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Generación´86: la historia de la brigada solidaria de médicos que viaja por Chile operando gratis

Lunes 9 de Mayo del 2022

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  • Son héroes sin capa, pero sí con delantal blanco. De eso se trata el grupo de profesionales de la medicina, quienes recorren todas las comunas de Chile para operar sin fines de lucro. Todos los tratamientos que realizan son gratuitos y ya tienen algunos años en esa loable labor.

En un mundo donde el costo de vida aumenta día a día y donde vemos que los profesionales están más preocupados por ver cuánto tienen en su cuenta corriente o simplemente fortalecer las empresas médicas para recibir altos dividendos, existen algunos que están listos para entregar su conocimiento sin cobrar un solo peso a los chilenos que tanto lo necesitan.

Ejemplo de ello es el grupo de médicos egresados en 1986 de la Universidad de Concepción decidieron dar un giro y crear la “Brigada Médica Solidaria generación 86”. Viajar a zonas alejadas, con largas listas de espera y así “devolver lo que la medicina les ha entregado”.

Basados en su lema, “amor y entrega”, viajan dos veces al año desde 2017, se costean todos los gastos y trabajan por alrededor de 12 horas totalmente gratis.

Fue el 2016 en las Termas de Chillán en un encuentro por los 30 años de egreso de la universidad que el oftalmólogo José Chávez alzó la voz y propuso a sus compañeros viajar por Chile para ayudar en los lugares más necesitados en dónde hay baja presencia de médicos especialistas y año a año aumenta la lista de espera.

La anestesióloga, Antonia Puga, estaba presente ese día y explica que Chavez “planteó la idea de proyectarnos a la comunidad como médicos y de entregar una labor en retribución a todo lo que nos ha entregado la medicina durante todos estos años. Nos preguntó si estábamos de acuerdo y si nos parecía. Yo hace mucho tiempo que andaba buscando algo así. Esa fue mi oportunidad y dije: Cuenta conmigo”.

A partir de esta conversación, a través del chat de WhatsApp en el que participa gran parte de la generación, se inició la organización del primer viaje: el destino sería Taltal.

Viaje que se realizó en agosto de 2017. En él participaron nueve médicos de distintas especialidades y durante dos días trabajaron “a toda marcha”, resolvieron más de 80 consultas oftalmológicas, operaron a ancianos, niños, hombres y mujeres.

“En Taltal hay un señor al que operamos de una hernia que estaba esperando desde hace 5 años, y esto es lo que está pasando en Chile. Pero feliz, con este paciente, no necesitaba más”, dice el cirujano coloproctólogo, Nelson Cánovas.

Paréntesis obligado

Debido a los efectos de la pandemia, tuvieron que dejar de viajar y enfocarse en enfrentar la crisis provocada por el Covid-19. Pero a fines del mes pasado, el 29 y el 30, se fueron a Puerto Aysén. Viaje inicialmente organizado para abril de 2020 “habíamos comprado los billetes, reservado los camarotes y preparado las mesas de operaciones”, explica Puga.

A pesar de llevar dos años sin poder ayudar en las listas de espera, la brigada hizo siete viajes : uno en Taltal, tres en Cañete, dos en Puerto Aysén y uno en Puerto Natales.

Al terminar el trabajo en Taltal empezaron a pensar cuál sería el próximo destino y al final dijeron “la caridad empieza en casa” y decidieron que el próximo lugar sería Cañete. “Tiene los índices de pobreza más altos. Y se patrocinó a Cañete”, añade Puga.

Y ese mismo año, el segundo semestre, fueron a Cañete. Con alegría, se da cuenta de que “salimos del hospital sin lista de espera para ecografías ginecológico. Operamos hernias, colecistectomías, videolaparoscopias, histerectomías, esterilizaciones. Numerosas consultas de geriatría, nutrición, dermatología y cardiología”.

Durante tres años viajaron a la región, y una vez participaron 20 médicos de la generación. El doctor Puga señaló que durante la primera operación, fue un cardiólogo “quien sacó toda la lista de espera para el ecocardiograma”.

Pero lamentablemente es un viaje que no repetirán. La zona de la Región del Biobío es escenario de varios focos de conflicto. “En otros lugares nos recibieron con mucho más cariño y eso demuestra que lo necesitan más. Tienen hospitales cerca con cirujanos. Ahí pensábamos que no podíamos hacer mucho”, dice Cánovas y señala que la actual situación en la región también les dificulta ir a ayudar: “Ahora, claro, tenemos miedo, eso nos asusta mucho”.

