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La experiencia del Eleam

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 23 de Marzo del 2022

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El haber dirigido la administración del primer Eleam público del país, así como también la atención clínica de los residentes, me permiten opinar sobre situaciones que se han hecho públicas en el último tiempo, en medios informativos.

El haber disminuido la mortalidad esperada para centros de larga estadía se debió a un trabajo clínico y asistencial profundo e importante con los mayores. Y aunque sea un trabajo intenso con todos los profesionales que el programa provee, este trabajo no tuvo un mayor costo que el asignado. Hacer más con los mismos recursos es posible.

Lo que allí aprendimos es la ratificación de lo que se ha publicado latamente como evidencia: la importancia del trabajo preventivo, buscar evidencias precoces de deterioros o cambios en las condiciones de salud. Pero lo central fue privilegiar el trabajo con los mayores en la residencia. No moverlos de allí. Tal como dice el mismo programa: el Eleam es la casa del adulto mayor. No es sólo su residencia, sino su lugar de relación con los otros, su espacio propio y común. Es su hábitat. Y al igual que los que residen con sus familias: todo lo que el sistema de salud hace en los domicilios de ellos, los residentes Eleam lo reciben en este, su hogar.

Si bien es un dispositivo de centro social en su origen y financiamiento; no menos cierto es en los mayores el trabajo conjunto y simultáneo que debe realizarse con lo sanitario o asistencial. Hemos insistido que el proveer ambos requerimientos simultáneamente tiene un efecto potenciador en ambos sentidos. Eso lo vivimos y obviamente favorecimos. De allí los resultados que pudimos exhibir por más de 8 años. Hicimos y creamos un espacio que iba más allá de lo que el mismo programa financiaba. Eso es lo que se debe potenciar en el trabajo con los mayores. Aunar esfuerzos e intervenciones multidisciplinares. Pero por sobre todo responder a las necesidades de salud, lo más precozmente y lo más cercano a su residencia. Esto marca la diferencia, ya que los mayores no están en condiciones de salir a buscar atenciones y prestaciones en salud.

En nuestra sociedad la prevalencia de patologías crónicas, no siempre atendidas o controladas oportunamente va dejando secuelas y daños que se evidencian en un grupo importante de mayores.

Aquellos que son frágiles o dependientes son más requirentes de estas prestaciones en salud. Para peor, los deterioros afectan la auto valencia o funcionalidad de ellos, generando además problemas sociales si no son resueltos oportunamente. Las problemáticas en salud generan o empeoran las condiciones sociales de los mayores, aumentando los requerimientos a sus sistemas familiares de cuidados. De allí la importancia de resolver ambas condicionantes en situaciones más apremiantes. Y lo urgente es proveer más de lo que han recibido durante su vida en sociedad, ya que la población de adultos mayores residentes en los Eleam son justamente los más requirentes de atenciones sociales o de salud. Por ello la urgencia de proveerlo una vez ingresado, para cambiar el pronóstico vital de ellos.

El Eleam tiene que ser más que el hogar o residencia. Debe proveerse más y mejor resolución de las problemáticas sociales y de salud. Conjuntamente. Se trata de cubrir la brecha existente en sus vidas. De allí la urgencia de abordar en simultáneo ambas necesidades.

Es un gran programa financiado por el Estado. Es por ello que no solamente debe acoger y recibir a quienes tienen problemáticas sociales, todos en general la tienen. Lo que sí es, que aquellos mayores con más requerimientos en salud también son más demandantes en el área social. No existen los casos puramente sociales. Pretender esa sola mirada es no entender la problemática de los mayores. Por eso cuando hay problemáticas sociales y/o judiciales los Eleam siguen siendo la mejor respuesta ante la carencia de más dispositivos sociales. La otra alternativa son los hospitales, pero están reservados para problemáticas exclusivas de salud. No es una respuesta en casos judiciales o sociales. Los hospitales en esos mayores terminan desacondicionándolos más que beneficiándolos.

Por eso para una correcta atención deben existir otros dispositivos sociales y de salud. La oferta en Magallanes es más escasa que en el resto del país. Por eso se deben fortalecer los dispositivos existentes y permitir que puedan cuidar o atender a otras situaciones sociales. Porque finalmente son requerimientos del mismo Estado que financia esos dispositivos y que requiere respuestas variables a las necesidades locales, más que modelos rígidos en que los Mayores deben adaptarse a un perfil predefinido.

Hay mucho por hacer. Lo primero responder a las necesidades locales. Con las pocas o escasas ofertas disponibles en un área. Buscar otros financiamientos o ayudas que permitan absorber los requerimientos locales.

Nada más cierto que permitir que el Estado funcione, con el aporte de todas las instituciones que tienen competencia para con los mayores. Esa conjunción de aportes y trabajos siempre es más virtuosa y efectiva que cumplir una única misión y tarea.

Con recursos de distintos servicios es posible trabajar en respuestas locales. Es el centro de la descentralización. Es factible y necesario.

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