“Ojalá pueda encender mi calentador con gas antes de que me pongan en un cajón”
– Más de medio siglo llevan viviendo en la curva “Las Brujas” camino al Andino y hoy
visualizan un futuro cercano conectados a la red de gas, luego de la aprobación de
un proyecto de $2.300 millones por parte del Consejo Regional.El fallecido padre de Bernardita le contó que la curva “Las Brujas” lleva ese nombre porque, cuando descargaban el carbón de las minas ubicadas en el cerro, aparecía una misteriosa y desconocida mujer con vestido que pedía auxilio para que la defendieran. “Tuvieron que haber matado a alguien ahí”, aseguraba su progenitor.
En 1965, Bernardita Mayorga junto a su marido José García decidieron emigrar desde su Chiloé natal, específicamente desde Chulín, en busca de nuevos horizontes junto a sus 6 hijos. Ello, tras el llamado de su padre que vivía en Punta Arenas, quien la instó a venir junto a su familia directamente hacia la capital magallánica.
Luego de tres años, consiguieron un terreno en lo que hoy llaman curva “Las Brujas”, frente al sector de Monteverde camino al cerro Andino. En ese momento -aseguran-, predominaba un pastizal que los cubría completamente y vivía sólo el dueño de las cerca de 14 hectáreas del sector. La familia proveniente de Chiloé logró comprarle dos hectáreas, a pulso construyeron su casa, plantaron árboles y comenzaron a trabajar la tierra.
Ya son más de 50 años que viven administrando la calefacción de su hogar, a través de la quema de leña en su calentador y su estufa y cuentan que los inviernos de esa época eran bastante más “crudos” que lo que ahora sienten. Sin embargo, no niegan que la época invernal sigue siendo compleja y, por ello, la noticia de que se encuentren aprobados los fondos para la construcción de una red de gas los pone bastante contentos.
El pasado lunes 11 de abril, el Consejo Regional dio visto bueno al proyecto de $2.300 millones para la construcción de una red de gas para el sector Andno, el cual beneficiaría a cerca de 340 familias de distintos lugares. El gobernador Jorge Flies aseguró que sería el último año calefaccionado a leña para los vecinos.
“No vamos a cantar victoria hasta que abra el paso del gas, ponga el fósforo y encienda mi calentador”, enfatizó Bernardita. “Cuando llegamos acá, durante los inviernos la nieve tapaba todo el camino y sobrepasaban los alambres. El frío era espantoso, pasamos años bien complejos porque siempre hemos tenido que calefaccionar a leña, hasta los días de hoy”, agregó.
Un cambio rotundo
Esta pareja necesita ocho “camionadas” de leña para calefaccionar su hogar durante este invierno y cada uno de éstos cuesta $65.000. Las fieles matemáticas nos aseguran que, para pasar sortear estos meses, son $520.000 los que tuvieron que desembolsar desde su Pensión Básica Solidaria y los pequeños ingresos que obtienen de
sus siembras.
“Ya no estamos para andar picando la leña”, aseguró don José, quien tiene problemas a la vista y en sus rodillas. “Todos los días del año tenemos que encender nuestros dos calentadores. Mi hijo se levanta a las 5 de la mañana y enciende el calentador, y yo enciendo la estufa una vez que me levanto”, agregó
Bernardita Mayorga.
Si bien están contentos con la idea de la construcción de una red de gas, mantienen esa incertidumbre porque aseguran que nunca han sido tomados en cuenta para nada, y, además, sigue viva la desilusión sobre la promesa de instalación de una red de agua. Les hicieron hoyos, dejaron registrados algunos números y hasta ahí llegó el proyecto. Hasta el día de hoy se abastecen con agua de lluvia y, al menos, cuentan con luz hace ya varios años.
“Vivir toda una vida aquí ha sido muy sacrificado y hemos tenido que trabajar duro para tener lo que tenemos hoy en día. Sin dudas que nos pone muy felices saber que vamos a tener gas, ya que nos va a facilitar mucho las cosas. Ojalá llegue el día en que encienda mi calentador con gas antes de que me pongan en un cajón. Por último, para que quede para el resto de los que están y los que vendrán”, concluyó
Bernardita Mayorga.