuevas formas de funcionamiento y desarrollo, pero no importan cuanto se avance, el trabajo duro, la modestia, la caridad y el carácter deben formar parte siempre de los elementos imprescindibles para buscar una sociedad mejor, y en ello don Régulo nos entregó una vida de ejemplo y testimonio que, de una u otra forma, debemos honrar con la acción.