Hijos de Putin

Emilio Boccazzi Campos
Arquitecto
Consejero Regional de
Magallanes y Antártica Chilena

Cada vez creo más, que Enrique Santos Discépolo, fue el verdadero Nostradamus del siglo 20, cuando escribió el notable tango Cambalache.

“Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé/en el 510 y en el 2000 también/Que siempre ha habido chorros, Maquiavelos y estafa´os”.

“Pero que el siglo 20 (y 21) es un despliegue/de maldad insolente, ya no hay quien lo niegue”.

“Hoy resulta que es lo mismo, ser derecho que traidor/ignorante, sabio o chorro, pretencioso estafador/todo es igual, nada es mejor/lo mismo un burro que un gran profesor”.

La verdad es que este tratado sociológico y psicológico que tuvo como contexto a la Argentina de 1934 cuando se escribe por parte de Discépolo y que luego lo hace popular, Julio Sosa en la interpretación más notable, es una clara descripción de la moral y la forma en que el ser humano se ha movido y se mueve en su inconmensurable ambición e in-humanidad.

Estos días las crueles imágenes, de la invasión y bombardeo de ciudades con civiles en Ucrania por parte de Putin y sus “hijos”, con un asimétrico poderío, hace recordar al dictador Hitler y su mesiánico pensamiento.

Pero lo que ocurre tristemente en Ucrania, con gran cobertura televisiva y los medios de comunicación de masas, no es muy distinto a lo que ocurrió en Irak, en Afganistán o Palestina. El poder de Occidente mostrando también lo que le conviene y lo que no, no existe o se morigera.

Las motivaciones y justificaciones de las potencias para hacer lo que quieren con las naciones más débiles, tampoco es muy distinta con los abusos descarnados que el ser humano hace del ser humano, en innúmeros rincones del mundo en las distintas áreas económicas y productivas.

El mundo como nunca tiene la tecnología y el conocimiento (y el capital), para poder resolver los temas más acuciantes, como son la carencia de los elementos más básicos. Alimentación, salud y viviendas adecuadas. El problema del ser humano es, el mismo ser humano o in-humano. La ambición, la locura desatada de quienes tienen poder momentáneo es el problema. Cuidado con darle poder a cualquiera, después es sin quejarse. O la queja servirá de poco.

Cuando veo estas imágenes de megalómanos que ponen en riesgo y en sufrimiento al mundo y a millones de personas, pienso en la bendición momentánea que vivimos en esta alejada parte del planeta.

Pienso también, que en algún momento tarde o temprano, estas zonas donde aún hay grandes reservas de agua dulce y de otras inmensas riquezas, serán el lugar donde los hijos de Putin, Trump, Hitler, Ben Gurion, Hussein o Kim Jong-Un por nombrar sólo a algunos, se harán presentes con su infinita bondad y deseo de un mejor futuro (para ellos).

El mundo en un eterno vaivén, que viene tratando de salir de una pandemia global, y con estos letales golpes puntuales, sobre un país de la Europa del Este, golpean o golpearán a los países como el nuestro, muy dependiente en muchas materias fundamentales y de suministros del resto del mundo.

Soberanía alimentaria, independencia energética y educación global son parte de las materias que tuviéramos que pensar, trabajar y establecer como áreas estratégicas en un mundo convulsionado, a cada momento explotando y con infinitas conexiones que en momentos álgidos pone a prueba la independencia y la previsión de los distintos países.

Magallanes por lo alejado, de los centros más álgidos del mundo, en muchos aspectos tiene una paz relativa, (por cuánto tiempo, no se sabe) por lo que su independencia y su autonomía deben ser estudiadas, planificadas y trabajadas para que además, no sólo por los vaivenes que producen las guerras y locuras del ser humano, sino porque también es lo más sensato y humano en un mundo que se debate con la otra guerra que nos afecta a
TODOS , como es el cambio climático y la necesidad de tener la menor huella de carbono, para surtir nuestras necesidades más básicas.