En abril 2018 fueron a Puerto Aysén. Esta visita conmovió especialmente a los brigadistas, dice el médico Puga: “Nos recibieron con los brazos abiertos y dimos todo por estos dos días” y regresaron con “el doctor Sanhueza, que es diabetólogo, aquejado de una neumonía”.

Para Cánovas lo importante es centrarse en especialistas que no están en los distintos hospitales. “Cuando fuimos a Aysén hace cuatro años no tenían cirujano y tuve que operar a muchos pacientes”, pero “ahora ha llegado un cirujano, incluso se formó aquí en la Universidad de Concepción, entonces la parte de cirugía está un poco mejor, pero le faltaba ginecólogo. Entonces eso es lo que nosotros pretendemos hacer, ir focalizando”.

Y sobre todo “Aysén es un lugar que nos llama la atención, (…) está claro que nos necesitan”.

Destino Puerto Natales

Puerto Natales fue el destino de abril de 2019, el viaje al “fin del mundo”. “Recuerdo que en Puerto Natales operé a una persona que era de Porvenir, tenía que cruzar el estrecho de Magallanes desde la isla Tierra del Fuego, llegar a Punta Arenas en una barcaza, de esa ciudad aún tenía que ir a Puerto Natales. En Natales la operé y al día siguiente se fue a su casa, volvió y tuvo que irse al día siguiente”, menciona Cánovas y agrega: “¡Tan asustado estaba, que hasta tengo el Whatsapp de ella para que me avisara cuando llegara!”.

Finalmente, último operativo fue en Aysén. Allí sólo participaron 5 médicos: José Chávez, Antonia Puga, Nelson Cánovas, Miro Vulinovich y Ricardo Shade. Aunque fueron pocos y para Cánovas fue un error porque “era un viaje que teníamos suspendido por la pandemia. Habíamos comprado boletos para abril de 2020, así que comenzamos a reactivar eso. Finalmente contactamos a Aysén y nos dijeron que tenían necesidades urgentes. Así que armamos el viaje en un mes y medio. Fueron dos jornadas completas de trabajo, y dan cuenta de que “nos vamos con el corazón lleno, además del cordero que comimos por la noche”.

Organización

Los destinos tienen una cosa en común: están muy rezagados en las listas de espera y además están en lugares remotos. Pero, ¿por qué se deciden por uno u otro? “Se van dando según cómo nos reciben en los hospitales”, dice Antonia Puga.

Taltal fue el primer destino ya que el oftalmólogo Chávez tenía contactos en el hospital. Y lo que suele pasar es que el último día del viaje empiezan a hablar de cuál será el próximo destino.

Con meses de anticipación se coordina con el hospital local para entregar las listas, las necesidades más urgentes, y se escribe en el chat de generación para ver quién estaría dispuesto a viajar y ayudar. Luego se revisan los pasajes, cada uno las paga individualmente y se reserva el alojamiento para las 3 noches que generalmente se suele quedar en cada localidad.

El cirujano Cánovas agrega que “todo lo hacemos nosotros, compramos los pasajes, arrendamos los hoteles, pero es una cuestión fácil. Son dos días, trabajamos viernes y sábado, los hospitales siempre nos apoyan con lo que necesitamos para trabajar”.

Comenta que otros de los viajes que han realizado fue a Puerto Natales y lo eligieron porque “una compañera trabaja en el hospital de la capital regional Punta Arenas, entonces ella nos coordinaba los pacientes, nosotros los revisamos, vemos las patologías. Hacemos cosas simples que sabemos que no son complicadas”.

Otras generaciones

La brigada no nació con un objetivo claro, ni con metas a cumplir, sólo que fuera un grupo fuera de cualquier color político y ayudara a reducir las listas de espera.

Para el doctor Puga sólo “partimos por un sentido de ayuda. Uno se da cuenta que es muy feliz haciéndolo. No sólo por la ayuda que le das a la gente, que es lo primordial, sino también por ayudar con tus compañeros de curso”. Agrega que es “súper lindo ver a tus compañeros que entraron mechones, que no sabían ni siquiera donde estaba el fémur, ahora convertidos en profesionales exitosos. Eso a uno le llena el corazón”.

Y lo verdaderamente importante para el doctor Cánovas es que “espero que surjan otras brigadas. Ya tenemos 36 años de egresados, son 35 generaciones que pueden hacer algo más con su grupo”.

Idea apoyada por Puga: “Quiero que otras generaciones se entusiasmen y la reproduzcan. Que los médicos explotemos Chile y mostremos a la gente lo que verdaderamente somos”.

BiobíoChile

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