El lenguaje de las nubes
Mg. Katherine Gaete Beltrán
Investigadora CEQUA
Deslumbrantes y diversas formas caracterizan el paso de las nubes en la región de Magallanes, donde sus colores y diversas figuras llaman la atención de grandes y chicos. ¿Quieres conocer más acerca de este atractivo fenómeno meteorológico?.
La condensación es la transformación del vapor de agua a agua líquida y para que se produzca, el aire debe estar saturado de humedad. El aire que se desplaza de las zonas de alta presión lleva consigo humedad, y cuando ese aire se eleva y se enfría, la humedad forma las nubes. Esto sucede porque al enfriarse el aire aumenta la densidad y las gotas de agua van uniéndose a partículas microscópicas en suspensión (aerosoles) que se encuentran en la atmósfera, las que se conocen como núcleos de condensación.
Así, sucesivamente van uniéndose billones de pequeñas gotitas de agua que dan como resultado una nube. Cuando las gotitas son muy pequeñas permanecen en suspensión en el aire. Sin embargo, a medida que las gotas se van uniendo y se hacen más grandes alcanzarán un mayor volumen y peso, lo que hará que las gotas caigan en forma de lluvia.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) clasifica las nubes por género, especies, variedad y rasgos. Existen 10 géneros principales que se diferencian entre ellos por su altura y su forma. Según la forma de las nubes se reconocen tres clases básicas: cirrus que son nubes altas y delgadas, cumulus que tienen forma de algodón con bordes definidos, y los stratus que son nubes que aparecen en forma de capas o estratos cubriendo el cielo. Para clasificarlas según la altura se distinguen tres niveles: nubes altas (sobre los 6 km de altura), nubes medias (entre 2 y 6 km) y nubes bajas (hasta los 2 km). Al combinar las definiciones anteriores es posible definir los 10 géneros principales, entre las nubes altas se encuentran: cirrus, cirrocumulus y cirrostratus; entre las nubes medias encontramos: altostratus y altocumulus y finalmente entre las nubes bajas los cumulus, stratus, stratocumulus, cumulonimbus y nimbostratus.
Dentro de los géneros también se admiten subdivisiones en especies y variedades de nubes. Por ejemplo, es frecuente observar en los géneros cirrocumulus, altocumulus y stratocumulus, nubes cuyo perfil se asemeja a la forma de una lenteja, la que recibe el nombre de nube lenticular. En nuestro país es común observar nubes lenticulares en los sectores trasandinos de la región de Aysén y de Magallanes, estas son las nubes que parecen lentes convergentes o platillo volador. Esta forma es tan característica que siempre llama mucho la atención, ¡de seguro han visto estas nubes en los cielos de nuestra región!.
No todas las nubes producen precipitaciones, esto dependerá de la cantidad de gotas de agua que se concentren en la atmósfera. Cuando las nubes producen lluvias al nombre de la nube se le agrega el sufijo nimbus, por ejemplo una nube cumulus con suficiente energía puede crecer hasta convertirse en una cumulonimbus.
Las nubes, junto a los gases de efecto invernadero de la atmósfera, son importantes en el balance energético global. Las nubes son capaces de reflejar un porcentaje de la radiación solar, y también absorben y emiten la radiación proveniente del suelo y la atmósfera, por lo que contribuyen directamente en la regulación de la temperatura del planeta.
Las nubes también son fundamentales en el ciclo del agua, porque contienen gran cantidad de agua que eventualmente precipitará. Además frente el escenario de cambio climático actual es importante conocer el rol que cumplen las nubes en nuestro día a día, y tomar conciencia de cómo nuestras actividades podrían afectar en su formación, lo que incidiría directamente en el balance energético y en el ciclo del agua de nuestro planeta.