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Nuestro idioma

Por Jorge Abasolo Lunes 28 de Marzo del 2022
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Por Jorge Abasolo

Cada cierto tiempo la Real Academia Española de la Lengua nos sorprende con novedades no del todo felices. Desde que aceptaron escribir guaso (con g) estos ilustres veteranos comenzaron a degradarse entre ellos mismos.

Ahora han vuelto a hacer noticia al lanzar un libro que le da un portazo al todes. En eso puedo concordar, aunque en lo que viene…¡para nada!

El caso es que “se trata de la primera vez que la Rae hace un libro de estilo”, según explicó a la prensa Ana Rosa Semprún, una veterana con más años que la injusticia y directora de la Editorial Espasa. Lo dijo al presentar el nuevo texto de la Real Academia de la Lengua, que le da un portazo al llamado lenguaje inclusivo.

En el primer capítulo de la publicación, la Rae mantiene su postura de rechazar el tipo de expresiones como “todxs, “todes” o “tod@s”, por considerarlas innecesarias.

Tampoco admite los duplicados, como “chilenas y chilenos”. “No hace falta forzar para duplicar, pues no hablamos así”, dijo el director honorario de la Rae, Víctor García de la Concha, mientras se tomaba un fármaco para el reumatismo y se sacaba la plancha de dientes. Aclaro esto porque el más joven de sus integrantes ha visto como tres veces el cometa Halley y conoció al mar Muerto cuando éste estaba enfermo.

El libro incorpora abreviaturas como “tqm” (te quiero mucho) y además sugiere escribir “yutubero” en vez de youtuber, y plantea que es mejor guasap que whatsap, tuit que twitt y jáquer que hacker.

Los británicos están más enojados que mapuche sin bencina, y les encuentro razón. Mal que mal hay que respetar el origen de las palabras anglosajonas.

En lo personal encuentro que el inglés es mucho más incompleto que el idioma castellano, pero no podemos desconocer el origen de esas palabras, que los habitantes de nuestro país hemos chilenizado hasta el hartazgo. Así, el men of water (hombre de agua) para nosotros ya quedó como “managuá”, por dar un ejemplo.

En subsidio, seguimos colmando nuestro idioma de conceptos anglosajones que nos dejan descolocados y con la obligación de recurrir al diccionario de inglés.

Ponga atención a la siguiente noticia extraída de un diario capitalino:

– “Varias incubadoras y aceleradoras universitarias están nerviosas. Existe la posibilidad de que Corfo deje de entregarles el fondo SSAF-Innovación para dárselos a startups. Entonces, ¿cómo reinventarse?

Una vía podría ser subirse al carro del corporate venturing…”

¿Entendió la noticia?

Yo tampoco, pero intentaré traducirla.

Una Startup es una organización humana con gran capacidad de cambio, que desarrolla productos o servicios, de gran innovación, altamente deseados o requeridos por el mercado, donde su diseño y comercialización están orientados completamente al cliente.

A su vez, corporate venturing es un concepto que involucra las distintas formas de vinculación entre grandes empresas y startups, donde uno de los mecanismos clave es el corporate venture capital, que corresponde a la creación de un fondo de capital de riesgo corporativo enfocado en la inversión en emprendimientos.

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