Recuerdo necesario
La Onu ha establecido 165 días conmemorativos a lo largo del año, empezando por su propio día, el 24 de octubre. Son muchas las causas: los derechos humanos, los niños con síndrome de Down, las mujeres agredidas, el peligro de los tsunamis y más. Esta abundancia explica por qué casi siempre pasa sin pena ni gloria el 3 de mayo Día de la Libertad de Prensa,.
La defensa de la libertad de expresión se remonta a los intentos por terminar con el poder absoluto de los gobernantes. Se hizo más intensa tras la creación de la imprenta y de los periódicos.
En 1789 los convencionales franceses en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano sostuvieron que: “La libre comunicación de pensamientos y opiniones es uno de los derechos más valiosos del Hombre; por consiguiente, cualquier Ciudadano puede hablar, escribir e imprimir libremente, siempre y cuando responda del abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley”.
Casi dos siglos después, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas estableció que: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
El principio es categórico, pero, según Reporteros Sin Fronteras, actualmente “más de un tercio de la población del mundo vive en países en los que no hay libertad de prensa. En esos países es común la intimidación de periodistas, desde simples amenazas a sus carreras profesionales a amenazas de muerte, secuestros, tortura y asesinato”.
Ante esta realidad, este año la directora de la Unesco, Audrey Azoulay subrayó que: “La información fiable es más que necesaria: es vital. Los periodistas desempeñan una función esencial al facilitar esa información, ya que analizan, investigan y difunden datos, de modo que la gente pueda tomar decisiones fundamentadas. El periodismo es un bien público que debemos defender y apoyar como tal. Sin embargo… más de cinco de cada seis personas en el mundo viven en un país donde la libertad de prensa ha disminuido en los últimos cinco años. Unos 400 periodistas fueron asesinados durante el mismo periodo sólo por hacer su trabajo”.
En la misma declaración, la directora precisó que “(gracias a las tecnologías digitales) ahora podemos ver lo que ocurre en cualquier lugar del mundo en cualquier momento. Pero estas oportunidades también llevan aparejados nuevos desafíos. La aparición de las plataformas en línea ha puesto en entredicho la viabilidad económica de los medios de comunicación independientes y pluralistas… Además, la era digital aumenta el riesgo de que los profesionales de los medios de comunicación y sus fuentes se conviertan en blanco y sean objeto de acoso y ataques… Las expresiones de odio contra los periodistas se han disparado y han afectado especialmente a las mujeres periodistas… Los avances tecnológicos deben basarse en el respeto de la libertad, la privacidad y la seguridad de los periodistas. Las redes sociales deben esforzarse por combatir la desinformación y el discurso de odio generalizados, protegiendo al mismo tiempo la libertad de expresión”.
Son palabras oportunas.
Lamentablemente, también se pueden aplicar a nuestra realidad.